Comenzaba la semana de feria propiamente dicha en Sevilla, con la llegada del primer encierro de Victoriano del Río al coso sevillano y con el debut como matador de toros de un Tomás Rufo que se está colocando en los primeros puestos del escalafón con a penas media docena de corridas de toros toreadas. Algunas más llevan a sus compañeros de cartel, El Juli y Roca Rey, que desembarcaban en Sevilla con el encierro más solicitado.
Ayer era otro de los días que el aficionado tenía marcado en rojo. Con el ‘no hay billetes’ colgado desde media mañana el run run de tarde grande ya se palpaba por el barrio del Arenal. La tarde poco a poco se fue oscureciendo y con ello el peligro para muchos de salir empapados. Una corrida marcada por el viento, la incesante lluvia y un ruedo que se fue poniendo muy peligroso e impracticable conforme avanzaba el festejo. Tarde para enmarcar tanto de los de plata como los de oro. Hoy nada fue impedimento para que la afición se entregara pese a que en muchos casos su primer pensamiento fuera el de ver como iban a ser capaces de salir de allí. Una corrida de gran interés en la muleta pese a su condición de mansita. Esa mansedumbre que en la muleta se tornó en emoción, entrega y clase. Sin duda de haberse dado en otras condiciones atmosféricas la rotundidad de la tarde hubiera sido aún mayor.
Esa rotundidad que plasmó en el ruedo un Julián López ‘El Juli’ que es pura ambición. Su faena al cuarto fue excelsa. Una obra al alcance de una figura máxima del toreo. Toreó con el alma, se entregó en cuerpo y alma a una plaza que siente como suya. Roca Rey volvió a ser aquel de 2019; seguro, firme y con esa capacidad que hizo darle una vuelta de tuerca de más a su toreo. Si a El Juli la espada le privo de cortar una segunda oreja a Roca le dejó ese mal sabor de boca de no matar al toro por arriba. La oreja hubiera sido de gran peso. Con la miel en los labios no se quedó un Tomás Rufo que descerrajó la Puerta del Príncipe tras una tarde de figura del toreo pese a llevar cinco minutos en esto. Rufo quiere la corona del toreo, hoy puso las bases para que así fuera. Hay un Príncipe al asalto. Roca Rey y Tomás Rufo parte del futuro de una fiesta que vuelve a ponerse en el foco, esa en la que un hombre llamado Julián y apellidado López lleva años engrandeciéndola. Hoy dio un golpe en la mesa con una soberbia faena al cuarto. Un torero que nunca se debe dar por amortizado. Si Andrés y Tomás quieren comer en su mesa van a tener que dejarse hasta alma.
Silenciado El Juli con el noble y soso primero de Victoriano
Bajo un gran aguacero se dio suelta al primero de la tarde, un toro de Victoriano del Río con nobleza pero al que faltó raza y transmisión. Lo llevó Julián a media altura en un recibo desigual a la verónica. Ya en la muleta le abrió los caminos en un inicio por bajo en el que no castigó al animal. Pulseó y llevó a media alturita a un astado que no tuvo mala condición pero el cual nunca se sintió cómodo con un piso algo resbaladizo. Toreó en ocasiones con la muleta retrasada para ayudar al de Victoriano, un toro que dio sus mejores embestidas cuando no se le dejaba pensar. Por el izquierdo se empleó menos. Toro con virtudes pero que fue apagándose como una velita. Se atascó el madrileño en la suerte suprema y posteriormente con el descabello. Finalmente fue silenciado.
Roca Rey pierde la oreja con el descabello del manso pero emotivo segundo
No paró de caer agua ni de molestar el aire en el segundo acto. Salió toriles un toro de mansita condición pero que cuando iba metido en las telas tenía nobleza y cierta profundidad. Un animal alto de agujas, manilargo y zancudo que por el derecho colocó la cara y redujo su embestida en el capote del peruano. Astado al que se le midió el castigo pese a que acudió con prontitud y galope al jaco. Tercio de varas en el que se fue ovacionado Juan Manuel Quinta. El de Victoriano marcó tras salir del caballo que su intención era la de acabar en chiqueros. No le exigió Roca en la primera serie por alto, siempre toreándolo en linea recta y pulseando la embestida. Un animal de irregular embestida que tuvo una mejor condición cuando se le llevaba enganchado. Poco a poco le fue exigiendo hasta dejar dos tandas poderosas a derechas. Ahí crujió la plaza. Por el izquierdo su condición era la de embestir a media alturita y sin emplearse. Roca estuvo valentísimo ante un toro algo incierto pese a tener buena condición en las telas. Su final de faena por bernardinas tuvo gran ajuste. Tras dejar una estocada tuvo que hacer uso del descabello, cambiando una posible oreja por una cariñosa ovación tras sonar un aviso.
El temple y la inteligencia de Tomás Rufo le cortan una oreja al enclasado pero mansito tercero
Salió en tercer lugar un toro de Victoriano más bajo y armónico que sus dos hermanos anteriores. Un ejemplar que cantó su mansita condición ya desde el capote. Con el piso en muy mal estado ni toro ni actuantes se sintieron cómodos. Planteó la faena sabiendo la condición del toro, de ahí que el inicio fuera a favor de obra. Todo se lo hizo perfecto, tanto en terrenos y alturas como en colocación. La faena tuvo la virtud del temple, aprovechando las querencias del astado para darle fiesta. Le corrió la mano con suavidad por el lado derecho, por ahí el toro respondió mejor, llegando a gatear en algunos muletazos. Por el izquierdo el toro tuvo mejor inicio que final de muletazo, pero decía menos. Faena pulcra y elegante de un torero que cayó de pie en Sevilla. Se perfiló perfecto para entrar a matar. Su estocada dio con el toro en el suelo en a penas segundos, la oreja concedida fue de ley.
La espada deja en un único premio una obra magistral de El Juli en Sevilla
Y El Juli demostró por que es máxima figura del toreo. Ante el cuarto, el toro de más clase del encierro dio una clase magistral de como hacer el toreo. Un toro que como sus hermanos anteriores hizo cositas de mansito. Le jugó bien los brazos en el recibo capotero, dejando dos medias de mano baja. Esa mano baja que también usó para dejar un templado quite por chicuelinas ante un toro que se enceló y derribó a un Alventus que salió ovacionado. Siempre bien colocado Julian evitó con un quite que el monosabio sufriera un serio percance. Se fue a los terrenos del 6 – ahí el piso no estaba tan embarrado y molestaba menos el aire- para realizar una faena de esas que el buen aficionado guardará en su memoria. Todo lo hizo con suma despaciosidad, toreó para el, se abandonó en muletazos al ralentí donde le puso el alma a un toro que todo lo hizo con temple. Humilló el de Victoriano, gateó tras la muleta de un Julián que lo entendió a la perfección. Por el izquierdo el animal se deslizó con una clase bárbara, dibujando El Juli naturales al ralentí. Le bajo una enormidad la mano y el toro respondió. Ya no es que las bambas fueran por el suelo, sino que el palillo llegó incluso a tocar el albero. ¡Qué portento de torero! Una faena llena de matices, tanto en juego de alturas como de distancias y colocación. El madrileño demostró su ambición en una obra que debe ponerse en las escuelas. Todo iba camino de las dos orejas, pero una estocada trasera y tendida lo dejó en una. Ovacionado en el arrastre se fue ‘Forajido’, un toro de alta nota.
Roca Rey ovacionado tras una faena de poder y mando
No sucedió nada reseñable durante los primeros tercios del quinto de la tarde, un toro que pese a tener nobleza no acabó de entregarse. Se colocó en terrenos del 6 para dejar -el toro- embestidas templadas a derechas. Se acopló el peruano a las arrancadas del animal. Vimos muy firme a un Roca Rey que puso todo de su parte para intentar meter en el canasto al de Victoriano. Un toro que embistió en muchas ocasiones en línea recta por el derecho; pero eso no fue óbice para que Andrés se la pusiera plana y tirara del animal sin importar si venía más o menos vencido. A zurdas tuvo una condición más deslucida, la cual fue tapada por su matador. Pese a ser mironcito obedecía al toque, siendo agradecido cuando se le hacían las cosas bien. Un animal con defectos pero que sacó fondo de ganadería brava. En las postrimería dejó una serie a derechas rotunda, la cual unida a un final por ‘luquesinas’ hacía prever que la oreja estaba en su mano, pero un pinchazo previo y un aviso lo dejaron todo en ovación.
Tomás Rufo pasea las orejas del rajadito pero interesante sexto y sale por la del Príncipe
Paró el tiempo de capa Tomás Rufo con el sexto, un toro de Victoriano bajo y con mucho cuello. Se durmió en lances a la verónica, todos marcado por la suavidad. Lo toreó con las palmas de las manos, dibujando cada capotazo con prestancia. El toro se dormía y ralentizaba su embestida. Lo mismo haría en el posterior quite por chicuelinas, la media fue de revolución. Su inicio de faena empezaba a marcar un nivel alto ante un toro al que había que ganarle un paso y no perdérselo. El toro pese a su humilladora y enclasada condición se abría en demasía en un claro gesto de querer rajarse. La tanda a zurdas fue importantísima. A derechas volvió a templar la embestida de un toro al que si desenmuñecabas salía abirrido y camino de tablas. Vimos a un Rufo con la cabeza despejada y buscando siempre torear despacio. Canalizó las humilladoras embestidas del de Victoriano en su muleta en un trasteo que reafirmaba el momento por que pasa. Toro importante; cuando iba enganchado era otro. Pese a tener esa condición de mansito sus embestidas fueron humiladoras, francas y de gran trasmisión. Sevilla disfrutó – pese a la lluvia- de una gran tarde de toros culminada con una faena llena de matices. Se volvió a colocar en el sitio haciéndole la suerte perfecta, pero el toro antes de que entrara la tizona lo prendió y lo lanzó contra las tablas, fueron segundos interminables, afortunadamente se levantó por su propio pie. Volvió a colocarse sin mirarse, la estocada entró certera y paseó las dos orejas que le abrían la Puerta del Príncipe.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Corrida del Lunes de Farolillos. Lleno de No Hay Billetes.
Toros de Victoriano del Río. Con nobleza y templecito a media altura el justo de raza primero; con emoción y humillación el bravucón segundo; de noble, humilladora y enclasada condición el mansito tercero; con prontitid, rirmo y profundidad el bravo y humillador cuarto de Victoriano; con aristas y cierto carácter el quinto de la tarde; con humillación y clase el mansito sexto.
El Juli: silencio y oreja.
Roca Rey: ovación tras aviso y ovación.
Tomás Rufo: oreja y dos orejas.
INCIDENCIAS: Saludó Sergio Blazco en el sexto de la tarde, mientras que Juan Manuel Quinta y Alventus salieron ovacionados tras picar al segundo y cuarto de la tarde.
FOTOGALERÍA: ARJONA-PAGÉS