Juliana Moreno
El coso de Cuatro Caminos de Santander acogía, este 23 de julio, la segunda de abono de esta miniferia de Santiago en la que Morante de la Puebla, Diego Urdiales y Pablo Aguado trenzaban el paseíllo. Se lidiaba un encierro de Puerto de San Lorenzo.
Morante, faena de sabor y de superposición al tornillazo al final del muletazo del primero de El Puerto
El primero fue un animal que embestía muy recto desde el principio y que no tenía un viaje limpio, ya que soltaba un tornillazo para arriba al final del muletazo; sin embargo, terminó embistiendo bien porque Morante siempre se metió en el camino del toro. Siempre toreó el cigarrero muy cruzado en la distancia corta, que era por donde mejor iba el animal. Al toro le faltaba un punto de raza y por eso no terminaba de repetir, yendo siempre a mejor cuando iba hacia dentro de las tablas, costándole más el viaje hacia afuera de éstas. Pero Morante lo embebió en sus trazos con mucho temple a pesar del citado defecto del de El Puerto. Sobre todo, a diestras se lució con mucho compromiso, dejando adornos de toreo antiguo en el final de faena. La pena fue el pinchazo previo a la estocada, por eso sólo saludó una ovación.
Oreja a la torería de Urdiales, que le sopla dos series de derechazos y una al natural soberbias al segundo
El segundo fue un buen animal, justo de raza, y al que le faltó un tranco, por lo que le costaba irse de los engaños. La faena de Urdiales fue de menos a más. A base de temple, de mimarlo mucho, fue estirándole el viaje al toro. Al principio, con un par de derechazos, el de El Puerto mostró que sí podía tener esa largura en el viaje. Hubo dos derechazos soberbios, muy cadenciosos y a compás. Tras esa serie, llegó una serie al natural realmente rotunda. Con el toro roto hacia adelante, le sopló una serie de derechazos también soberbia. Urdiales lo fue cerrando en tablas con muchísima torería, matando de estocada completa y paseando oreja.
Aguado, silencio tras lidiar al soso y nada humillador tercero de La Ventana
El tercero fue un animal de La Ventana del Puerto muy soso de embestida, muy falto de transmisión pero con mucha nobleza, bondad y muy obediente siempre. Le faltaba humillar, ya que iba a media altura, y ese punto de codicia para que transmitiese Había que ponerle mucho para que llegase la obra al tendido, y aunque estuvo bien Aguado, tocándolo con la voz y fijándolo al final del muletazo, la falta de conexión hizo que no fructificase en premio la labor. Y más cuando pinchó tres veces antes de agarrar la estocada. Silencio.
Morante se rompe a torear con el cambiante cuarto y los aceros humanizan la historia
Terciado de hechuras el cuarto, aunque bien hecho. Embistió rebrincado a la verónica en el saludo, pero se templó mucho para humillar en el brillante quite de Morante por chicuelinas que levantó la plaza. Un inicio rodilla en tierra, asolerado y metido, dio pase a una serie muy sólida con la diestra. Pero a partir de ahí el toro cambió, se levantó el viento y todo se vino a menos. Más en el tercio, se encajó Morante para someterlo con una serie rotunda con la derecha, con tres muletazos de locura por lentitud y encaje. Pero no funcionó la tizona y en ovación quedó el premio, aunque le pidieron la vuelta al ruedo.
Demasiado esfuerzo de Urdiales para tan poco toro quinto
Lo de Urdiales con el quinto fue demasiado esfuerzo para tan poco toro. Porque tenía fijeza el de El Puerto, y un fondo de raza que se quedaba escaso porque le faltaba empuje y transmisión, recorrido y entrega. Por eso fue, la de Diego, una faena de mucho trabajo, de intentar encelarle la intención y alargarle los viajes. Pero sólo al final, y después de mucho sobar, logró sacar alguna embestida con cierto ritmo, pero sólo hubo agradecimiento del tendido en forma de ovación.
Aguado se pone a currar sin fruto con el sexto para saludar una ovación
El sexto tenía un poquito más de vida en la embestida que sus hermanos de camada, pero también era mucho más deslucida, rebrincada y con ciertas aristas. Las intentó pulir Aguado, más metido en este acto, más entregado a la brega, pero el toro se fue quedando sin ritmo y ver trabajar a Aguado es como ver a una bailarina de ballet con un pico en la mano; no encaja. El público valoró el esfuerzo y una estocada entrando muy despacito que cosecharon una ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Segunda de abono. Corrida de toros. Lleno en el aforo permitido.
Toros de Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto.
Morante de la Puebla, ovación y ovación.
Diego Urdiales, oreja y ovación.
Pablo Aguado, silencio y ovación.
Fotos: Arjona – Lances de Futuro