La plaza de toros de Huambos vivió una tarde llena de intensidad y entrega, arropada por una afición cálida y entusiasta. Se lidiaron toros de San José del Monte, bien presentados y con un juego variado pero en conjunto de excelente nota, ofreciendo opciones para el lucimiento de los espadas.
El triunfador indiscutible fue Emilio Serna, que dejó patente su experiencia y su momento de madurez taurina. En su primero, trazó muletazos hondos, ligados y con mucho peso, en una faena que combinó poder, pureza y temple. Firmó su actuación con una estocada de ejecución impecable, lo que le valió las dos orejas tras fuerte petición del público.
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En su segundo, volvió a pisar terrenos comprometidos, toreando con profundidad y conocimiento, en una labor seria y compacta que reafirmó su dominio del oficio. Sin embargo, el fallo con el acero le impidió repetir trofeo, aunque dio una vuelta al ruedo ovacionada, como reconocimiento a su entrega y calidad.
Manolo Muñoz mostró actitud, variedad y decisión. Se ganó al público especialmente en el tercio de banderillas, donde se lució con gran conexión. Con la muleta, dejó detalles de torería y buena disposición, aunque en ambos turnos la espada le jugó una mala pasada. Aun así, cortó una oreja en cada uno de sus toros, como premio a su esfuerzo y entrega.
En conjunto, una tarde que deja buen sabor entre los aficionados, con un encierro que cumplió con creces y dos toreros que ofrecieron su mejor versión. Serna, con una actuación sólida y poderosa, marcó la pauta; Muño, por su parte, mostró condiciones y gusto en su interpretación. Una jornada que reafirma a Huambos como una cita taurina de peso en el calendario internacional