TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOS: JESÚS DELGADO
Con cuatro toros de Garcigrande proseguía, en la tarde de este 1 de octubre, la Gira de Reconstrucción de la Fundación Toro de Lidia en el bello coso de la localidad jiennense de Úbeda. Se lidiaban toros de Garcigrande para un cartel compuesto por El Juli y Álvaro Lorenzo.
Castaño claro era el primero de la corrida, un animal bello que no mostró demasiada fijeza en el capote de Juli y al que lanceó con compases de buen trazo a la verónica. Tampoco tras el tercio de varas de Barroso ni el de banderillas. Al público fue el brindis del torero madrileño, que comenzó llevándose con gusto a los medios al animal, destacando sobre todo una trinchera de bella factura. Dejó Juli series muy poderosas sobre todo con la mano derecha a un animal cambiante y con el que mostró López la experiencia y sapiencia alcanzada en sus más de dos décadas como figura. Una estocada que requirió de varios descabellos puso fin a este primer acto.
Personales lances a la verónica también dejó Álvaro Lorenzo al segundo del festejo, un animal de Garcigrande que derribó al picador en el encuentro en varas. También al público fue el brindis del toledano, que pronto vio la condición de un toro repetidor pero al que le faltó un punto de clase y quizá de humillación para echar la cara abajo en el momento del embroque. Lorenzo fue sonsacando las virtudes que sí tenía el animal con su personal concepto: a base de toques sutiles y de tragar en medio de las series, construyó una faena de pleno gusto, especialmente en los bellos naturales que consiguió. El estoconazo final puso en sus manos el doble trofeo.
Al tercero lo saludó El Juli con mucho relajo, en delantales de escasa prisa y marcada cadencia, como la tuvieron también las chicuelinas del breve quite. Fue imperioso Julián con la muleta, delante de un animal que venía mejor que se iba, aunque tenía muchas virtudes hasta pasar el embroque. Sobre todo el fondo, porque el poder de El Juli se encargaba de enviar su embestida tan lejos como precisase. Faena de rotundidad con la tela que el acero se encargó de arruinar, porque los dos pinchazos emborronaron su buen hacer con la muleta. Ovación.
Más destartalado salió el cierraplaza, bastito como alguna línea buena de Domingo Hernández, humillador sólo en una media de mucho gusto de Álvaro Lorenzo en el saludo. Por abajo se fue doblando Lorenzo con el toro, animal de escasa fijeza al que le costaba seguir el engaño por su falta de raza. Tuvo poso la actuación de Álvaro a falta de otra cosa, porque se fue quedando el toro cada vez más corto hasta que le cerró la persiana. Poco a poco, sin descomponerse y sin aburrirse, logró Lorenzo extraer naturales de gran empaque, siempore impregnados de la clase que rebosa el toledano. No viajó tan certera la espada de Álvaro esta vez, y una ovación premió su asiento..
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Úbeda, Jaén. Tercera de la Gira de Reconstrucción. Corrida de toros. Lleno en el aforo permitido.
Toros de Garcigrande (primero, segundo y tercero) y Domíngo Hernández (cuarto), correctos de prsencia y de buen fondo en general.
El Juli, ovación y ovación
Álvaro Lorenzo, dos orejas y ovación