Morante de la Puebla regresaba al coso del Baratillo después de su histórica tarde del miércoles para completar su última comparecencia en este abono. Junto a él hicieron el paseíllo Cayetano y Ginés Marín, con el prólogo del cavaleiro portugués Antonio Ribeiro Telles. Los toros fueron de Passanha, para la lidia a caballo, y Toros de El Torero para la lidia a pie. El pacense dejó una obra de firmeza e instantes de temple ante la emoción del motor del cuarto, al que desorejó. Un premio del abreplaza se llevó un resolutivo Morante, que además dejó una magistral tarde como director de lidia, mientras que Cayetano fue ovacionado a la voluntad.
Ribeiro Telles compone con clasicismo ante la noble embestida del primero de Pasannha
Arriba colocó el primero de los rejones de castigo Antonio Ribeiro Telles y luego fue componiendo una obra con el clasicismo luso como eje. Dejó pares citando de frente y luego dos de pura ejecución con un toro que mantuvo el recorrido templado, noble en su conjunto. Los tiempos muertos fueron a la contra del caballero luso, que puso cortas con efectividad y dejó un rejonazo entero. Tardó en caer el animal y fue ovacionado.
Morante gobierna a la poca fe del primero a sones de Suspiros de España y le corta una oreja
Salió abanto el segundo de El Torero, animal al que probó Lili antes de entrar a un peto en el que embistió sin fe. Y luego lo hizo mejor en las precisas manos de Morante, que le sopló un bello quite a la verónica. Le dejó un inicio de obra domeñando por abajo y rodilla en tierra al de El Torero, en un prólogo de muchos quilates. La primera serie por la diestra tuvo enjundia también en cada embroque, y por esa mano prosiguió una obra in crescendo, cogiéndole el aire en la distancia corta al animal. Con Suspiros de España fue componiendo también al natural, y cuando se le acabó el motor al de Lola Domecq tiró de detalles toreros en cercanías y, tras la estocada, paseó una oreja del toro.
Cayetano imprime suavidad pero poco ajuste ante un tercero menos
También remiso a romper de salida fue el tercero, al que le meció la mano con voluntad Cayetano y le robó dos buenas verónicas. Y luego tras la primera puya una buena larga después de los delantales, algo que Ginés Marín respondió a la verónica y con una media a pies juntos. Brindó al tendido y le imprimió más suavidad que ajuste en las primeras series a un toro que tenía precisamente nobleza despaciosa en su tranco, pero se vino a menos el animal y se empeñó como pudo Rivera con él. Dejó una estocada trasera y fue silenciado tras aviso.
La clase de Ginés aprovecha la emoción del buen cuarto para desorejarlo
Le sacó los brazos con brío y dejó airosas verónicas Ginés Marín al cuarto, un toro que se empleó en el jaco y al que le dejó dos exquisitas verónicas el pacense para colocarlo en la segunda vara. Antonio Manuel Punta y Fernando Pérez se desmontaron tras parear al animal y luego brindó al tendido Ginés, que dejó un sabroso prólogo de obra llevándose al toro a los medios. Tenía motor y brío el toro, al que sometió por la derecha en la primera serie, con calado arriba. Y luego fue construyendo una obra en la que impuso su genial concepto ante la emoción del animal, al que dejó series de mucho calado por su gobierno y sus remates en redondo -algunos una delicia-. Le siguió aguantando y proponiendo con verdad Ginés, que cortó la obra en el tiempo perfecto antes de soplarle un espadazo un punto contrario recibiendo. Y le cortó las dos orejas tras caer.
Morante le roba algún derechazo al huidizo y desclasado quinto, con el que se justifica con dignidad
Se metía por dentro por el lado izquierdo el quinto en la capa de Morante, que de nuevo lanceó con supremo gusto al animal, al que luego cuidó en los primeros tercios. Y tras dominar su tranco huidizo de inicio franela en mano, dejó algún momento estimable por la diestra al complejo animal, justificándose con dignidad. Dejó una estocada baja y fue ovacionado.
Cayetano pone voluntad con un sexto que parecía tener algún problema en la vista
Bajo el sexto, animal aue que parecía tener algún problema de visión en los primeros tercios y que puso en aprietos a los hombres de plata, pero lo mantuvo en el ruedo el palco. Tardó en ponerse delante Cayetano, que hizo lo que pudo con él. Puso empeño pero era deslucido. Lo despenó de una estocada un punto contraria de la que tardó en caer siendo finalmente silenciado.
Ginés resuelve con máxima exposición ante las dificultades del séptimo
Quiso dejar buenos lances Ginés a la desordenada embestida del séptimo de salida, al que dejó Guillermo Marín dos extraordinarias varas. Y también relució la verónica de su hijo entre varas. Y luego brilló en sus palos un ovacionado Manuel Larios. Muleta en mano, Marín resolvió ante las dificultades que le planteó un animal a menos y de tranco deslucido, que se metía por dentro y no era fácil. Dejó un trasteo de porfía entregada sin fruto final. Y tanto quiso entregarse entre pitones que se le acabó echando el animal. Tuvo que estoquearlo al hilo de tablas, pinchando y acertando a la segunda. Fue ovacionado tras aviso.
FICHA DEL FESTEJO:
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de Abril, décimo tercera de abono. Lleno.
Toros de Passanha (para rejones) y Toros de El Torero. De noble, templado y duradero recorrido el primero. Abanto y sin fe de salida y luego con buen pitón derecho el segundo. De noble y templado tranco el tercero, que fue a menos soberanamente. Con motor y emoción el buen cuarto. Huidizo y mansurrón el desclasado quinto. Parecía tener algún problema de visión un deslucido sexto. Deslucido y a menos el tranco del séptimo.
El rejoneador Antonio Ribeiro Telles: Ovación.
Morante de la Puebla (caña y oro): Oreja y ovación.
Cayetano (fucsia y oro): Silencio tras aviso y silencio.
Ginés Marín (coral y oro): Dos orejas y ovación tras aviso.
Incidencias: Morante de la Puebla fue obligado a saludar una ovación tras el paseíllo. Antonio Manuel Punta y Fernando Pérez se desmontaron tras parear al cuarto. Fue ovacionado en el séptimo por sus varas Guillermo Marín y por sus pares Manuel Larios.
FOTOGALERÍA: EDUARDO PORCUNA