LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

El vacío de saberse lleno


viernes 16 mayo, 2025

Fernando Adrián firma, sin espada, su faena más rotunda de las realizadas en Madrid, con un toro de ensueño de Victoriano del Río

Portada Fernando Adrián
Fernando Adrián se lamenta por el triunfo perdido © Luis Sánchez Olmedo

Con ese estruendo y esa algarabía propia de los viernes isidriles, donde con una copa en la mano todo se magnifica, Fernando Adrián pudo sumar su cuarta Puerta Grande en Las Ventas. Su toreo sin embargo no necesitó de alteración química para ser valorado, pues el madrileño enseñó una versión más refinada y reposada, en su tarde más rotunda de todas las protagonizadas en esta plaza. Fue el acero, infalible tantas veces, quien le apartó del éxito. Su faena no obstante dio sentido a un festejo parcheado a mediodía con dos remiendos de Victoriano del Río en el que ni Manzanares ni Pablo Aguado aportaron nada positivo a la función.

Precisamente de Victoriano fue el toro de la corrida. Ejemplar pegado al suelo pero muy amplio de cuna, aparatoso tela. Había pasado desapercibido en los primeros tercios, hasta que Adrián llamó la atención del animal y concentró la del público en un fulgurante inicio de rodillas en los medios. Los pases cambiados de hinojos precedieron al mejor tramo de la obra, el más rotundo y el de más poso: dos series con la mano derecha verdaderamente buenas. Porque aunaron hondura, reunión y limpieza. Con mayor despaciosidad, sin la tensión y la electricidad de otras tardes. Además se notó incluso un avance estético en el trazo del muletazo.

Cuando cogió la zurda la faena pasó por una leve vaguada, desarme incluido, un borrón que pronto solventó el torero con una serie al natural muy decente, antes de volver a la diestra para cerrar una faena justa y medida. Sin epílogos improductivos. Solo unas bernadinas de gran ajuste, en las que el toro, como toda la faena, acometió con prontitud y codicia. Otro gran toro de esta ganadería que agranda su leyenda en esta plaza.

Se aplaudió con fuerza al toro después del descalabro a espadas del torero, que dio una vuelta al ruedo con el reconocimiento a un tiempo de los de las copas y de los abstemios. Antes, apenas había podido mostrarse con su primero, un tren de El Puerto, con caja y cuerpo, que descolgó y acometió con ritmo de salida, pero abriéndose de más y apuntando el estrecho depósito de raza y fondo que exhibió después.

El concurso de Adrián y el toro de Victoriano fue casi lo único reseñable del espectáculo, pues Manzanares no terminó de meterse ni con el primero, toro grande y amplio de El Puerto, con cuello, acapachado, con volumen pero sin excesiva su alzada, que tuvo cierto son marcando querencia y al que pasó por ambos pitones sin excesiva convicción. Con el cuarto, de La Ventana, al que zurraron en varas y llegó muy mermado a la muleta, no llegó a ponerse. Eso sí, a ambos toros los despachó con las dos estocadas de la tarde.

Aguado por su parte sorteó por delante uno de Victoriano, tremendamente agresivo, pero de manos cortas, que se movió con temperamento y sin orden. Tampoco el sevillano encontró el modo de canalizar sus embestidas y fusionarse con su embestida. El colorado sexto de La Ventana no estuvo sobrado de fuerza ni de raza. Se puso Aguado por los dos pitones sin el quórum de un público que esperaba más de él. Yo también.

FICHA DEL FESTEJO

Viernes, 16 de mayo de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Séptima de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. No hay billetes.

Dos toros de El Puerto de San Lorenzo (primero y segundo), dos de La Ventana del Puerto (cuarto y sexto) y otros dos de Victoriano del Río (tercero y quinto). Todos con cuajo y caja, de amplia romana. Noblón sin fondo el primero; enclasado muy a menos el segundo; mortecino y sin vida el tercero; soso y vulgarón el corretón cuarto; humillador, enclasado y bravo el gran quinto, emotivísimo y ovacionado en el arrastre; andoino el sexto, pese a acometer con cierta intención.

José María Manzanares, de marino y oro: silencio y silencio.

Fernando Adrián, de mercurio y plata: silencio y vuelta al ruedo tras aviso.

Pablo Aguado, de negro y oro: silencio y silencio.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogalería Madrid 16 5 2025