TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO
El hierro de La Quinta llegaba, en la tarde de este 27 de mayo, a la feria de San Isidro de Las Ventas dentro de la segunda novillada picada del ciclo isidril. Ángel Jiménez, André Lagravére «El Galo» y Francisco de Manuel estaban acartelados.
A merced del primero de la tarde quedó el picador Agustín Romero, cayendo sobre éste, que tuvo movilidad en los primeros compases pero una voltereta mermó su condición. Dejó Ángel Jiménez un pausado inicio de faena para sacarse al animal a los medios, dejando a diestras buenos compases y templados en la primera de las series en redondo. Los enganchones deslucieron la labor del joven en la segunda de las series, volviendo de nuevo a la diestra el sevillano ante la noble calidad del animal. Tras despacharlo de una estocada baja, fue silenciado.
“Marsellés”, número 72, era el segundo de la tarde, primero del lote de El Galo, novillo aplaudido finalmente en el arrastre. El banderillero Lipi sufrió un susto: el animal, a la salida de un par de banderillas, hizo por el subalterno, que habilidosamente consiguió tomar presto el olivo. Finalmente no tuvo consecuencias aparentes el percance, pero el susto sobrevoló el ambiente. No le tomó el pulso el novillero azteca a un animal que brindó al público y con el que no terminó de encontrarse.
Excelente fue el recibo capotero de Francisco de Manuel al primero de su lote, un tercero con el que ya vibró Madrid en el quite por verónicas también del joven, hundiéndole la mano y llegando con mucha fuerza al tendido. Ovacionados resultaron Iván García y Fernando Sánchez en banderillas. Se le metía por dentro y no era fácil el animal, dejando entrega el joven. Pinchó al de La Quinta en una ocasión y enterró a la segunda el acero.
“Soberbio”, número 32, cárdeno, nacido en octubre de 2015 fue el cuarto del festejo, de 515 kilos y segundo del lote de Ángel Jiménez. Quiso aprovechar al máximo Ángel Jiménez las embestidas del animal durante la faena de muleta, pero no fue posible el lucimiento ante un animal negado, deslucido. Tuvo pulcritud a la hora de proponer, pero tan sólo en momentos aislados logró lucirse ante un animal desengañado, con medias embestidas y siempre mirando hacia las tablas. Espada en mano, pinchó y fue silenciado.
Arrebatado en el tercio de banderillas, anduvo el mexicano con más voluntad que acierto poniendo los rehiletes ante un novillo que apretaba hacia los adentros. Muleta en mano, dejó momentos aislados pero no terminó de conectar con Madrid ante la movilidad exigente del de La Quinta. Por manoletinas finiquitó su labor, matando de estocada.
Seguridad y conocimiento de la lidia mostró De Manuel ante el sexto, último novillo del encierro con el que el joven dejó tandas perdiendo pasos y amoldándose a la condición de animal. Solvente ante un novillo sin romper, que mató de un soberbio espadazo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Décimo cuarta de la Feria de San Isidro. Novillada picada. Más de dos tercios de entrada.
Novillos de La Quinta.
Ángel Jiménez, silencio y silencio.
André Lagravére «El Galo», silencio y silencio.
Francisco de Manuel, ovación y ovación.