Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Pablo Mayoral y Hermanos Quintas lidiaban en la novillada concurso de este domingo en Las Ventas en un cartel compuesto por Rubén Fernández, Fernando Plaza y Alejandro Adame.
La presidencia deja sin opción a Rubén Fernández con el descoordinado primero
No prometió mucho el primero, que tuvo comportamiento de manso corraleado al salir, regulando antes de acudir con violencia al capote, frenando en el embroque para echar las manos arroba después. Rubén lo paró con oficio en el capote y lo llevó al caballo en los tres puyazos reglamentarios, que tomó siempre por fuera de las rayas marcadas para el concurso y sin clase ninguna, soltando la cara y sin franqueza en la pelea. Además, su evidente descoordinación hacían lícitas las palmas de protesta, que continuaron en la muleta, pues el novillo embistió completamente descompuesto, con poder, pero de forma azarosa, pues aunque también tenía intención de acudir a las telas del novillero, su condición le impedían hacerlo con orden y clase. Falló la presidencia al dejar al novillo en el ruedo, cada cite era una moneda al aire, con los pitones pasando de forma aleatoria, unas veces fiera, otras dentro, unas veces por la arena, otras saltando por los aires… Así, por mucha voluntad y empeño que puso en la lidia el se Arganda, nunca pudo gobernar sobre el novillo y llegó a perder el útil hasta en dos ocasiones. Mató como pudo. Y el aviso precedió al silencio para el torero y los sonoros pitos para el novillo.
Vuelta para Alejandro Adame tras una faena inteligente al potable segundo
El segundo, de Alejandro Vázquez, al menos se movió con normalidad en el capote de Alejandro Adame, que se estiró a la verónica dibujando una bonita media al final del recibo. No mostró demasiado recorrido el novillo, que además recortó distancias en el caballo para atacar justo cuando estaba debajo del estribo, empujando con más intención que fuerza. Pronto lo vio el menor de los Adame, que lo llevó a su aire en la muleta, sin molestarlo demasiado para afianzarlo, citando con suavidad para esperarlo y vaciar la embestida que el novillo tomó con obediencia a media altura, pero soltando algunos molestos tornillazos al final, cuando no se le templó. Una vez afianzado, el novillo mostró fijeza y prontitud, a pesar de la falta de entrega y humillación. Alejandro, siempre bien colocado y con frescura de ideas, supo aprovechar estas virtudes en una faena inteligente, con algunos muletazos buenos de verdad, pero que no se prodigaron demasiado por esa condición de soltar la cara al final el novillo, que impidió que las tandas fueran redondas y lucidas. Dejó una buena estocada y dio una vuelta protestada, mientras al novillo lo arrastraron en silencio.
Fernando Plaza, silenciado con un gran «Churrero» de Montalto
Clase y alegría en el galope fueron las notas destacadas a la salida del tercero, con el hierro de Montealto, que permitió a Fernando Plaza un templado asentado puñado de verónicas de buen corte. Y a mejor fue el novillo en el caballo, al que atacó en la distancia con decisión y rectitud, empujando de verdad, a pesar de que en niguno de los tres encuentros el picador, Luciano Briceño, lo agarró a la primera en el sitio. Pronto también en banderillas y bravo en la muleta se mostró el Montealto, que se arrancó a cada envite con poder, prontitud, humillación y transmisión en una primera serie intensa, pero que a la postre fue la mejor, pues el novillo exigió un sitio que Fernando no siempre le dio, pues optó por acortar las distancias y ahogar las encastadas y enclasadas embestidas del buen Montealto. Algún muletazo quedó para el recuerdo por encajado y vibrante, pero fueron los menos con un novillo que exigía más. Dejó una buena estocada al segundo intento, de la que salió rebotado. Silencio para el novillero y ovación para el novillo.
Esfuerzo de Fernández ante la imposibilidad del de Brazuelas
Montado y veleto fue el cuarto, de Brazuelas, que no se paró en el capote y se dejó pegar en el primer encuentro con el caballo, para salir suelto y repetir la operación las otras dos veces que el reglamento exige en este concurso. Fernández quiso tener algo de lucimiento con el percal en un quite por gaoneras, que resultó atropellado y deslucido por la falta de clase y ritmo del novillo. En banderillas brilló Juan Carlos Rey con dos s pares soberbios y si no saludó una ovación fue porque su jefe de filas no lo autorizó (más por descuido que por otra cosa). Y es que realmente estaba centrado en la papeleta que tenía que resolver, pues se plantó con firmeza ante un animal que sacó muchas dificultades en la muleta, donde fue tardo, sin recorrido, repetición ni humillación. El madrileño insistió con voluntad en los terrenos de tablas, muy cruzado, obligando a un animal que siempre se recostó y echó la cara arriba sin haber salido del muletazo, revolviéndose enseguida, sin dar opción ninguna. Rubén alargó y escuchó un aviso sin haber montado la espada, con la que tampoco estuvo fino y necesitó de varios golpes de cruceta. Silencio compartido (tras el segundo aviso) para novillo y novillero.
Adame se estrella contra la inmovilidad del quinto
Tampoco lució el quinto, de Quintas, en los primeros tercios, pues le faltó el empuje y la bravura que se les presupone a los «Martínez» en el caballo, pero es que tampoco tuvo recorrido ni fijeza en el capote de Adame. Además, llegó muy parado a la muleta, sin entregar ni una sola embestida completa y poniendo en apuros al torero, que quiso apurar todo lo posible y resultó atropellado en una embestida recta del animal. Mató de un bajonazo y múltiples descabellos. Pitos tras aviso para novillo y novillero.
Ni el sobrero, ni Fernando Plaza consiguen calentar el final de la novillada en Madrid
Devuelto el sexto, de Pablo Mayoral, por falta de fuerza, sale el sobrero de Rekagorri, que también entra en el concurso. Cumplió en el caballo el sobrero de Rekagorri que hizo sexto bis, aunque no terminó de entrergarse, como tampoco lo hizo en el capote de Plaza, que apenas pudo fijarlo en sus sueltas embestidas. Más poderoso se mostró el novillero con la muleta, encelando al novillo y queriéndolo llevar hasta detrás de la cadera, pero tampoco le apretó por abajo para obligarlo a humillar (al de Rekagorri le costaba lo suyo), lo que se tradujo en falta de intensidad en las series y varios muletazos destemplados por los toque de los pitones en las rebrincadas, por endebles, embestidas del sobrero. Mató bien, pero la faena nunca cobró altura como para pensar en premio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Novillada con caballos estival concurso de ganaderías.
Novillos de Los Bayones, Alejandro Vázquez, Montealto, Toros de Brazuelas, Pablo Mayoral y Hermanos Quintas. Descoordinado, aunque con intención de embestir y poder en las acometidas el de Los Bayones, no fue fácil el de Alejandro Vázquez, que tuvo la fijeza, la intención y la prontitud como virtudes, pero que deslució las embestidas al soltar la cara tras los embroques; bravo, encastado, con clase y transmisión fue el tercero, de Montalvo, que además tuvo excelentes hechuras y presencia; ofensivo en sus montadas hechuras fue el cuarto, de Toros de Brazuelas, que resultó manso, tardo, sin repetición, clase ni recorrido; el berrendo aparejado de Quintas, encaste Martínez, fue imposible, por manso y parado; obediente a media altura, pero sin fuerza ni raza fue el sobre de Rekagorri.
Rubén Fernández, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.
Alejandro Adame, vuelta al ruedo protestada y silencio.
Fernando Plaza, silencio y silencio.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
Pinche en la siguiente imagen para acceder a la fotogalería del festejo.