Acogía Ronda la novillada sin picadores tradicional que abría
anualmente la Feria de Pedro Romero con un cartel integrado, ante novillos deAguadulce, por Juan Márquez, Toñete y Carlos Llandrés.
Tuvo un buen novillo en general, mansito que se dejó torear sin muchas
complicaciones, pero transmitió poco su embestida. Se gustó Juan con el capote
que lo manejó con soltura. Faena por ambos pitones de corte clásico y templado
con pasajes de gracia torera. Ovación. Se enfrentó a un cuarto muy
deslucido, un animal que sacó complicaciones y no ayudó al lucimiento. Márquez tiró de oficio y entrega desde el principio. El joven novillero no se guardó
nada dentro y mató de buena estocada para ser finalmente ovacionado.
Antonio Catalán ‘Toñete’ lució
oficio en toda su labor. Tuvo un animal que embestía con el pitón de fuera y
se quedaba corto, de esos que hay tocar las teclas. Buena actitud y temple de
este joven novillero que tuvo claridad de ideas. Perdió la oreja por la espada.
Ovación. El segundo de su lote tuvo
geniecito y poca clase. Toñete puso expresión en su quehacer y raza. Un joven
novillero que ofreció recursos y capacidad ante un animal que no le regaló dos
embestidas iguales. Estocada y oreja.
El espigado novillero
sevillano Carlos Llandrés imprimió personalidad y estética a su labor. Lució
temple y buenas formas. Su novillo fue desclasado y faltó de ritmo. Los aceros
y el aviso, lo dejaron todo en ovación. Las buenas sensaciones que dejó en el tercero
las refrendó en el cierraplaza. Un novillo que también fue desclasado y al que
faltó continuidad en la embestida. Llandrés luce formas, temple y estética y
todo lo hace con mucha expresión personal. Estocada y oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Ronda. Primera de la Feria de Pedro Romero.
Novillada sin picadores. Un cuarto de plaza.
Seis novillos de Aguadulce, deslucidos en general.
Juan
Márquez, ovación y ovación.
Antonio Catalán «Toñete», ovacion y oreja.
Carlos
Llandre, ovación y oreja.
FOTOGALERÍA: MANUEL VASCO