La corrida de Los Aránguez era uno de los “platos” apetecidos por toreros en la presente edición ferial. El juego del año pasado, y los anteriores, le hacían la materia prima de más interés para muchos de los toreros anunciados esta edición. Pero al final como decía Pepe Alameda, los toros no tienen palabra de honor, dejando en ascuas la tarde de este sábado, muchas de las esperanzas de triunfo apoteósico.
El Fandi pecharía con un lote de contrastes, como resultó el que abrió plaza, animal de corto recorrido por ambos pitones, tras banderillearle con solvencia y facilidad junto a Colombo, especialmente el par “al violín” de adentro afuera. Luego en la muleta, ante molestas ráfagas de viento, por la diestra serían los momentos de más brillantez que se le vieron y poco más. Los tres cuartos de ración de acero, contrarios, valieron para la brevedad de tal trance, siendo silenciado.
En su segundo, más dispuesto y variado, se le vería al veterano coleta granadino, en especial en su lento y pausado proceder, templando las nobles embestidas del animal, ejemplar agradecido al trato pulcro recetado. Las series por la mano derecha, así como puntuales muletazos por la zurda bordaron un trasteo meritorio y de corte mucho más reposado a lo acostumbrado por el eléctrico coleta nazarí. La estocada entera y desprendida, valió para el corte de una oreja, generosa pero a lugar, ante la petición de gran parte de los presentes.
Lo de Alejandro Talavante pudiera decirse por el número de trofeos, de una verdadera apoteosis. Y no lo fue así, pues en su primero, animal de embestida endeble y sin humillar, estuvo voluntarioso, variado por ambos pitones, pero jamás ni nunca, al nivel de cercenarle una oreja, tras tres cuartos de acero tendidos, luego de una tímida petición que marcaría el sino de la tarde, ante lo visto luego en los demás astados.
Su segunda faena, desde luego que tendría mayor contenido, en labor rica en variedad y disposición por parte del espada extremeño. El singular recibo de capa, por verónicas templando de lleno las francas embestidas del noble astado, ese mismo que brindaría lidia y muerte al empresario de turno, José Luis Rodríguez Agostini fueron preludio a lo que vino después. Ya en muleta, las entradas y salidas entre tanda y tanda, así como la entrega por lucir a plenitud las bondades del animal, hicieron que su trasteo no perdiera intensidad, en especial por naturales, donde rompería en interés la faena. El espadazo en todo lo alto, impecable, justificaría la entrega de las dos orejas, y por ende el triunfador numérico de la tarde.
Lo de Colombo fue redimirse ante la afición merideña, luego de su paso por San Cristóbal. Lució resolutivo y asentado. Sucedió con el tercero de la función, noble y boyante astado el cual luciría en larga cambiadas de rodillas de capa, para luego clavar tres pares de rehiletes vibrantes y precisos en todo lo alto del morillo. Así dejaría servido el ambiente, para de rodillas en los medios arrancarse a torear en redondo, trepidante tanda que puso en vereda una labor muleteril que no perdió intensidad, ante la entregada labor del torero, y el bravo tranco del animal, que incluso le costó una voltereta, tras enredarse los pies el mismo torero delante de la cara del morlaco. Sería esta amalgama, la clave de una actuación que se cincelaría con el “atracón” de toro que en la suerte suprema se jactó de rematar, estocada entera y contraria, para la petición unánime de las dos orejas.
El que cerró plaza fue un verdadero galimatías de malas intenciones por el pitón derecho. En el capote ya le avisaría el toro, venciéndosele por ese lado, que luego se acrecentó, tras el puyazo fuerte de Guimerá. Por doblones, se le vencería descaradamente, lo que hizo que tras ese claro aviso basaría Colombo faena por la mano zurda, lado donde el serio y cuajado cinqueño algo se dejó, ante la intermitencias de su trasteo muleteril. Las veces que se colocaría por la derecha, era una clara demostración dejar ver las pocas opciones del astado y poca confianza del torero ante las intenciones aviesas del animal. La estocada entera, tendida y trasera, bastaría para mandar a las mulillas semejante regalito que desde Carora le habían enviado los Riera.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental de “Román Eduardo Sandia”. Sábado 18 de febrero de 2023. II corrida de la Feria del Sol.
Con poco más de media plaza (aproximadamente 9500 personas), en tarde soleada, calurosa en tarde ventosa en la lidia de los 3 primeros toros, se han lidiado toros de LOS ARÁNGUEZ (Jesús Riera), correctos de presentación, el más serio y complicado el corrido en 6º lugar, y el más potable el 3º, noble.
Pesos: 450, 440, 445, 430, 435 y 510 kilos.
El Fandi (Salmon y oro con cabos blancos) Silencio y oreja
Alejandro Talavante (Perla y oro con cabos blancos) Oreja y dos orejas
Jesús Enrique Colombo (Verde esmeralda y oro con cabos blancos) Dos orejas y palmas
INCIDENCIAS: Bien en la brega Eduardo Graterol y en la vara Alfredo Guimerá. *** Previo al festejo en las dependencias del Museo Taurino se entregaría placa de reconocimiento al Médico Veterinario Eugenio Salas, al ser relevado de sus funciones tras más de 30 años al frente de las mismas en esta plaza. *** En el intermedio del festejo la Empresa Taurina JSA Productions anunciaba para la Feria de Tovar 2023, para las fechas del 8, 9 y 10 de septiembre próximo la contratación de los toreros españoles Antonio Ferrera, El Fandi, el francés Juan Leal, el peruano Joaquín Galdós y el nacional Rafael Orellana.