LISBOA

Un faenón de Finito despierta del letargo invernal a Campo Pequenho


sábado 27 febrero, 2016

Antonio, Manuel y Joao Ribeiro Telles, Víctor Mendes, Juan Serrano “Finito de Córdoba”, Juan del Álamo y el novillero Diogo Peseiro hicieron el paseíllo

Antonio, Manuel y Joao Ribeiro Telles, Víctor Mendes, Juan Serrano “Finito de Córdoba”, Juan del Álamo y el novillero Diogo Peseiro hicieron el paseíllo

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Un festival benéfico abría la temporada en la
plaza de toros de Campo Pequenho, Lisboa, para el que la reaparición de corto
del luso Víctor Mendes era el gran atractivo. En toriles esperaban seis
animales de Ribeiro Telles, Murteira Grave, Luis Rocha, Paulo Caetano, Canas
Vigouroux y Calejo Pires para Antonio, Manuel y Joao Ribeiro Telles, Víctor
Mendes, Juan Serrano «Finito de Córdoba”, Juan del Álamo y el novillero Diogo
Peseiro.

Manseando
salió el primero de la tarde, un novillo que Antonio Ribeiro Telles recibió con
frialdad y sólo cogió son la faena al tomar el primer palitroque. A sones del
pasodoble «Puerta Grande” fue sonsacando el tranco del astado luso, para
colocar otros dos palos con más voluntad que brillantez y pulcritud. De lejos
fue el cuarto par, acercándose de las tablas al centro del anillo. Una vuelta
al ruedo dio Telles tras una pega en la que se consiguió por parte de los
amadores al cuarto intento.

Manuel
Ribeiro Telles fue el segundo actuante del festival, y dejó de inicio dos rejones
de castigo dejó el joven caballero jadeados por el respetable. Fue hilvanando a
partir de ese momento una faena con un punto más de transmisión de la anterior,
compaginando clasicismo con toques de toreo moderno a caballo. Una gran pega
dejó el grupo de forçados antes de que la cuadra de cabestros se llevara a
toriles al astado.

Joao Ribeiro
Telles tuvo que lidiar al tercer novillo de la tarde y lo hizo con más
espectacularidad que sus dos compañeros anteriores. Conectó enseguida en el
tendido en el inicio de la faena, haciendo alardes antes de clavar tres palos
en buen sitio, montándose literalmente en el morrillo del astado luso. Captó la
atención del público desde el primer momento y así, paulatinamente, fue
consiguiendo llevarse de su mano a la afición. Se trata de uno de los
rejoneadores que es base de cartel en Portugal, y su juventud fue la que
también conectó rápidamente con el tendido. Impactante fue el final de faena,
especialmente un par cambiando los terrenos del toro e introduciéndose en éste
en un último par que levantó literalmente los tendidos. Una gran pega del grupo
de forçados finalizó la actuación.

Meció
con gusto las manos a la verónica Víctor Mendes ante el cuarto novillo de la
tarde, un animal que salió con pies y que tuvo cierto son inicial. Brindó su
labor a Juan Serrano «Finito de Córdoba”, pero no tuvo brillo su fanea por la
mentirosa embestida de un novillo desclasado desde el primer momento. Sólo hubo
dos tandas con emoción antes de que se fuera a la raya del tercio y se
emplazara u animal que embistió con violencia en el embroque. Se rajó en el
final de trasteo, evidenciando la falta de clase que mostró a lo largo de toda
la lidia y acortó Mendes. Entró con una primera banderilla final de la que
salió volteado el maestro luso para, a la segunda, clavar el palitroque.

Tuvo
también gracia el toreo capotero de Finito de Córdoba ante el quinto ejemplar
del festival con el hierro de Paulo Caetano, que tuvo temple en su tranco, al menos de inicio. Muchísimo gusto
y fantasía interpretó el veterano cordobés en el inicio muleteril, llevándolo
por alto e intercalando un cambio de mano y dos muletazos finales por bajo
torerísimos. Muy a gusto toreó por el pitón izquierdo, lado por el que se
templó un poco más el animal. Así, fue hilvanando un trasteo de pellizco y
temple precisamente al natural. Expresión y regusto mostró en los finales,
banderilla en mano, para recetarle una serie de enjundia que disfrutó el
andaluz. Al perfilarse con el palitroque, clavó éste pero siguió toreando
deleitando y haciendo saborear al público de Campo Pequenho su gran concepto.

Basto
de estampa era el sexto de la tarde, un astado al que le faltaba la fuerza y
que apretó al capote de un firme Juan del Álamo en el inicio de la lidia. No
pudo dejar más que dos verónicas pulcras antes de que el astado castaño le
apretara a Jarocho en la lidia y al resto de la cuadrilla palitroques en
mano. Fue a mejor el novillo, encastado
y metiendo la cabeza de forma genial en los trastos de un poderoso Juan del
Álamo que lo llevó de principio a fin en las tandas a diestras. Fue sobre esa
mano sobre la que el mirobriguense lo llevó poderoso porque era precisamente
eso, soberbia, lo que exigía el tranco de un astado encastado. Le arrastró los
cuartos traseros y se lo llevó hacia su territorio en un momento de apuro de
Del Álamo, pero por circulares invertidos terminó su trasteo encandilando a sus
seguidores. Se fue de rodillas para proseguir el toreo en redondo pasándoselo
por la espalda y llegando a estar en un momento de apuro, en una faena que fue
a más y se vino arriba totalmente. Se mostró vencedor de la pelea ante el
público y así lo supo valorar el respetable capitalino. Por manoletinas epilogó
trasteo antes de, palitroque en mano, dejar la banderilla clavada en el
morrillo.

Cerró
el festival el novillero Diego Teseiro, alumno de la escuela taurina de Campo
Pequenho, ante un animal más pequeño que los anteriores y que salió suelto.
Puso los palos con alegría aunque con más voluntad que brillantez y dispuesto
anduvo en faena. Dio una vuelta.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Campo Pequenho, Lisboa,
Portugal. Festival taurino benéfico.

Novillos de Ribeiro Telles, Murteira Grave, Luis Rocha, Paulo Caetano, Canas
Vigouroux y Calejo Pires.

Los rejoneadores Antonio Ribeiro Telles, vuelta. 

Manuel Ribeiro Telles, vuelta. 

Joao Ribeiro Telles, vuelta. 

Víctor
Mendes, vuelta. 

Juan
Serrano «Finito de Córdoba”, vuelta. 

Juan
del Álamo, vuelta. 

El novillero Diogo Peseiro, vuelta.