AL NATURAL

Las medias verdades de ‘Don Ramón’: esto fue lo que ocurrió (y lo que no contó a los medios) en la reunión con OneToro


lunes 10 marzo, 2025

El empresario sevillano aseguró que la operadora "no tenía nada que ofrecer" para retransmitir en directo la Feria de Madrid

Valencia
Ramón Valencia, durante la presentación de carteles de Sevilla el pasado 25 de febrero. © Pagés

Seguramente, a estas alturas, la empresa de Sevilla confía en que los aficionados se hayan conformado con la explicación que ofreció en la rueda de prensa de presentación de carteles sobre la televisión. El máximo mandatario de Pagés, Ramón Valencia, aseguró -sin ponerse ni colorao– que había habido un «acercamiento» con Onetoro, que no se podía calificar de negociación porque «no tenían nada que ofrecer» a cambio de sus retransmisiones. El Don de la calle Adriano sentenció, como hace siempre, y allí nadie levantó la ‘gaita’.

Tuvo que hacerlo Álvaro Acevedo -un proscrito en su tierra por incomodar a ‘Donrramón’- el que desvelase en su podcast que lo que había anunciado Valencia en La Maestranza, con toda la pompa y el boato, es, sencillamente, mentira. O una media verdad, si queremos, porque no negó el contacto; sólo la oferta. Y ésta tenía la misma entidad que la ofertada a otras plazas para acuerdos análogos: un fijo asegurado de 55.000 euros por festejo y otro montante en variables, que podían llegar hasta los 90.000 euros por tarde. Sí, es verdad que no son los números que se manejaban en Movistar, pero es que esa época ya no existe. Y el Don de Sevilla fue uno de los encargados de matar a la gallina de los huevos de oro.

Para hacerlo no fue el único, es verdad; pero los demás tenían talento, cintura y capacidad de negociación para no quedarse solos, aislados, como un peñote plantado en medio del mar de aficionados que reclaman una mano para no pensar que la de ‘Donrramón’ es una gestión para señoritos. Si no lo fuera, se daría cuenta de que -yendo a mínimos- 55.000 euros por festejo, a 19 festejos entre Abril y San Miguel, es algo más de un ‘melón’, pero podría acercarse, con los variables, a esos dos millones que rechazó de Movistar para irse precisamente con Onetoro cuando todo le parecía limpio de polvo y paja. Es verdad que no es lo mismo que firmó hace dos años, pero pasan dos cosas: la primera y principal, que esas cantidades se han demostrado absolutamente inadmisibles en este negocio. Y la segunda, que la oferta realizada por la operadora es, cuando menos, para tenerla en cuenta y sentarse a negociar. No para tirar de soberbia y dejar sin toros a muchos aficionados que deben sustentar, en sus respectivas ciudades, un espectáculo que necesita ser más ‘nuestro’ que ‘mío’.

Es verdad, también, que seguramente no habría sido posible -ni interesante- cerrar un acuerdo global para la retransmisión, pero tal vez podría haber copiado a Rafa Garrido -como lo hizo en su salida de Movistar- y haber llegado a un acuerdo por algunos de los festejos que sí estarían -a su juicio- al alcance de esos números. Incluso se me hace mucho dinero para el retorno que pudieran tener. Pero no lo ha hecho. Ni siquiera lo ha intentado. Quizá porque se sabe muy inferior al empresario de Madrid -la que tiene preparada audiovisualmente para San Isidro va a ser digna de mención-, y le da hasta vergüenza sentarse a hablar de lo que no conoce, pero para eso debe tener usted gente que sepa lo que tiene entre manos. O dejar el camino libre…

De hecho, el heredero de la corona, el homónimo hijo de Donrramón, anunció un incremento del precio de los abonos del 2,8 por ciento «el queivalente», en sus palabras, «a la subida del IPC». Un índice que debe ser distinto en las oficinas de Pagés que en el resto del país, porque si uno mira los precios que se cobran en taquilla, comprueba que la subida se encuentra entre el 4,7 y el 5,3 por ciento –lo anuncia Ignacio Sánchez Mejías en su blog-. Si la media de esas cifras que saca la empresa es de 2,8, ya se entiende por qué cada día le cuadran menos los números.

Porque si no es capaz de hacer números con las alternativas que tiene a su alrededor -para eso, claro, lo primero sería verlas- tampoco merece sentarse a esa mesa de ‘capos’ que dirigen el tinglado. Porque si no es capaz de gestionar todas esas cosas, es que no es brillantemente perjudiciales, como lo son otros, para la tauromaquia en general: él se queda en incapaz, en perjudicial, en inútil para la gestión de una plaza que, no lo olvidemos, debe dar beneficios para los dueños, a los que no les va a importar nada lo rentables que sean sus negocios del ladrillo.

Ahí a lo mejor le sirven las medias verdades -que no difieren mucho de las medias mentiras-, pero a este negocio le sobran excusas y le faltan soluciones para que todos aportemos lo nuestro. Porque, sí, Don Ramón; existe la palabra NUESTRO…