Sergio Domínguez, Francisco Palha, Marco Bastida, Miguel Moura, Juan Manuel Munera y Mario Pérez Langa hacían el paseíllo a caballo este domingo en Las Ventas para lidiar un encierro de Campos Peña.
Bastinhas pinchó una faena alegre y centrada al primero
Emocionante resultó para Marcos Bastinhas la ceremonia de confirmación, pues no pudo ocultar las lágrimas tras el brindis, seguramente recordando a su padre, Joaquim. Inmediatamente dejó salir su explosiva personalidad, yéndose como un relampago a la puerta de chiqueros con «Danone» para esperar a un primero que resultó reservón, aunque fijo. Marcos, supo tocar la toro para encelarlo con la voz y con sus monturas, llegando cerca de pitones para tirar de él con poder y alegría. Además, cuarteó bien para clavar, aunque dejó los palos de forma desigual. Lo cierto es que supo llevar una lidia ordenada y, al tiempo, dio espectáculo al tendido por igual. La pena es que pinchó varias veces con el rejón de muerte y tuvo que descabellar.
Sergio Domínguez, madurez y sobriedad sin acero
Dos rejones de castigo, uno contrario y otro caído, dejó Sergio Domínguez al segundo, un toro que acudió con más franqueza a los capotes que a los caballos. Pero, con «Olé» en banderillas, el toro ganó en fijeza y el jinete en expresión, pues batió a pitón contrario para vaciar la embestida del pecho a la grupa con torería en dos palos de gran nivel y otro más al paso. También dejó un un buen galope templado, aunque no consiguió poner la montura de costado para darle mayor emoción al momento. Quizá por eso sacó a «Natural», ese tordo de crines sueltas con el que animó al tendido con sus lanzadas y le dio más espectacularidad a dos nuevas banderillas, con el toro ya más aplomado. Todo bien hasta ahí, pues faltó decisión para hundir el rejón a la primera.
Mucho ruido y pocas nueces de Palha con el tercero
El corpulento tercero tuvo fondo, aunque le pudo faltar recorrido. También por culpa de un primer rejón que Francisco Palha quiso poner al quiebro y lo terminó dejando en el número, pudiendo hacer mucho daño al toro. Por si hiciera falta, lo castigó con otro. Francisco, fiel a su estilo, optó por un rejoneo con más fuegos de artificio que fondo real. Partiendo las banderillas en la tablas para «clavar» medios palos, o mejor, dejarlos donde cayeran, pasar como una centella delante del toro sin fijar su embestida ni llevar una lidia sólida, y exponer su caballos a múltiples golpes una y otra vez además, falló con el rejón de muerte.
Oreja de peso para una faena de sabiduría y poderío de Miguel Moura
Al noble y bondadoso cuarto le faltó más movilidad para llegar a ser completo, pero se encontró con un Miguel Moura sobresaliente que, a pesar de una primera pasada en falso con el rejón de castigo, en todo lo demás sensacional. Sobrio, centrado, espectacular sólo frente al toro, donde vale de verdad. Los quiebros sobre «Vai Vem» fueron ajustados, milimétricos y emocionantes por la forma de ofrecer el pecho. Y los galopes de costado, con un toro un tanto remiso, pero al que supo tocar con «Marengo» tuvieron emoción y mérito. Miguel siempre supo qué hacer para darle al toro lo que necesitaba, jugó con los terrenos, las querencias, las distancias… Y todo lo hizo bien. Además, acertó a la primera con el rejón de muerte y la oreja caería por su propio peso.
Munera asume una lidia sensacional con el peor toro de la tarde
Poca suerte tuvo Juan Manuel Munera con el quinto, pues este fue el de menos prestaciones de todo el envío, reservón, parado y medidor, que no regaló ni media carrera en las salidas y buscó las tablas siemore entre berreo y berreo. El albaceteño porfió en una faena esforzada, buscando sacar al toro de sus querencias con la montura, fijándolo con la voz y los adornos de sus caballos para vestir aquello, y tomando riesgos en su apuesta sincera por sacar agua de un pozo seco. Fue con «Sagitario» con el que consiguió lo mejor y, además, conectó con un público que supo ver el mérito de su faena, sin duda menos vistosa, pero más construida. Lástima que el rejón fue de lento efecto, porque mereció el premio.
Pérez Langa marra con el acero una faena de interés
El sexto no fue el toro más agradecido de toros, pero sirvió mientras tuvo gas suficiente. el mismo que le pudo faltar por un rejón de castigo tan trasero que pudo ser dañino. Sin embargo, se movió con interés en una faena centrada de Mario Pérez Langa, que buscó siempre lo mejor para el toro. Lo pasó on limpieza en banderillas, llegando mucho al toro para poder provocar las arrancadas y tratar de estirar los viajes, que cada vez fueron más cortos. Pero, al final, el toro se agotó y terminó tan parado que tuvo que echar mano de la ayuda de los auxiliadores para poder abrir un hueco para pasar con su caballo. Además, marró con los aceros.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de rejones. Un cuarto de entrada.
Toros de Campos Peña. Reservón aunque fijo y obediente el primero; fijo el colaborador segundo; con fondo, pero lastimado y a menos el tercero; noble y bondadoso, aunque paradito el cuarto; manso y aquerenciado el quinto; potable, pero a menos el sexto
Sergio Domínguez (chaquetilla gris): Ovación
Francisco Palha (casaca verde billar e hilo azabache): Silencio
Marcos Bastinhas (casaca negra y oro): Silencio tras aviso
Miguel Moura (casaca azul marino): Oreja
Juan Manuel Munera (chaquetilla azul marino): Vuelta tras aviso.
Pérez Langa (chaquetilla azul marino): Silencio tras aviso.
INCIDENCIAS: Marcos Bastinhas confirmó con «Alegre», nº 34, negro bragado meano de 550 kg.
FOTOGALERÍA: ÁNGEL HUÉSCAR