Hablar de Mondoñedo es hablar de la historia del toreo en Colombia. Los Sanz de Santamaría han sido pioneros y bastiones de la fiesta en todos los aspectos y, afortunadamente, son de esos pocos que aguantan el tirón y siguen, ahora en la persona de Gonzalo, luchando por la continuidad del toreo íntegro en el país. Y ese espirito indomable y peleón se sigue viendo en sus toros. Unas veces embistiendo por derecho, con nobleza encendida, otras con reservas, a la espera de propuesta honesta y entregada para responder, o algunas más con agresiva defensa, pero casi siempre vendiendo cara su vida.
Y en la última de la feria de Cali se vio un muestrario de ese comportamiento. El mejor le tocó en suerte a Luis Miguel Castrillón, que celebró su décimo aniversario de alternativa lidiando estos toros por primera vez. Fue el tercero de la tarde, un colorado que tuvo una codicia enclasada y que, tras unos toreros doblones del antioqueño, entregó su calidad por el pitón izquierdo en tres naturales de oro, muletazos de seda pero con puño de hierro, pues se notaba la tensión en el torero, al tiempo que su muleta quería transmitir suavidad. Así cayeron dos series con el toro repitiendo con profundidad. También por el derecho. «Tocayito» fue bueno de verdad y Luis Miguel lo supo entender, la pena fue la espada, tan defectuosa que que impidió el trofeo pedido con fuerza, mientras al toro le dieron la vuelta al ruedo. Esa fue su cruz. Esa y la del sexto, un toro manso y complicado al que el torero esta vez no quiso ni ver.
El resto de la corrida fue un compendio de esfuerzos. Ferrera tiró de paciencia con el primero para construir una embestida completa. Primero estirando los viajes, después sujetando los derrotes y, finalmente, obligando a repetir. Un eslabón tras el otro. Sin prisas, sin fisuras. Pero la espada lo estropeó todo. Y el cuarto extendió cheques que su fondo no pudo pagar. Es cierto que en los primeros tercios prometió embestidas tan encastadas como virtuosas, peto tras el tercio de banderillas (que el extremeño compartió con Escribano) se quedó sin recorrido. Ferrera insistió, rascó y se robó un par de naturales soberbios antes de que el toro bajará definitivamente la periciana.
Y pudo cortar una oreja Manuel Escribano en el segundo, un toro que obedeció la firmeza del sevillano que fue pulseando los viajes con autoridad pasmosa. Su sincera propuesta fue haciéndose más solida a medida que el toro se metió en su muleta, pero la espada se negó a entrar. El quinto, que se movió con intención en el capote, terminó topando con violencia en la muleta, desarrollando un genio defensivo insalvable.
FICHA DEL FESTEJO:
Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Viernes 29 de diciembre. Cuarta y última de feria. Menos de media entrada.
Toros de Mondoñedo, de bien presentados, de juego variado. El mejor fue el 3º,»Tocayito”, Nº 217, encastado y con calidad. Peor fueron los mansos y complicados 5º y 6º.
Antonio Ferrera (blanco y oro), ovación y vuelta.
Manuel Escribano (grana y oro), ovación y ovación.
Luis Miguel Castrillón (sangre de toro y oro), vuelta y pitos.
FOTOGALERÍA: DIEGO ALAIS