Emilio de Justo -que reaparecía tras el percance en la pasada Feria de Leganés-, Juan Ortega y Roca Rey conformaban, en la tarde de este domingo 2 de junio, el cartel de la Corrida de Primavera en el coso de La Muralla. Se lidiaba una corrida de Garcigrande y Domingo Hernández en un festejo que había levantado máxima expectación.
Silencio tras aviso para Emilio de Justo con un primero de Domingo Hernández falto de fondo
Falto de fondo fue el primero, al que saludó muy acompasado a la verónica Emilio de Justo y le dejó una bella media. Doblones toreros dejó el extremeño muleta en mano para llevarse al animal hasta los medios. Cuando se lo quiso llevar a los medios, el astado no embestía con la misma nobleza y no terminó de empujar hacia adelante, sobre todo por la mano zurda, por donde fue más soso, pues humillaba y acudía pero no terminaba de entregarse en la embestida. El toro, por la derecha, tenía más intensidad, pero el trasteo no terminó de romper. Pinchazo, estocada y descabello. Silencio tras aviso.
La intensidad que le faltó al segundo la pone el temple de Juan Ortega, que le pasea un despojo
El segundo tuvo más fuelle que el hermano anterior, pero le faltó un punto de transmisión y quizá de calidad en la embestida, puesto que soltaba la cara en algunas ocasiones. Capote en mano, estuvo bien Juan Ortega, llevándolo muy toreado a la verónica; muleta en mano, dejó un torerísimo inicio por bajo. Todo lo hizo muy suave. Con la mano derecha, y con el toro en los tercios, estuvo templadísimo por ese lado, ya que los muletazos tenían ritmo. Muy encajado, cargando la suerte, llevando el trazo hacia la cadera… Con la izquierda se lo pasó más cerca, el animal redujo un punto más la velocidad. Los ayudados por alto finales tuvieron también sabor, matando de estoconazo y cortando una oreja. Si no fue a más la labor, fue porque al animal le faltó intensidad.
Roca Rey aprovecha el carbón y la chispa del tercero y lo desoreja
El tercero tuvo toda la vida que le faltó a los dos primeros: repitió, fue siempre con mucha alegría, y eso lo aprovechó Roca Rey para una lidia capotera muy interesante, con unas verónicas suaves y lentas pero intensas -no tanto templadas-, y mucho mejor tras el quite por chicuelinas tras un buen puyazo. Muleta en mano, Roca Rey se salió de lo que nos tiene acostumbrados: lo recibió con ayudados por alto se dobló con el toro y terminó toreando de rodillas ante el carbón y la chispa del de Domingo. Tras ello, las series se sucedieron un tanto rápido pero obligadas a ello por el ritmo que ofrecía el animal. Roca Rey toreó con longitud, trayéndolo bien enganchado al animal, soltándolo mucho más allá de lo que podía la cintura. Al natural tuvo una serie muy buena, matándolo bien y necesitando de un descabello. Dos orejas.
De Justo reduce la velocidad del bravo cuarto, de vuelta al ruedo, y le corta las dos orejas
El cuarto fue otro gran toro con mucho motor, vida y motor. Transmisión, recorrido, prontitud y fijeza tuvo el animal, con el que De Justo anduvo enorme tanto de capote como de muleta. Talones asentados y profundidad dejó en el toreo de capa, quitando por chicuelinas con el compás abierto. Sensacional anduvo franela en mano, que domeñó desde el principio y redujo la velocidad del animal. Llevó la muleta muy pegada al hocico, roto el torero y el toro. Hubo un increíble cambio por la espalda. Lo mató de un estoconazo hasta la bola. Dos orejas para el torero y vuelta al ruedo al toro.
La suavidad del toreo de Ortega y la sucia embestida del quinto, un contraste que vale la oreja para el torero
El quinto fue el toro menos potable de la corrida hasta el momento: pasaba rebrincado y dando trompicones en la embestida. Le sirvió a Ortega para dar un recital de toreo a la verónica; toreó también con delantales de mucho gusto y una genial larga cordobesa. Muleta en mano, se contrastaba la suavidad del toreo de Juan con la sucia embestida del toro, que no se terminaba de ir. El temple del sevillano lo fue atemperando y el animal, finalmente y tras verse podido, perdió fuelle, y le costaba entrar en las embestidas y se paraba. Juan, en ese último tramo de la faena, le pegó cuatro naturales de auténtico cartel, de uno en uno pero cargando la suerte y trazando con mucha profundidad. Aunque el trasteo no transmitió mucho al tendido, sí es cierto que cada una de las cosas que se hicieron tuvieron mucho peso. Estocada hasta la bola y oreja.
Roca Rey, oreja del sexto
El sexto tuvo nobleza, pero le faltó empuje y ese punto de alegría que tuvieron tercero y cuarto. Fue un animal más soso con el que Roca Rey comenzó sacando el libreto con el que tiene acostumbrado a la afición: cambiados por la espalda y muletazos largos, pero cuando el animal se quedó sin motor, sí que llegó la voluntad de Andrés. Lo templó bien y toreado por abajo desde mitad de faena en adelante, cerrando por bernadinas cambiando el viaje del toro. Lo mató bien, quedando caída pero fulminante la estocada. Oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Brihuega (Guadalajara). Corrida de Primavera. No Hay Billetes en el aforo permitido.
Toros de Garcigrande y Domingo Hernández.
Emilio de Justo, silencio tras aviso y dos orejas.
Juan Ortega, oreja y oreja.
Roca Rey, dos orejas y oreja.
TEXTO: JULI MORENO