FINAL SEVILLA

Valadez emerge en una tarde con argumentos


domingo 14 mayo, 2017

Valadez destaca sin cortar apéndices, dando dos vueltas al ruedo tras dos actuaciones de distinto contenido. Jesús Enrique Colombo y Toñete salen ovacionados en la primera novillada del ciclo

Valadez destaca sin cortar apéndices, dando dos vueltas al ruedo tras dos actuaciones de distinto contenido. Jesús Enrique Colombo y Toñete salen ovacionados en la primera novillada del ciclo

PABLO LÓPEZ RIOBOO / FOTOS: ARJONA-PAGÉS

Una novillada con picadores acogía la Real Maestranza de Caballería de
Sevilla este domingo, primera de la post-Feria, en la que hacían el paseíllo Jesús Enrique Colombo, Leo Valadez y Toñete.
Un encierro de Guadaira tras el gran
éxito del año pasado se lidiaba.

El torero más destacado de la tarde fue el mexicano Leo Valadez, dio dos vueltas al ruedo
en sus dos novillos tras dos trasteos solventes y con el denominador común del
toreo templado. El segundo de la tarde fue un noble y obediente animal de Guadaira, el cual dejó al mexicano
soltar muñecas y soltarse a la verónica. Empujó con celo al jaco y acometió con
galope al capote de un Toñete que
dejó un buen quite por tafalleras, pese a no ser su fuerte ahora mismo lo
lances de capa. Tuvieron temple y mando los muletazos iníciales, mejor los
últimos que cerraron la serie inicial con las rodillas genuflexas. Faena
presidida por la firmeza de plantas y el temple. Tuvo mayor rotundidad por el
derecho, el animal pese a no humillar si tomó con clase la pañosa. Por el
izquierdo bajó algo la faena debido a la menor entrega del animal. Labor de
torero rodado y placeado ante un animal con virtudes, pese a su justeza de raza.
Cerró la faena con un torero a dos manos y una estocada por derecho. Tras
petición de oreja y escuchar un aviso, dio una vuelta al ruedo. Palmas para el novillo en el arrastre.

Tuvo ante sí Valadez un quinto animal con virtudes pero la raza medida. Su cuadrilla le hizo las cosas
perfectas, gran puyazo de Bernal,
suave lidia de Curro Vivas y dos
pares que le valieron el desmonterarse a Pepín
Monje
. Quitó por Zapopinas -Lopecinas– con el compás abierto el
mexicano, sobresalió el temple con el que realizó dicha suerte capotera. Con la
muleta la faena tuvo dos partes, una primera con mayor temple y ligazón, en la
cual la gente se metió más en la labor del azteca y una segunda más irregular
por la rajada condición del animal. Aun así, faena de buen metraje de un
novillero muy rodado. Tras la estocada se le pidió la oreja, dando este una nueva
vuelta al ruedo.

Tiene muy buen concepto Toñete,
más verde con la capa, pero se le atisban cosas con interesantes en la muleta.
Ante el tercero, un animal sin casta ni raza dejó patente su forma de torear
ante uno de Guadaira que no puso nada de su parte. Se templó a derechas, se
quedó en el sitio y tiró de el, en una labor sorda pero con fondo. Pese al nulo
juego del novillo quiso el madrileño que Sevilla le viera al menos
predispuesto. Se dejó matar en una estocada en la que salió magullado, tanto en
el muslo izquierdo como en la frente, se salvó de milagro. Antes su banderillero
Ángel Gómez– también resultó
volteado al parear al castaño, como su jefe de filas, se salvó por los pelos de
un serio percance. Finalmente Toñete fue ovacionado por una Sevilla que le obligo a salir a la raya del tercio.

Tuvieron poca historia los primeros tercios de la lidia del sexto, un
animal como todos sus hermanos al que le faltó raza. Tuvo movilidad en las
telas el novillo con el que Toñete escuchó la música -de forma acelerada y desacertada- en una faena desigual pero
con algunos pasajes templados. El de Guadaira iba perdiendo celo en sus embestidas conforme se sucedían los pases -tandas en
algunos casos excesivamente largas por las condiciones del animal-  en una faena que pese a la predisposición del
novillero solo caló en pasajes sueltos. Se le nota aún la bisoñez y la falta de
rodaje a un novillero al que todavía le quedan por pulir defectos, dentro de un
concepto con notas positivas. Se atacó en la suerte suprema y fue silenciado tras
escuchar dos avisos.

Poco lucimiento se vio en el abreplaza, un animal de Guadaira que ya desde salida cantó su
justeza de raza. Usó el capote con soltura en un recibo con mayor intención que
lucimiento. Colombo dejó tres pares
solventes, por su ejecución, ante un animal que nunca iba entregando. Templó por
momentos el venezolano al novillo en una faena con buen pulso ante un animal
descastado. Se libró hasta en tres ocasiones de un posible percance debido a
las coladas del utrero. Lo mejor fue la estocada volcándose entre los pitones
-de enorme merito y valor-. Su labor fue finalmente silenciada, una faena de
tesón y ganas, en la que el novillero nunca le perdió la cara al animal,
intentando sacar agua de un pozo seco.

Sin historia resultó el capitulo en el cuarto de la tarde, un manso y
desclasado animal con el que Colombo se mostró dispuesto pero sin conseguir ahormar faena. Le intentó poner gusto a
los muletazos, dejó algún derechazo suelto cantado por el público que llenaba
casi en la mitad de su aforo el coso sevillano, pero solo fueron una raya en el
océano, muy poco premio para faena tan larga. Se mostró voluntarioso, con ganas
de dar un golpe en Sevilla, pero su
lote no ayudó en nada. Embestidas muchas veces a la defensiva de un cuarto
novillo que nunca se entregó en las telas. Tras una estocada de rápido efecto
fue ovacionado.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novillada
de abono. En torno a media plaza en tarde soleada y de agradable temperatura.

Seis novillos de Guadaira. Correctos de presentación pero de juego dispar y con la raza medida.
Destacó el segundo de la tarde, aplaudido en el arrastre.

Jesús Enrique Colombo: Silencio y ovación. 

Leo Valadez: Vuelta al ruedo tras aviso y vuelta al ruedo

Toñete:Ovación y silencio tras dos avisos