El peruano se enteraba por Movistar del estado de su compañero y de las esperanzadoras noticias que llegaban desde la enfermería. «Qué alegría, porque son tardes que se ponen cuesta arriba cuando ves a un hermano herido. A ver qué pasa con la tarde. Espero redondearla bien», sentenciaba visiblemente preocupado por lo que sucediese con su banderillero en manos del doctor Crespo.
Más feliz estaba después de cuajar al tercero, de Garcigrande, y de pasear las dos orejas por el anillo. «Estoy feliz de volver a esta ciudad y de triunfar de nuevo aquí, aunque es la primera vez en Vistalegre: Disfrutar del toreo aquí es muy especial».