El palco presidencial de Madrid está, en el
presente San Isidro, demasiado revuelto. Todo el mundo es consciente de la disparidad
de criterios existentes entre los presidentes que, diariamente, se aprecia en Las
Ventas. Una circunstancia que adquiere tintes realmente preocupantes por su
desigualdad a la hora de aplicar las normas. Junto a ellos, delegados
gubernativos, veterinarios y asesores artísticos donde también se ha producido
cierto revuelo.
La raíz de todo hay que buscarla en la disparidad de
criterios de un equipo a otro, algo que se puso de
manifiesto, de manera clara y contundente, en el día de hoy, tras conceder una
oreja con una justísima petición y al negarse otras, con abrumadora solicitud
días pasados. Por ejemplo el novillero Jesús Enrique Colombo, sufrió esa discrepancia
en la primera de abono. En la tarde de hoy, también se ha devuelto una res de
forma incoherente y en otras, con más motivos no ha salido el pañuelo verde. En
fin, transparentes demostraciones de las distintas varas de medir que se aplicaron dependiendo de quién sea el
presidente. Algo que no puede consentirse en una plaza de
la categoría de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid.
Y, claro, todo esto lo sufriendo el aficionado,
el público que paga, y que ve impotente cómo aquello de la soberanía queda en otros
menesteres y sin soberanía lógicamente. Sería conveniente que la Autoridad
competente, pusiese especial énfasis en la consecución de esa unidad de
criterios por parte de todos y cada uno de los que se suben al palco. De lo
contrario,podemos encontrarnos con más polémicas en las decisiones que
pueden perjudicar a los diestros actuantes, pero sobre todo, ir en contra de
los aficionados y de la categoría de plaza.
No se trata
de regalar las orejas, de aprobar toros pequeños o de pasar la mano en
cuestiones relativas al reglamento.Madrid tiene una medida tanto para el toro como para el torero, y ésta es ampliamente conocida
por la mayoría de las personas que se sientan en sus tendidos, a pesar de ser espectadores ocasionales como los del clavel. Las Ventas, está viendo en San Isidro, un
palco presidencial que está perjudicando cuantiosamente el desarrollo del
espectáculo.