Colmenar Viejo 28-8-2018 from Cultoro TV on Vimeo.
TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
Antonio Ferrera -en sustitución de Sebastián Castella-, Miguel Ángel Perera y Juan del Álamo conformaban la terna que hacía el paseíllo este martes dentro de la cuarta y penúltima de la Feria de Los Remedios de la localidad madrileña de Colmenar Viejo. Se lidiaban astados de Valdefresno para la ocasión.
El primero de Valdefresno manseó de salida y volvió ancas a los capotes que se le presentaron. Buscó la Puerta de chiqueros sin disimulo y se negó a acudir a los cites. Manso de carretas, el esfuerzo de Ferrera por llevarlo a la contraquerencia y mantenerlo en el trapo fue estéril. Silencio.
El amplio burraco que hizo segundo le echó pronto el freno de mano a Perera en el capote y se negó a acudir con boyantía incluso cuando le perdía pasos el extremeño. Manso y desentendido de cites, tuvo que cambiar el tercio Perera para no alargar el suplicio. Pero se comportó el animal en la muleta en los mismos términos que lo había hecho antes, dejando en nada los esfuerzos de Perera por ponerlo en ritmo de embestir. Aún así logró robarle muletazos y hasta ligar le un par de ellos de vez en cuando en una labor de paciencia y saber. Media estocada tras pinchazo bastó para despenar en silencio al animal.
El tercero, bajo, armónico y reunido, manseó como sus hermanos en el saludo de larga cambiada de Juan del Álamo y en el tercio de varas que hubo de cumplimentarse en la puerta. No le permitieron al Charro que lo brindase, pensando que no tendría ni uno, pero supo Juan buscar la distancia para darle inercia, dejarlo que chocarse para partir de ese punto y dejarla en el morro para que no parase. Quiso huir el manso, pero se redondeó en su huida para que le echase el trapo al piso el Charro. Seguro, con oficio, con serenidad, fue construyendo un trasteo sólido que emborronaron los dos pinchazos y el aviso que sonó con el acero. Silencio.
Tampoco el burraco que hizo cuarto se quiso salir de los vuelos del percal de Ferrera, que realizó labor de brega en los primeros tercios. Saludó Javier Ambel en banderillas tras dos extraordinarios pares. Y manseó con profusión en la muleta el burraco de Valdefresno, pero obedeció y sacó fondo cuando le buscó Antonio la largura templada sin que pudiese desasirse del abrazo del trapo. Enganchó con precisión el extremeño, azuzó con la voz y acuñó series ligadas de embarcar y soltar. Pinchó un par de veces antes de la estocada y allí quedó el premio. Ovación.
El quinto, el animal más justo del encierro de Valdefresno, se comportó con la misma mansedumbre que sus hermanos. Tanto que incluso Perera y su técnica perfecta se vieron incapaces de hacer que repitiera más de dos veces ; ni tragando, ni perdiendo pasos, ni dejando puesto el trapo ni templando al animal como nunca se mereció. Silencio.
El casto que cerró plaza y feria tuvo otro son en el capote de Juan del Álamo, donde embistió andando, pero con humillación y desliz. Le faltó clase después, cuando le dio muleta Juan con firmeza y solvencia, pero tuvo humillación y movilidad transmisora mientras pensó que tenía posibilidades. Siempre solvente el Charro, con gusto en un par de trincherazos, en un par de naturales. En la puerta de chiqueros concluyó su labor, una vez que echó el castaño las tres cartas. Hasta coces le tiró en su querencia el toro a Juan, que no sé aburrió en ningún momento. Una estocada tendida lo dejó todo en ovación.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Colmenar Viejo (Madrid). Cuarta de la Feria de Los Remedios. Corrida de toros. Media entrada en el numerado.
Toros de Valdefresno, manso de carretas el primero; remiso y manso el burraco segundo; manso de huida hacia adelante el tercero; mansurrón obediente el docilón cuarto; manso sin paliativos el vareado quinto;
Antonio Ferrera, silencio y ovación.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.
Juan del Álamo, silencio y ovación.