REDACCIÓN
Ginés Marín, David de Miranda –que sustituía al lesionado Andrés
Roca Rey– y Juan de Castilla son los novilleros encargados de abrir la Feria
de la Virgen de la Antigua en Guadalajara. Un encierro de José Luis Pereda-La
Dehesilla irrumpía en la capital alcarreña para el inicio del serial.
Los tres jóvenes novilleros se presentaban en la capital de Castilla-La Mancha, haciendo el paseíllo desmonterados. Al final la tarde fue para Juan de Castilla. Un novillero que estuvo durante toda la tarde en actitud novilleril, a la antigua usanza. Recordando otras épocas en las que nos novilleros tenían hambre por ser toreros. Así se mostró el colombiano que caló hondo en Guadalajara y cortó tres orejas a sus asados. Buscó el triunfo a base de raza, entrega y variedad ante el lote más colaborador de la deslucida novillada de Pereda. Por su parte, Ginés Marín que abría cartel, ofreció su oficio y madurez ante un lote dispar. Le cortó una meritoria oreja al cuarto, a base de buscarle el fondo y tocarle las teclas. Con otro, manso, nada que hacer salvo mostrar voluntad. Cerraba cartel David de Miranda que le tocó el peor lote. Nada que hacer con dos animales nulos para el lucimiento. A pesar de ello, David fue fiel a su concepto de quietud y verticalidad. Su toreo no tuvo calado en los tendidos pero sin embargo su labor fue para profesionales.
El tercero de la tarde fue un novillo más escurrido de carnes pero también bien presentado. Castilla lo recibió lanceando por ambos pitones con buen estilo. Un novillo que sacó carbón durante la lidia y soltó la cara mucho. Se movía entre la línea de la falta de clase y el genio. Juan de Castilla planteó una faena de mucha firmeza, con valor y sin fisuras. Tuvo movilidad el novillo que iba y venía con prontitud, pero a veces sin estar metido en la franela. Castilla le tocó las teclas y le adivinó el buen fondo a su oponente. La faena fue a más y terminó con mucha emoción con unas apretadas bernadinas. Un joven novillero que buscó el triunfo con un toreo de gran capacidad pero las dos orejas fueron algo excesivas. El sexto tuvo hechuras de toro por cuajo y cara. El cierraplaza embistió con garantías durante toda su lidia. Lo recibió el colombiano con varias largas cambiadas de hinojos en el tercio. Juan de Castilla estuvo en toda su labor muy seguro. Un joven que mostró sus armas a base de entrega y valor. Así planteó su faena, con similitud de parámetros a la anterior. Arreó ante el último con actitud novilleril y puso toda la carne en asador con variedad y pasión. Lo mató por arriba y oreja a su esfuerzo.
Tuvo son el saludo de Ginés Marín ante un novillo muy bien hecho. El abreplaza sacó mansedumbre durante la lidia y desconcertó a los de plata en el tercio de banderillas. Antes en varas no le castigaron. Nada pudo hacer Marín ante un utrero deslucido -manso sin huir- que se desentendía de la muleta del extremeño en cada muletazo. Ginés quiso justificarse por todos los lados poniendo mucha voluntad pero realmente fue imposible cualquier lucimiento. El cuarto, fue un novillo altón, despegado del suelo y algo más ofensivo que sus hermanos anteriores. El de Pereda no planteó dificultades durante la lidia que pasó sin cosas relevantes. No brindó Ginés al segundo de su lote, que comenzó muy exigente y muy bonito por abajo su labor muleteril. Un astado que se vino a menos muy pronto, dócil y humillador. El cuarto se encontró a un Marín con oficio. Le planteó un labor por ambos pitones con algunos pasajes bellos pero todos de forma aislada por la falta de continuidad de su oponente. Oreja a la madurez de un novillo.
El segundo de la tarde mostró falta de fuerzas desde el primer instante que saltó al ruedo. Novillo precioso de morfología pero casi sin poder alguno. Hubo compás en el recibo del onubense donde se expresó con temple. La lidia transcurría con poca emoción por la falta de transmisión del de Pereda y así llegó al último tercio. David de Miranda pulseó con buen criterio y despaciosidad la media embestida de su oponente. Un utrero noble, al que David puso todo lo que le faltó al primero del lote. Al natural cuajó algunos de gran merito como todo el conjunto de su faena. Imposible sacar más de tan poco. Un templado Miranda ante el segundo. El quinto, fue más alto que el cuarto, un torito fino de cabos. Hasta llegar a la muleta lo más destacado fue el quite por tafalleras y delantales de Miranda. El de Trigueros -Huelva- ni se inmutó a pesar de estar comprometido en el quite. Brindis público. Comenzó con el pase de las flores en los medios con mucha emoción y riesgo. David le cuajó un par de tandas por cada pitón con calidad y capacidad. Pero justo ahí, el utrero cantó a rajarse y se puso a la defensiva. Miranda prosiguió con tesón, sin volver la cara a su astado que le le pegó una fuerte volterera. Mal astado y mal lote del onubense, que no estuvo acertado con la espada. A pesar de eso con fidelidad a su toreo de quietud.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Cruces, Guadalajara. Primera de la Feria
de la Virgen de la Antigua. Novillada con picadores. Tres cuartos de entrada
Seis novillos de José
Luis Pereda-La Dehesilla. Bien presentados, pero de poco juego en general.
1º Manso. 2º Soso. 3º Encastado. 4º Se dejó. 5º Rajado. 6º Manejable.
Ginés
Marín. Silencio y oreja.
David de
Miranda, Silencio y silencio tras aviso.
Juan de
Castilla, Dos orejas y oreja