Morenito de Aranda, Francisco José Espada y Juan de Castilla hacían el paseíllo, este domingo, con la corrida de Valdefresno en Las Ventas. A las 19:00 horas arrancaba el paseíllo.
Morenito apuesta con el primero, pero el toro se vino abajo
No se lo pensó el Morenito de Aranda para irse a la puerta de chiqueros a recuperar el sitio que no debió perder en esta plaza. Salvó bien la larga cambiada de rodillas, pero mejor estuvo a la verónica con un toro que, de salida, mostró celo y nobleza a partes iguales. Cierto es que no le sobraban las fuerzas, más aún después de la vuelta de campana en el primer muletazo, pero había cierta calidad en su media altura. Así lo vio Jesús, que buscó afianzar al toro en las primeras series para luego extraer su escaso fondo al natural, templado y mandón, pero el de Valdefresno se venció por dentro y careció de ritmo para que aquello se redondeara.
Espada roza el premio con un buen segundo de Valdefresno
A Espada no se le notó que venía con los puntos de la grave cornada que sufrió en el campo hace apenas dos días, asentando como el que más, clavó las zapatillas en la arena para dejar dos naturales soberbios al segundo, y quizás las ganas le traicionaron cuando para lugar el siguiente sin haberse hecho con la voluntad del buen toro. Fue con la derecha con la que, tras una serie enfibrada dijo «aquí mando yo». El de Valdefresno obedeció con codicia, pidiendo los medios, con ese punto de brío que exigía lo suyo, y el madrileño respondió con una buena serie de naturales bajos y recios. Sin embargo, faltaba algo, ese punto de acople, de pausa y temple que le diera armonía a la faena. Tras la espada, tropezada, hubo petición, que ni atendió el presidente.
Autoridad del colombiano Juan de Castilla con un tercero a menos
No le sobraron las fuerzas al tercero y metió la cara con calidad en el capote de Juan de Castilla, que si no pudo estirarse a la verónica fue porque el toro perdió las manos y trastabilló. Ya había soltado los brazos en colombiano en un buen quite por gaoneras al segundo. De apuesta iba la tarde y Juan se fue a los medios para citar de rodillas con la muleta en la izquierda, fueron naturales de testosterona. Los buenos vinieron después, cuando el toro, podido, comenzó a venirse abajo, y el paisa sacó toda su autoridad. Tanta que, tras una rotunda serie de derechazos, el toro se fue a los chiqueros. Juan tras él, sin renunciar nunca, el paso adelante.
Poder y capacidad de Morenito sin oponente en el cuarto
Supo recoger Morenito al suelto cuarto, que se movió con alegría en esa primera serie en redondo en el tercio. Sin embargo, una vez fijado el toro, comenzó a pasar rebrincado y deslucido. Si no se quedó corto fue porque el torero tiró de él con poder hasta el final, sin perder nunca las formas y esa propuesta de muletazo sincero, ofreciendo el muslo. Insistió Jesús hasta arrancar varios muletazos sueltos de desgarrada verdad y trazo sutil, hasta que del toro no quedó nada. El espadazo hizo que salieran los pañuelos, pero el presidente se guardó el suyo.
Espada se estrella contra la imposibilidad del quinto
Volvió Espada de la enfermería, a dónde fue tras la lidia del segundo para revisarse la herida, y se encontró con un viento que molestó la segunda parte de la corrida y con un quinto que topó más que embistió. Además tardó en acudir a los cites y redujo su recorrido hasta el desespero. Francisco José insistió, quiso, pero poco había de dónde rascar una embestida completa que le permitiera el lucimiento.
Lo mejor vino al final con De Castilla, pero se fastidió por el toro
Entusiasmó de nuevo la calidad del sexto, que tuvo importancia siempre, al punto de generar un momento de peligro cuando arrolló a Oscar Castellanos a la salida el tercer par de banderillas y luego hizo lo mismo con Raúl Cervantes cuando se quiso quedar con él. A los medios y con la muleta puesta por delante, Rincón en el recuerdo, Juan hizo crugir Las Ventas con dos series soberbias de derechazos, todas por abajo, sin importar el viento, encajadas, vibrantes y repletas de entrega, la del torero, la del toro y la del público con ambos. El reposo del torero y las pausas le dieron mayor dimensión a todo, también en otra tanda más por naturales. La pena fue que el toro se rajó descaradamente y se refugió en tablas negándose a pasar j a vez más. Por eso tampoco ayudó en la suerte suprema y los pinchazos fueron inevitables. Era de premio, pero se fastidió todo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de toros. Alrededor de un cuarto de plaza.
Toros de Valdefresno. Deslucido el primero; bueno el segundo; con calidad hasta que renunció a la pelea el tercero; suelto y desfondado el cuarto; bueno, peros se rajó el sexto.
Morenito de Aranda, de negro y oro, silencio tras aviso y vuelta tras aviso.
Francisco José Espada, de azul marino y oro, vuelta y silencio tras aviso.
Juan de Castilla, de blanco y oro, palmas tras aviso y vuelta tras aviso.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO