SANTANDER

Marco Pérez, en hombros en su regreso, sigue uniendo lazos charros con Cuatro Caminos


jueves 24 julio, 2025

Alejandro Talavante dejó dos obras de inspiración y a punto estuvo de salir en hombros, al igual que un Emilio de Justo prendido de forma dramática al estoquear al segundo y que pinchó dos obras de entrega y poder; el que se llevó la foto final fue Marco Pérez, que reaparecía tras un mes de baja por la cogida de Alicante y lo hizo en hombros.

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Marco Pérez a hombros.

Cinco de La Ventana del Puerto y uno de El Puerto de San Lorenzo (el segundo) se lidiaban este 24 de julio en la sexta de la Feria de Santiago de Santander. Hacían el paseíllo Alejandro Talavante, Emilio de Justo y Marco Pérez, que reaparecía.

Faena entonada de Talavante a un primero manejable y obediente al que faltó entrega

Abrió plaza un castaño algo cuestarriba, pero de buenas hechuras, acapachado, con las puntas hacia delante que, pese a perder las manos de salida, permitió alguna verónica suelta de buen aire de Alejandro Talavante. Se empleó y cumplió en el peto. Sangró una barbaridad el burel, pero, pese a todo, tuvo duración en la pañosa del extremeño, si bien le falto mayor entrega en las telas. Talavante inició el trasteo con un par de estatuarios a los que ligó varios trincherazos de cartel. Después, a la altura del toro, corrió la mano en varias tandas por ambos pitones en las que proliferaron los remates. Una arrucina por aquí, un kirikiki por allá, más trincheras, pases de pecho que fueron dando más sabor al conjunto, ya que al de La Ventana, obediente y que dejó estar, le faltó clase. Lo mató de estocada algo trasera y saludó tras petición.

Oreja para Emilio de Justo, prendido y con cortes en la cabeza al estoquear al descompuesto y deslucido segundo

A un kilo de los 600, el segundo fue un salpicado girón, proporcionado pese a su tonelaje, cornidelantero, que echó las manos por delante de salida. No se pudo estirar Emilio de Justo con él, que buscó ahormarlo. Echó la cara por encima de la altura del estribo en la cara que tomó y se desplazó ya algo descompuesto en banderillas. Esa falta de franqueza en el viaje, presidió la faena del cacereño acto seguido. De Justo buscó ligarle las tandas y someter la embestida, pero cuando no venía cruzado, se vencía en el viaje. Muy complejo. Y defendiéndose, sin entrega. Le buscó las vueltas y logró arañar alguna tanda ligada. Vio las dificultades el respetable, que terminó de convencerse tras atacar el morrilllo y cobrar una estocada en la que fue prendido. Lo prendió feo, por la ingle, y giró sobre el pitón. Caída fea, fuerte, más aún la paliza posterior, pues lo pisó varias veces. La sangre manaba abundante de la cabeza y la oreja izquierda, pero volvió para desplantarse y verlo morir. Petición clamorosa, oreja.

Marco Pérez regresa un mes después paseando un trofeo del rajado tercero

No gustaron las hechuras del tercero, el único con el hierro de El Puerto de San Lorenzo del encierro. Chico, sin remate, de escaso perfil y poca presencia por delante. Mal presentado e impropio para Santander. Se le protestó, como también, sin menos criterio en este caso, eso sí, su mansedumbre. Salió desentendido y huidizo, marcó luego las querencias en toda su lidia. Lo había recibido sin brillo más allá de la revolera Marco Pérez, que luego sí lució más en un quite por apretadas chichuelinas para recuperar sensaciones tras un mes sin torear por su fractura en la cadera. Se fue luego a los medios, Marco y lo cambió por la espalda en un inicio bien jaleado. Como el resto de un trasteo en el que lo mejor fue una tanda rotunda, de buen trazo, con la zurda. Para entonces, el toro había ya corroborado sus querencias, rajándose sin disimulo. Porfió el salmantino que terminó por bajo ya junto a toriles no sin antes el susto de una colada que estuvo a punto de voltearlo. Enterró el acero entero y paseó un trofeo que se pidió con fuerza.

Inspirada faena de Talavante, oreja con fuerte petición de la segunda, en el noble mansurrón cuarto

Con más cuajo, largo y bajo, mejor hecho, el cuarto de La Ventana fue otro toro que marcó sus querencias bien pronto. No hubo más que esperar a los segundos posteriores al suave saludo de capa de Talavante para atisbarlo. Se posicionó cerca de toriles y costó lo suyo quitarle esa tendencia. Hizo sonar el estribo en el peto y después apretó para dentro bastante, sobre todo, en los pares de Lili en banderillas. Tuvo nobleza y su transmisión el mansito, que rompió a embestir en la muleta de Talavante, que había empezado el trasteo de hinojos. Luego, hubo profundidad y hondura en los muletazos del pacense, sobre todo, por el pitón izquierdo, donde el animal tuvo abundante recorrido. Naturales sedosos. Fue una de esas faenas de inspiración de Talavante, en la que los muletazos fueron brotando sin el corsé del toreo fundamental, que también lo hubo. Orfebrería cara en toda su amalgama de remates. En el tramo final, echó la persiana el de La Ventana y buscó el m cobijó de las tablas, de nuevo junto a toriles. Epílogo por bernadinas antes de ja estocada caída. Se pidieron los dos trofeos con mucha fuerza, pero el palco sólo le otorgó uno, pese a la bronca posterior del público, mientras Talavante daba la vuelta al ruedo sin el trofeo.

De Justo pincha la Puerta Grande en el quinto tras una templada faena al natural por ambos pitones

Toro fino y suelto de carnes, arremangado de pitones, el quinto salió con bríos y codicia, por lo que esta vez sí, Emilio de Justo, pudo estirarse a la verónica. Lances templados, tras haber pasado por la enfermería, donde suturaron una herida de 7 centímetros en el cuero cabelludo. Volvió a ser ofendido, sin consecuencias aparentes esta vez, en el galleo por Chicuelo para llevarlo al peto. Tampoco fue buena, como la de varios de sus hermanos, la pelea en varas de este quinto. Humilló y tuvo clase, transmisión, eso sí en la muleta del diestro de Torrejoncillo que se oudo explayar. Dos tandas magníficas con la zurda, que luego refrendó con otras tantas series al natural con la diestra. Notabkes, especialmente, la última a pies juntos. Tenía el quicio de la Puerta Grande entre abierta, pero lo pinchó y todo quedó en un sentida ovación.

Oreja para Marco Pérez en el sexto, que regresa por la Puerta Grande un mes después

Cerró plaza un ejemplar lleno y buen hecho de La Ventana, acodado y de acucharada cuna, que salió frío y enterándose al ruedo. Varias vueltas completas al doble anillo. Lo recogió Marco Pérez a pies juntos por delantales. Un lienzo cada lance. Fue un animal de medida fuerza y que tuvo poca transmisión. Marco Pérez estuvo capaz con él y lo afianzó a su altura en la primera mitad de trasteo para después irle bajando la mano poco a poco. Faena a más, bien estructurada y ligada, que elevó un tono más su intensidad en las ceñidas manoletinas postreras. Lo mató de estocada caída en el segundo intento y afloró la Mares de pañuelos que la autoridad, esta vez, sí atendió. Regresó por la Puerta Grande.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander. Sexta de la Feria de Santiago. Corrida de toros. Casi lleno.

Toros de La Ventana del Puerto y uno de El Puerto de San Lorenzo (el segundo), desiguales de presentación. El 1º, manejable y con duración, le faltó entrega; el 2º, descompuesto, de poco recorrido, se “acostaba” en el viaje; el 3º, manso de libro, se rajó enseguida; el 4º marcó querencias desde la salida, mansurrón, tuvo lugar mucha nobleza, hasta rajarse; el 5º, con menos querencias, humilló y tuvo cierta clase; el 6º, medido de motor, sosote.

Alejandro Talavante, de tabaco y oro: ovación y oreja.

Emilio de Justo, de buganvilla y oro: oreja y ovación.

Marco Pérez, de lila y oro: oreja y oreja.

FOTOGALERÍA: ARJONA – LANCES DE FUTURO

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