MADRID

Interés ganadero; desacierto torero


domingo 28 abril, 2024

Al final, casi media plaza se cubrió de aficionados que desafiaron al desapacible frío que azota la capital por estos días y vinieron con la ilusión de ver una ganadería de interés "torista" y toreros como Curro Díaz y David de Miranda, ausentes de San Isidro, a pesar de las puertas grandes que les anteceden. Y se marcharon a medias, pues el juego de los toros resultó interesante, con su impecable trapío, su punto en mayor o menor grado de casta, de franqueza y de emoción, pero la terna no terminó de sacar rédito de todo ello.

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Curro Díaz, David de Miranda y Calerito, que confirmaba alternativa en sustitución del herido Juanito, hacían el paseíllo este domingo en la plaza de toros de Las Ventas para lidiar un encierro de Araúz de Robles.

Nerviosa confirmación de un Calerito que dividió opiniones

“Estudiante” se llamó el toro de la ceremonia, un animal serio por delante que se movió con chispa en el capote de Calerito, metiendo bien la cara por el pitón de izquierdo y protestando un poco por el diestro, pero con recorrido suficiente para que el sevillano se estirara bien a la verónica. Más cadencioso en la media de remate y vistoso en el galleo por chicuelinas al caballo, donde el toro cumplió sin más. Tras el intercambio de trastos, Calerito apostó de rodillas, pasándolo por delante y cambiándolo después por la espalda para ganar la vertical y marcharse a los medios con la atención del tendido ganada. Sin embargo, allí todo bajó un punto. Las tandas en redondo resultaron eléctricas, un tanto precipitadas y ayunas de temple y sitio, quizás por las ganas del sevillano que, después de un peligroso achuchón por la izquierda, bajó dos marchas y se mostró más reposado. El toro, al contrario, mantuvo su poder, pero se pensó mejor cada arrancada, vendiendo más caras sus embestidas. Un torero cierre por abajo y un estoconazo hasta la bola fueron lo mejor del confirmante.

El palco se lleva la bronca por permitir la lidia del inválido segundo

La pavorosas puntas del segundo impresionaron rápidamente, tan pronto como cayeron las protestas antes la falta de fuerza demostrada en el caballo. De la admiración a la condena en solo unos instantes, llevándose por delante el entonado saludo a la verónica de Curro Díaz, que dejó una media tan sentida como necesaria para romper el ímpetu del toro en su salida. Pero, lo dicho, todo se fue al traste por la invalidez del toro que claudicó tras cada intento de muletazo de la única serie que pudo intentar el jiennense.

El tercero pidió una guerra que De Miranda no firmó

El tercero, mejor hecho, midió más cada arrancada, pero iba con decisión, la misma que tuvo David de Miranda en el quite por gaoneras, más atropelladas al comienzo y templadas al final. El toro, encastado, le ganó el sitio a Cándido Ruiz en banderillas, quién, aún dejando el par, tuvo que marcharse a la enfermería por un puntazo en la muñeca (aparentemente), completando el tercio un poderoso Fernando Sánchez. Y se fue a los medios el onubense para provocar las francas arrancadas toro con la muleta en la derecha, embestidas que pesaban lo suyo, porque aunque les faltaba la clase de una humillación sostenida, tenían la entrega que da ese punto de codicia. “Pimentón” tenía eso, picaba y pedía guerra, una que De Miranda quiso combatir con una seda que no gobernó aquello, resultando en una faena enganchada y deslucida que nunca tomó vuelo, a pesar de que el toro apuntó un fondo muy interesante. La estocada dejó todo en un respetuoso silencio.

Más decisión que lucimiento en el cuarto

No prometió nada el cuarto, que escarbó, salió al contrario de cada lance, se dejó pegar en el caballo. Tuvo, eso sí, fijeza y obediente prontitud, virtudes que llevaron a Curro Díaz a brindar al respetable y apostar por una faena de esas de construir, de intentar estirar los viajes y amarrar la cara al suelo para completar una embestida decente, la misma que nunca llegó. Sin embargo, tuvo interés la labor del jiennense que, a pesar de la poca clase del toro, se valió de su movilidad para dejar ver su decisión. Lo mejor fue la estocada.

Poca historia con el manso quinto

Más centrado salió David ante el quinto, un toro que manseó y que punteó con violencia en los engaños, al que el torero le abrió los caminos por bajo con la muleta, sometiendo y dominando. Sin embargo, el toro traía poco y con ese molesto calamocheo no solo deslució cualquier intento estético, sino que impidió un mayor gobierno. No obstante, cuando menguó el poco ímpetu que llevaba, algún derechazo salió templado, antes de quedar a merced de los pitones, en la arena (sin consecuencias), y de asustar al gentío con un puñado de bernadinas con el toro ya rajado. Lo inaudito ocurrió una vez rodado el toro, cuando el turismo asomó sus pañuelos.

Una serie de mérito emborronada con el acero

La pésima (y larguísima) lidia recetada al manso sexto aumentó sus defectos, que no eran pocos, llegando a la muleta de Calerito con oleadas de violentos arreones sin orden ni concierto. Al sevillano no le quedó más remedio que ponerse el mono y empezar desde cero cada muletazo. Plantarse con firmeza donde aquello quema, poner la muleta muy de verdad y tirar la moneda para tirar del el toro y confiar que elija el trapo. Así consiguió una tanda de mérito, pues hubo verdad en ella y quiso ganar en emoción con una arlesinas de adorno al final, pero el terrible bajonazo que firmó con el acero lo emborronó todo.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Domingo 28 de abril de 2024. Corrida de toros. Cerca de media entrada en tarde de sol y frío.

Toros de Araúz de Robles. Serios y bien presentados en sus distintas hechuras, cinqueño el sexto. Encastado y obediente el abreplaza; inválido el segundo; encastado el interesante tercero; deslucido el cuarto; un quinto manso y deslucido; manso y obediente el sexto.

Curro Díaz (sangre de toro y oro): Silencio y ovación

David de Miranda (rioja y oro): Silencio y división tras leve petición

Calerito (blanco y oro): División y silencio tras aviso

INCIDENCIAS: Calerito, que sustituyó a Juanito, confirmó con «Estudiante», nº 12, negro bragado meano de 588 kilos.

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FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO