Stéphan Guin
Rafaelillo, Javier Cortés -que sufrió una cornada este viernes en Linares- y Román trenzaban este sábado el paseíllo en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares en lo que suponía la vuelta de los festejos taurinos al coso tras un lustro. Se lidiaba un encierro de Victorino Martín.
Rafaelillo brilla en la refriega con el díscolo abreplaza
Tuvo su guasa el abreplaza en el capote de Rafaelillo, que lo lidió con certero gobierno. La buscó por abajo, sí, pero con las manos por delante y oliendo tobillo a oleadas. Corto, muy corto se quedó en la muleta, con la que tuvo paciencia el murciano y consintió al cárdeno buscando algo mas de docilidad. Pero no la encontró. Las manos por delante, la reposición constante y a robar muletazos casi a la trágala por la negativa del toro a pasar de los embroques. Pero ahí creció la figura del menudo murciano para brillar en la lidia casi sobre las piernas. Media estocada y descabello dejaron su premio en una clamorosa ovación.
El acero se lleva una oreja de la contundencia de Cortés en el segundo
Javier Cortés hacía el paseíllo con las carnes abiertas por la cornada de ayer en Linares, pero se abrió de capa a las primeras de cambio y le sopló un manojo de verónicas al primero con mucho ritmo y compás. Igual que lo tuvo luego el quite a la verónica, en el que se empleó muy despacio el rubio torero. Mejor se comportó también el de Victorino en banderillas, donde se desmonteró Antonio Molina tras dos excelentes pares. En la muleta resultó áspero, pero más obediente al vuelo que manejaba Cortés con largura y con mucho ralentí, a pesar de que tendía a quedarse debajo del trapo el cárdeno. Valeria r y verdad fueron las armas de un torero que le dio dulzura de trapo a la seria arrancada del animal. Enorme Cortés en el trazo y en el sitio. Pero hubo un pinchazo previo a la estocada, y en oreja quedó la concesión.
El valor seco de Román toca pelo con el exigente tercero
El tercero, vareado y serio de expresión, embistió con franqueza y repetición en el percal de Román, que ganó el paso con seguridad hasta el remate de media. Luego empujó el animal en el penco en dos puyazos brillantes de Chocolate. Pero en la muleta hubo que imponerse a la exigencia del toro, y lo hizo Román con mucha convicción. Tragó coladas, consintió las mil pruebas que le puso el cárdeno y le dió lidia firme al Victorino hasta que fue suyo. Y entonces fue todo muleta al morro y dibujo largo, larguísimo. Tanto como le permitía el animal. Hubo parones que soportó con espartano valor el valenciano, que mató de media muy agarrada y descabello para pasear una oreja.
Rafaelillo le deja naturales de gran plasticidad al importante cuarto
Humillado, con entrega y hasta con clase le embistió a Rafaelillo en el capote el cuarto, una pintura entipada y fina que empujó en la arrancada para que le endilgase el murciano veronicas primero y chicuelinas después, cuando la brava pelea en el peto ya había ahormado la embestida, mucho mas templada ahora. Fue buena la lidia de Abraham Neiro, que dejó al toro listo para iniciar la faena de muleta. A Cortés brindó Rafael, como lo había hecho Román, pero cuando regresó a la cara se encontró con tanta exigencia como clase en el cárdeno, que vendía caro el extraordinario fondo. Tardó en entenderlo el murciano, pero cuando lo hizo volaron largos los naturales, que el toro tomaba siempre muy despacio. Un final arrebatado sirvió para conectar con el tendido, igual que la estocada contraria pero efectiva que le valió una oreja.
Cortés hace el toreo con el quinto y el acero lo emborrona todo
El quinto, fino de cabos, degollado y de lomo recto, venía mejor que se iba en el capote de Javier Cortés, que desistió de brillar cuando le vio echar las manos por delante. Y eso que humillaba el animal durante el escaso tramo que duraba su arrancada. Excepto en la capa de Antonio Molina, que supo lidiarlo con suavidad y largura. Muy pronto lo entendió Javier Cortés, que no le buscó la ligazón fácil, sino la horma. Se asentó el madrileño en los talones para ir buscando el toreo en muletazos sueltos o de dos en dos. Siempre torero, siempre llenando un escenario que ya era suyo a esas alturas. Pero llegó el acero y se empeñó en emborronarle una noche que tenía conquistada con el trapo. Ovación.
Un asentado Román certifica el triunfo con el sexto
Escurrido de carnes, pero con dos guadañas por delante el sexto, que se quedó con el percal de Román en un asta. Dos puyazos severos se llevó en el penco, donde nunca rehuyó la pelea pero tampoco se entregó a ella. Cortó los viajes en banderillas y llegó sin definir a la muleta, con la que los doblones de Román en el inicio le explicaron quién ponía las normas. Pero también le concedió el valenciano el sitio que pedía el animal y el ritmo que demandaba. Lo trató con suavidad y sin amontonarse, con derechazos sueltos de categoría superior. Una estocada fulminante rubricó el triunfo del valenciano. Oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Alcalá de Henares, Madrid. Primera de feria. Corrida de toros. Media entrada en el aforo permitido.
Toros de Victorino Martín. Reponedor y agarrado al piso el tobillero primero; áspero y reponedor pero obediente el interesante segundo; exigente con fondo el tercero; de embestida ralentizada y profunda el enfondado cuarto; de corto viaje y buena humillación el quinto; noble y con manejable arrancada el sexto.
Rafaelillo, ovación y oreja tras aviso.
Javier Cortés, oreja y ovación.
Román, oreja y oreja.