Suma y sigue. La contundencia de Fernando Adrián añadió una muesca más a su 2025: Santander. Segundo aldabonazo consecutivo en un Cuatro Caminos que rugió con su valor seco. Después de las tres orejas la tarde del adiós de Enrique Ponce bajo los acordes de “Santander, La Marinera” y “La misión”. Adrián construyó una faena de pura ebullición, que valió las dos orejas y la enésima Puerta Grande.
Asumió riesgos, bastantes, el madrileño, que cocinó a fuego lento al segundo bis –inicialmente quinto, pues se corrió turno– para afianzarlo y después cuajarlo a base de valor y toreo tan ligado como profundo. Muy firme y entregado con el mejor toro de una corrida desigual –un punto por debajo del trapío propio de Santander hasta hace un lustro– de Juan Pedro Domecq, a la que faltó clase y raza, con la excepción de este segundo y el destacado pitón izquierdo del cuarto.
A ese toro, que pedía dulzura y suavidad con las telas, le tejió naturales sedosos Fortes, sin un tirón, en otra tarde de torero en sazón. Quiso mucho y dio una vuelta al ruedo. Como también quiso Borja Jiménez, que pinchó sendas labores presididas por el ajuste y el mando.
Fortes, toreo hierático y de planta erguida con un primero manejable pero sin finales

Abrió plaza un toro fino de cabos, algo zancudo, tocadito de pitones, que repitió en el buen saludo capotero de Fortes que, tras recibirlo con una larga por bajo, lo cuajó a la verónica. Ganando terreno y cargando la suerte en cada lance, cadencioso, rotundo. Algo abanto, tomó una vara al relance en el caballo que guardaba la puerta. Expuso mucho Fortes después en el quite por gaoneras con la parte interior del percal. Como lo hizo después Raúl Ruiz llegándole mucho en sendos pares de banderillas. El costasoleño brindó al respetable y armó una faena basada en la economía de movimientos. Hierática y vertical la figura, Fortes logró correr la mano por ambos pitones, porque el animal no tuvo maldad, se dejó, a pesar de que le faltaban finales. Mayor enjundia con la zurda, mano con la que esbozó varios naturales limpios y profundos, pero con la dificultad de ligarle por su tendencia a salir distraído. Su quietud le costó a Fortes un buen susto al perder, zancadilleado con los cuartos traseros nada más pasarlo por la espalda. Perdió pie, pero pudo hacerse el quite él mismo con la franela. A punto estuvo de volver a repetirse en la tanda siguiente en idéntico contexto. Lo mató de pinchazo, estocada perpendicular y descabello.
Volcánico Fernando Adrián, que cuaja el buen fondo del “Secuestrador” segundo bis tras correr turno y lo desoreja

Aunque embistió de categoría en las templadas verónicas iniciales de Fernando Adrián, al ralentí, el segundo fue un animal que no se sostenía, ni siquiera antes de pasar por el varilarguero. Se resistió el presidente, pero no le quedó más remedio tras derrumbarse con estrépito antes del primer par de banderillas. Adrián corrió turno y recibió a su otro “juampedro” esta vez con un farol de hinojos. A su aire, se pegó luego hasta tres vueltas al doble anillo antes de que el madrileño lo recogiera en los medios -donde los toros siempre regresan- por angostas chicuelinas. También blandeó este segundo bis, pero Adrián estuvo inteligente y, después de un comienzo a pies juntos en el tercio, lo llevó tapadito a media altura un par de series para afianzarlo. Lo logró con creces, porque el animal sacó ese fondo bueno y rompió a embestir con transmisión. Hubo una tanda excelente por cada pitón, templadas y profundas, exigiendo más al de Juan Pedro, que respondió con nobleza. Faena con argumentos, que estuvo siempre acompañada por ese valor, seña de identidad de su toreo. Lo corroboró en las bernadinas finales cambiando varias veces el pitón del cite. Muy jaleado todo. La estocada, desprendida pero contundente, puso en su mano el doble trofeo.
Aplomo de Borja Jiménez, que pincha una importante obra a un tercero al que faltó clase

Más lleno, hondo, de lomo recto, más altote y basto, el tercero fue un castaño que abría la cara. No hubo brillo en los lances de recibo de Borja Jiménez, que apenas castigó a su adversario en el peto. Poco más que meterle las cuerdas. En la misma viga de riego comenzó su trasteo el sevillano con un cambiado por la espalda fundido a la capeína para comenzar con la diestra. Rotundo prólogo. Luego, la faena estuvo presidida por el aplomo del diestro de Espartinas, muy hundido en la renovada y aclarada arena de Cuatro Caminos. Buscó siempre atacar el pitón contrario del toro de Juan Pedro, que tuvo sus teclas. Había que ganarle ese paso siempre y provocarle la embestida, que luego tenía su transmisión en el tendido, aunque no terminara nunca de humillar de verdad. Tras un desarme, llegó la tanda más notable del trasteo, apretando al burel. Muy reunido, hubo ajuste durante todo el largo trasteo, pues sonó el primer aviso antes de montar la espada. Pinchó antes de una estocada, lo que evitó el triunfo.
Vuelta al ruedo para Fortes, naturales mecidos a un cuarto de notable pitón izquierdo

Con las puntas hacia delante, pero con poca expresión en su cara, el cuarto tampoco aparentaba los 580 kilos de la tablilla. Animal bajo y sin llenar, se estiró a la verónica Fortes en el saludo de capa. Empujó el de Juan Pedro, pero terminó dormido bajo el caballo. Castigo medido también como a toda la corrida. Fortes comenzó en los medios de rodillas dejándose llegar la embestida del burel, que se arrancó como un tren, para torearlo en redondo. Un inicio prometedor. Porque tragó el malagueño y porque y uvo calidad el de Lo Álvaro. Buen toro, especialmente por el pitón izquierdo. Por ahí, Fortes -que le bajó mucho la mano con la diestra atacándole de verdad-, logró los mejores muletazos del trasteo. Sin tirones, con una suavidad pasmosa, echando los vuelos y enganchando la embestida tanto en las dos series de mitad de trasteo como en la postrera final. Siempre muy cruzado, siempre toreando reunido. Cayo el aviso antes de la suerte suprema. Lástima de pinchazo antes de la estocada, porque, ahí, se escapó la posible oreja. Dio la vuelta al ruedo.
Adrián, que vuelve a conectar con Cuatro Caminos, se deja el premio en el acero ante el quinto de El Pilar

En quinto lugar salió el sobrero de El Pilar. Fuerte, alto, con caja, pero proporcionado y, sobre todo, esa seriedad de la vuelta del pitón. Toro de Santander. Se lució con el percal de salida Adrián con él. Hizo sonar el estribo y se trató de quitar el palo el de la familia Fraile. Adrián quiso más, pese a las dos orejas en su esportón, y ambicioso lo pasó por la espalda de rodillas en el Alfa de su trasteo. Muy cómodo toda la tarde en la cara del toro y siempre con los talones clavados en la arena, el madrileño corrió la mano y pudo ligarle varias tandas por ambos pitones. Destacó una con la diestra en la que alargó cada embestida buscando la profundidad de cada derechazo, rubricado con el martinete, el de pecho y uno del desprecio de cartel. Dejó pinchazo hondo y descabello en dos tiempos.
Actitud y mando de Borja Jiménez con un sexto áspero y que reponía
El sexto, algo acapachado y cornidelantero, fue toro fino y suelto de carnes que, tras los tres faroles de rodillas iniciales, apretó de lo lindo para dentro a Borja Jiménez. Tampoco fue un derroche el castigo en el caballo, donde empujó con un sólo pitón. Borja Jiménez armó luego una labor basada en el mando, toques secos, provocando siempre la embestida de una animal de áspera, y corta, embestida porque, además, reponía al final de cada muletazo. El sevillano hizo un esfuerzo y le atacó siempre a pesar de la arisca condición de su oponente. hubo un pinchazo previo a la estocada que le hizo doblar enfriando La obra.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Santander (Cantabria). Tercera de la Feria de Santiago 2025. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.
Toros de Juan Pedro Domecq, en el segundo se corrió turno y salió el inicialmente quinto, y un sobrero, en quinto lugar, de El Pilar, desiguales de presentación. El 1º, manejable, pero algo desentendido y sin finales; el 2º, medido en los primeros tercios, sacó buen fondo en la muleta; el 3º, con teclas, hubo que provocarle siempre la embestida, con la muleta muy puesta; el 4º, buen toro, con clase, de importante pitón izquierdo; el 5º, tan noble como soso, le faltó clase y emoción; y el 6º, áspero y de media embestida, reponiendo siempre.
Fortes, de marino y oro; silencio tras aviso y vuelta al ruedo.
Fernando Adrián, de marino y oro; dos orejas y ovación.
Borja Jiménez, de champán y oro; ovación tras aviso y silencio.
FOTOGALERÍA: ARJONA – LANCES DE FUTURO
