El sevillano paseó el premio del sexto tras una faena de gracia y sabor al remiendo de Torrealta, en el contexto de una corrida infumable de Juan Pedro con la que Ortega fue silenciado.
Aguado corta una oreja por naturales al buen sexto de Torrealta
Sin historia los primeros tercios del sexto, de Torrealta, que remendaba el encierro. Fue un toro al que dejó un inicio de faena con sabor Aguado, especialmente en los dos trincherazos, pero por el derecho le dio un derrote a final de muletazo en la primera serie. Pero anduvo firme el sevillano en las dos siguientes series por ese lado y sobre todo en la que fue al natural, por donde rugió Madrid. Y el final de obra, por ese lado, tuvo gracia y rotundidad. Y la espada en todo el hoyo puso en sus manos la oreja.
Ortega brinda a Roberto Domínguez su faena ante la falta de raza del quinto
Salía suelto de la capa de Juan Ortega el tercero, un toro de serias hechuras, de 557 kilos, Adivino de nombre, que empujó sin fe en la primera vara. Sin historia, más que el quite de Juan, el tercio de varas. A Roberto Domínguez fue el brindis, y luego se enfrentó a un toro de poco celo y de viaje muy a menos, sin emoción. No acertó tampoco con la espada. Silencio.
Media estocada empaña una obra pinturera de Aguado a la clase sin fuerza del cuarto
Meció con gusto Aguado la capa a la verónica ante el cuarto, un Samurai de nombre protestado por ser de menor entidad y al que le jugó los brazos con enjundia el torero, perdiendo las manos el animal en la media. Galleó por chicuelinas Aguado ante un toro que no se entregó en el peto, y luego quitó por delantales con eco. Protestó el toro en la segunda vara con la cara arriba. Por chicuelinas también de garboso trazo quitó Juan Ortega. Le dio tiempos a un toro con clase pero justo de poder, y aprovechó su buen tranco por la derecha en dos series de ritmo y estética para iniciar la obra en terrenos del 7. No era el mismo el toro por el izquierdo, más apagado, y se los sacó de uno en uno con gusto y gracia especialmente en el final de esa serie. Muy torero Aguado. Volvió a la derecha y dejó una serie con personalidad, pero ya el toro no era el mismo. Los naturales, de uno en uno en el final de faena, fueron empañados por una media agarrada que requirió de descabello. Ovación.
Nuevo silencio para Ortega ante otro deslucido tercero
De 580 kilos el Oxidado tercero, número 163, segundo del lote de Juan Ortega, al que el sevillano no pudo lucir de salida. Correoso en banderillas, lo más lucido llegó en el inicio de faena, con sabor, en doblones de muy bello trazo. Y luego la obra se diluyó por la condición del toro. Silencio tras estoquearlo.
Aguado, también silenciado con el desclasado segundo
Martilleo se llamaba el segundo, de 530 kilos, un toro protestado por estar más escurrido, e incierto de salida. Daba un feo derrote a mitad de viaje durante el capote lidiador, no entregándose ni en varas ni en la arrancada en banderillas. Poco pudo hacer muleta en mano Aguado ante el desclasado y flojo animal, al que dejó algún muletazo bello por la derecha pero poco más. Y tampoco acertó con el acero. Silencio.
Ortega se estrella ante el flojo primero
Solterón se llamaba el primero de Juan Pedro Domecq, número 141, de 541 kilos, un animal de baja estampa, al que Ortega le meció con mucho gusto el capote a la verónica, dejando dos medias de mucho sabor. Lo cuidó en el jaco, flojeando el funo, que luego se le metió por dentro a Aguado en los delantales del quite. Y luego eficaces anduvieron los hombres de plata, pero no se sostenía en pie el de Juan Pedro, un toro falto de poder al que solo pudo dejarle algunos derechazos aislados Ortega. No acertó con el acero y fue silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Decimocuarta de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. Lleno
Toros de Juan Pedro Domecq y Torrealta (6º), Muy Flojo el primero, De muy floja y desclasada condición también el segundo;También sin clase ni poder el tercero;De clase sin poder el cuarto;Sin raza ni celo el quinto;De alegre y entregado tranco, humillador especialmente por el izquierdo, el buen sexto de Torrealta
Juan Ortega, hueso y oro, silencio, silencio y silencio
Pablo Aguado, rioja y azabache, silencio, ovación y oreja
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO
