VALENCIA

Ureña triunfa al natural


sábado 22 julio, 2017

Una buena corrida de Algarra permitió al murciano dejar su sello, llevándose una fortísima voltereta; otra oreja paseó Simón y deslucido Paquirri en su adiós levantino

Una buena corrida de Algarra permitió al murciano dejar su sello, llevándose una fortísima voltereta; otra oreja paseó Simón y deslucido Paquirri en su adiós levantino

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: SCP

La tercera de la feria de Julio de Valencia planteaba, en la
tarde de este sábado, una corrida de toros con el hierro de Luis Algarra en la
que hacían el paseíllo Paquirri, Paco Ureña y Alberto López Simón.

575 kilos pesaba un abreplaza serio al que Paquirri no logró encelar de salida. Cumplió en varas el animal, entrando Paco Ureña en un quite por tafalleras rematado por abajo. Puso palitroques Rivera, debiendo cambiarle dos veces los terrenos y parear de las tablas hacia afuera. Paulatinamente se lo fue sacando a los medios para conseguir dos tandas a diestras en terrenos de sol. Fue eso, el planteamiento del trasteo haciendo honra a la dilatada experiencia de la carrera de Rivera, lo mejor de una labor en la que la pulcritud de los muletazos no llegó para que se otorgase premio. Al encuentro fue la media estocada que le infirió Paquirri, matando de infame bajonazo a la segunda. Silencio. 

Quiso ponerse puro Ureña a la verónica en el segundo pero los enganchones evitaron la conexión. Cumplió en el caballo de Vicente González y la cara alta le puso a Pirri en los dos pares. Al público fue el brindis de Ureña, que comenzó labor  sacándose a lo s medios un astado que le repetía por abajo en cada cite. Expresión puso en la primera tanda a diestras, desluciendo la segunda por el mismo lado los enganchones ante el de Algarra. De uno en uno se los sopló plenos de pureza al natural en la siguiente serie, abriendo el compás por el mismo lado también en una siguiente tanda que llegó con fuerza arriba. A pesar de la brisa molesta, por se lado expuso entre las rayas del tercio de nuevo destacando los dos de final de tanda. Sonrisa en la boca y torero en expresión, se vio un Ureña entregado a golpe de natural. Pinchó en el primer encuentro y, al enterrar el acero a la segunda, sufrió una fortísima voltereta de la que salió magullado. Cuando se lo llevaban a la enfermería, quiso rehacerse y esperó a la muerte del animal, que por culpa del puntillero tardó en hacer efecto. Fortísima ovación camino de la enfermería.  

No logró López Simón encelar al tercero de capote, un astado de Algarra serio por delante y que cumplió en el caballo de Tito Sandoval. En faena, dejó unas primeras tandas sin decir nada por ambos lados. Lo más granado de cara al tendido llegó en el epílogo muleteril, en un soberbio arrimón por circulares en el que el de Barajas se encunó entre los pitones. La estocada le valió un premio que pidió la plaza y concedió la presidencia. Oreja tras aviso. 

Un fuerte golpe se dio contra el burladero de capotes el cuarto de salida, reponiéndose tras unos segundos. Le dio cera el picador en la primera vara, cuidandolo en la segunda. No banderilleó Rivera y cambió el tercio la presidencia con tan sólo tres palos. Muleta en mano, Paquirri se encontró con lo que quedó de un astado masacrado en varas y al que dejó detalles por ambas manos sin lucimiento en demasía. Tuvo bondad un toro que, a pesar de todo, le duró, y el sevillano no consiguió sacar fruto en su adiós de la capital del Turia. Con la espada, el trianero dejó un pinchazo y una media agarrada que tiró al astado. Nuevo silencio. 

Se corrió turno por el percance de Paco Urela y fue Alberto López Simón el encargado de matar el quinto, un toro de Algarra con 555 kilos de peso que se llevó las varas en el caballo que guardaba la puerta, sangrando mucho tras el tercio. Brillaron Siro y Arruga, que tuvieron que desmonterarse tras sus pares ante una buena lidia de Vicente Osuna. Tras los muletazos de tanteo, López Simón intentó domeñar el tranco desclasado de su oponente. Debió tirar de voluntad el de Barajas para sobreponerse a las caras altas y derrotes de un astado que incluso le dio en el rostro sin consecuencias aparentes. No fue posible el lucimiento. Un metisaca, un pinchazo y varios golpes de descabello. Silencio. 

Entre una sonorísima ovación salió de la enfermería Paco Ureña a matar al sexto, un toro de Algarra de expresión seria en el que el silencio expectante se hizo cuando Ureña se crujió a la verónica. Por estatuarios comenzó una labor que tuvo una perfecta estructura en dl centro del anillo. A ralentí ejecutó las dos siguientes series al natural que fueron canela en rama para la afición levantina. Con Nerva sonando, el cite de frente, el mentón en el pecho y la proposición siempre pura se ganó también al natural al tendido. Tardó en cuadrar al toro pero cuando lo hizo le dio un estoconazo en todo lo alto que lo tumbó. Oreja con fuerte petición de la segunda no concedida. Fuerte bronca al palco. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valencia. Tercera de la feria de Julio.
Corrida de toros. Media entrada en los tendidos.

Seis toros de Luis
Algarra.
 Noblón sin gas el serio primero; con calidad a zurdas el segundo; con durabilidad el buen tercero; con calidad pero venido a menos un cuarto que se llevó lo suyo en varas; desclasado el quinto;

Paquirri, silencio y silencio.

Paco Ureña, ovación y oreja.

Alberto López Simón, oreja tras aviso y silencio.