Torear es encontrarse con el otro. No es esquivarlo, como se suele creer, sino coincidir, acompañar. Siempre es un juego de dos, un ejercicio de binomios cuadrados (potencias elevadas a la dos) que debe ser perfecto. Todo este galimatías no tiene otro objeto que contar que la primera corrida de esta temporada 2017 de Medellín fue una seguidilla de desencuentros casi que imposibles de explicar.
Cuando se toreó bien, embistieron mal; si les bajaron la mano, los pitones elevaron anclas; cuando se les remató adentro, los toros salieron por fuera; cuando se les citó en los medios, corrieron hacia las tablas, y si se les picó una vez, requerían dos.
Fandiño esta vez no lo fue. Algunas de sus ejecuciones ante su primero parecían de aprendiz. Se dejó confundir por el toro y su comportamiento bipolar, embestidas cortantes y buen andar. Al segundo, el manso, lo tuvo que perseguir y perseguir. El toro lo llevó por todos los terrenos, como mostrándole la casa a la visita, y él aceptó ir allá y acá con una gran voluntad de agradar.
Hermoso tuvo el mejor desempeño de su actual temporada nacional, pero ni sombra. Aunque lo haga mejor que el resto, sobresaliente, no se parece al de cinco años atrás. Lo extraño es que cumplió: clavó bien, citó de frente, cuarteó con solvencia, hasta se regodeó dando una vuelta entera a la hermosina, que a pesar de su magia no terminó de convencer. Su problema es que fue tan sorprendente en otras temporadas que ahora no es capaz de actualizar su capacidad de asombrar. La cuadra que trajo, la sub 8, es brillante, pero es que la gente espera siempre a la famosa selección Brasil del setenta (Chenel qepd, Pirata, Dalí, Viriato, Ícaro y Churumay). Fatal con la suerte final.
Castrillón se puso de rodillas y sacó el carácter represado en todos sus años de existencia. Perfumó la plaza con su spray de esencia y finas hierbas. Pero entró a pasaportar (si es que entró) con la técnica olvidada y las ganas debilitadas de un faquir. Una lástima que no logre condensar su toreo caro.
Hasta Santa Bárbara fue diferente. Dos tuvieron el mismo juego de un mal jugador de ajedrez: buscar las tablas. En honor a la justicia valieron dos (los primeros de Hermoso y Castrillón), pero sus correspondientes binomios divagaron con los aceros. Y los otros… al primero de Fandiño lo único que le faltó fue una vara y un poco más de comprensión del diestro; y el segundo de Hermoso fue a más, aunque tuvo un punto alto muy corto.
Con galimatías y todo se pudieron cortar cuatro orejas pero la noche se fue en blanco. La verdad es que fue una corrida en la que parecía que todos hubiesen intercambiado los papeles. Una noche de desencuentros. Fue tan rara, que hasta los antitaurinos dejaron de asistir. Una noche decente.
FICHA DEL FESTEJO
Temporada taurina de Medellín 2017. Primera corrida. Viernes, 27 de enero. Noche despejada. Más de tres cuartos del área habilitada (primer piso). Se lidiaron toros de Santa Bárbara, de aceptable presentación y juego diverso. Se destacaron segundo y tercero; el primero y el sexto cumplieron; los otros (cuarto y quinto), huidizos y mansos.
Pablo Hermoso: palmas y silencio.
Iván Fandiño: saludo y silencio.
Luis Miguel Castrillón: silencio tras dos avisos y silencio