MÁLAGA

Tan grandes como su propia historia


sábado 18 agosto, 2018

A hombros con tres orejas valenciano y peruano. Manzanares sorteó el peor lote y perdió trofeos por la espada en el quinto. Buena corrida de Juan Pedro Domecq aunque con disparidad de presentación.

A hombros con tres orejas valenciano y peruano. Manzanares sorteó el peor lote y perdió trofeos por la espada en el quinto. Buena corrida de Juan Pedro Domecq aunque con disparidad de presentación.

TEXTO: EMILIO TRIGO

FOTOS: TOROS DEL MEDITARRENEO-TOROMEDIA

Enrique Ponce, José María Manzanares y Roca Rey componían el último cartel estrella a pie de la Feria de Málaga este sábado. Se lidiaban astados de Juan Pedro Domecq para el cierre de corridas de toros en La Malagueta. 

Video Resumen día 18 de agosto – La Malagueta 2018 from Toros Malaga on Vimeo.

La tarde más esperada llenó los tendidos de La Malagueta al reclamo de la terna. Ponce, Manzanares y Roca conformaban el cartel que dicho sea de paso, tumbó de lleno el dicho popular de “tarde de expectación, tarde de decepción”. Ese refrán taurino se lo llevaron al desolladero porque Ponce y Roca, brindaron una gran tarde de toros a la afición con una buena corrida Juan Pedro Domecq. La tarde fue de mucha expectación y mucho contenido, donde el ‘Picaso del Torero’ y el ‘Gallo del Perú’, salieron por la Puerta Grande, con tres orejas cada uno y cuatro faenas distintas.

Enrique Ponce tuvo una tarde completísima a pesar de comenzar el juego del ganado muy a la contra. Al primero, le forjó una faena a base de tragar y consentir, faena inteligente en tiempos y alturas. Al bravo quinto, de vuelta al ruedo, le formó una borrachera de buen torero. Dos versiones de un enorme maestro, tan grandes, como su propia historia. 

‘Galán’ abrió plaza. Toro de carnes sueltas, altón y sin demasiadas fuerzas y es que el primero se derrumbó dos veces antes del caballo y la parroquia se puso irascible. Al corral tras entrar en el jaco.

El primero bis, ‘Rescoldo’ de La Palmosilla. Alto de agujas, silleto y bien conformado, acudió con bondad al capote de Ponce. En la segunda verónica,  el de La Palmosilla, se tambaleó como aparentando un ‘Chock’ y tras sentir la primera vara se apoyó de cuartos e hubo que apuntillarlo en el ruedo.

‘Adivino’ también con el hierro de La Palmosilla. A este, Enrique Ponce lo recibió con decoro capotero. Lo cuidó el valenciano en el peto con sigilo y mimo. Este segundo sobrero, fue pronto en la arranca, sin embargo, su embestida no era entregada llevando el hocico a media altura. Se movió de un lado a otro con obediencia, pero sin demasiada transmisión, algo que puso el maestro desde el primer instante. Faena inteligente y pulcra, donde dominó los cites y las alturas de la muleta. La presentó enseñándola arriba, para posterior, trazar de arriba abajo, con largura en el viaje. Tiró de su oponente hacia delante al que toreó dentro del tercio puesto que allí se sentía el astado más colaborador. Le tapo muchas cosas a su antagonista. Ponce se fajó con su ‘primero’ al que convenció para crear su vistosa obra. Espadazo y oreja. ‘Montero’ embistió bien al suave capote de Ponce. El maestro valenciano le compuso un bonito saludo a la verónica. Derribó en la segunda vara de bravo, con pujanza y fijeza. En la primera metió riñones. Toro serio el cuarto de hechuras y de comportamiento. Bravo. Alegre en banderillas y lidia. Ponce lo brindó con paso rápido hacia los medios, como queriendo empezar pronto su faenón. El toro tuvo ritmo y son,  además de buscar abajo el engaño con mucho celó, entrega y clase. Gateó el bravo Juan Pedro en la portentosa muleta del maestro valenciano. Ante tan buen material, Enrique Ponce se hartó de torear en una faena de gran parangón, ante un toro que jamás bajó la persiana. Ponce lo llevó muy cosido por la barriga de la muleta -por la panza- abandonando la técnica y el cuerpo. Surgió el toreo de verdad, el sentido y expresado con temple por los dos pitones y que enloqueció a La Malagueta. ‘El Picaso del Toreo’, obró una faena de muchísimos enteros donde la expresividad y la ligazón fueron sobresalientes. Labor donde hubo variedad y manejo de tiempos cuasi a la perfección. Un pincel por muleta y unas muñecas soñadoras que pintaron un precioso cuadro para el recuerdo. Alguno quiso comprar el indulto. Dos orejas y vuelta para N°19, ‘Montero’, negro bragao, 576 kg, 02/14.

La tercera y cuarta corrieron a cargo de un inconmensurable Roca Rey. El hispano-peruano mostró un toreo reposado, ligado y exigente, ante él colaborador tercero -con su triunfo la tarde se viene arriba  y se la echa a las espaldas- al que amasó de principio a fin. Y al cierraplaza, lo toreó a base de valor y quietud tancredista, sin ninguna concesión a su reponedor astado. Una tarde grande como su meteórica historia. 

 ‘Fundador’ que hizo tercero, era alto, ofensivo, de pitones señaladores. Al tercero, el peruano le soltó cuatro lapas de acusada personalidad y gusto. Respondió bien el Juan Pedro. Inexistente la suerte varas que el público aplaudió y el presidente consintió. Buen quite Roca por chiquelinas que soltó las muñecas con buen aire. Brindis público. Explosivo fue el inicio con varios estatuarios por alto y un desprecio de cartel. El peruano se lo sacó a los medios cuajando una serie larga, donde le exigió a su oponente que embistió con entrega, pero de viaje corto y queriendo puntear el engaño con un derrote al final del trazo. Lo crujió por abajo en cada serie al natural, donde lo embarcaba en corto y lo soltaba largo. Series con personalidad y muy afianzadas en el albero que conectaron en perfecta armonía  con el público. Fiel a su personalidad, le soltó alguno por la espalda a modo de descarga sorpresiva, y es que Roca Rey, impuso su ley a un colaborador sin picar. Se puso en el sitio donde se compra un cortijo y donde te meten en la cama también. Finalizó con unas manoletinas muy ajustadas y expositoras. Siempre hubo más torero que toro. Pasmosa seguridad del ‘Gallo de Peruano’ ante un Juan Pedro Domecq con tralla, pero con obediencia. Media en buen sitio.  ‘Envilecido’ no tuvo ritmo en el saludo de Roca Rey. Otro que se cuidó en varas y al que Ponce le firmó un precioso quite por chiquelinas, respondiendo el peruano, por tafalleras y caleserinas. Brindó a la Infanta Victoria Federica. El de Parladé tuvo teclas, enseñando una embestida reponedora y sosota. Roca lo esperaba con la muleta muy abajo -arrastrando el paño dos cuartas- y permitiendo que el sexto tirara una cornadita a la mitad de cada viaje. Firme y capaz como una estatua, y con una ambición inusual, puesto que ya tenía la Puerta Grande abierta y quería más. Labor de inconformista donde ofreció la versión del valor y aquilatada quietud. Le aguantó parones escalofriantes y domeñó con aplastamiento y seguridad, a su oponente. Estocada, aviso y oreja.

Por su parte a Manzanares, le persigue una mala racha en los sorteos y hoy no fue menos. El alicantino estuvo esforzado toda la tarde, remando contra los elementos y haciendo el toreo de elegancia y clase que lleva dentro. El altón segundo jamás vino entregado en el engaño, al que Manzanares le dejó algunos marca de la casa. Cerraba su lote un compacto astado, quinto, que colaboró justamente  sin grandes argumentos internos a que Josemari, compusiera una elitista faena que no acertó a rematar con el acero. Una tarde solvente y profesional.

El segundo de la tarde ‘Nunciador’ salió cuando el reloj marcaba una hora de festejo. Al ‘colorao’ lo tanteo Josemari sin lucimiento en el percal y lo cuidó en varas puesto que su fortaleza no estaba muy sobrada. Manzanares lo sobó en unas primeras tandas sin apretarle por abajo, dejándole su inercia, para componer con su estética. Otro que jamás se entregó, ni humilló yendo con la cara por encima del palillo. Embistió mirando al cielo de Málaga. José María Manzanares lo muleteó por ambos pitones intentando hacerle bajar el hocico, pero fue una ardua tarea que no consiguió. Manzanares firme y decidido, ante un deslucido que no dijo nada en ningún tercio. Pinchazo y estocada. El quinto por nombre ‘Caribello’ de 514 kg metió con  claridad la cara en el capote de Manzanares. El alicantino salió arrebatado y con hambre, para no irse de vacío de la comparecencia malagueña cimentando una buena faena. Josemari lo muleteó con personalidad, esa que marca la gran clase que tiene en sus muñecas, ahormando series de excelso corte e interpretación. Manzanares ligó al natural y también en el torero fundamental, abrochando sus series con cambios de manos y trincherillas de mucho dominio y plasticidad. Labor de enteros ante un buen toro que duró hasta el final y que aguantó por abajo las exigencias del alicantino. Mató de media recibiendo y eso enfrió el ambiente con una leve petición. Una pena, la obra era merecedora de premio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Malagueta. Penúltima de Feria. Corrida de toros.

Entrada: Lleno. 

Cinco toros de Juan Pedro Domecq y el sexto de Parladé. El primero como sobrero tris de La Palmosilla, bien presentados y de juego desigual aunque buenos en su conjunto. Destacaron el ansioso y repetidor , y el 4º, N°19, ‘Montero’, negro bragao, 576 kg, 02/14 premiado con la vuelta al ruedo.

Enrique Ponce; Oreja y Dos orejas tras aviso.

José María Manzanares; Silencio y Ovación. 

Roca Rey; Dos orejas y Oreja tras aviso.

Cuadrillas: Saludaron en banderillas Francisco Durán ‘Viruta, Jesús González ‘Suso’, Juan José Domínguez y Paco Algaba.

Incidencias: Se descubrió un azulejo conmemorativo por el indulto el año pasado de ‘Jaraiz’ de Juan Pedro Domecq.