EL EXILIO INTERIOR

Don Albert ‘el de los toros’


lunes 10 marzo, 2025

A Goya, que firmaba como ”Don Francisco el de los toros "lo quisieron hacer antitaurino".  Serra no filma como “Don Albert el de los toros”, pero el toreo -Premios al margen- le debe una.

Sin Título
Serra, en la entrega del Premio Nacional.

En 2016, en la sede en Madrid de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando tuvo lugar la exposición “Otras tauromaquias” con los grabados y aguafuertes de Goya  con la tauromaquia en el centro. El objetivo de los organizadores era constatar el “antitaurinismo” del genio de Fuendetodos a partir de su asimilación con Los Desastres de la Guerra. Es decir, que si Goya pintaba toros, toreros y suertes de la lidia lo hacía como “denuncia de la barbarie”, tal que las guerras. Ni que decir tiene que los políticos, artistas y  medios afines a la causa, loaron tal propósito aunque fuera a costa de invenciones, mentiras y manipulaciones, a las que por cierto son tan proclives.

La mayor de ellas, claro, la de hacer de Don Francisco de Goya y Lucientes un antitaurino de pro. Menos mal que, cuando entonces, el inefable Urtasun aún no estaba al mando de las operaciones.

Me viene ello a la memoria estos días, como también sucedió tras el pase y triunfo por el Festival de San Sebastián, a propósito de los premios (el Paquiro, el Nacional, el de Andalucía) y estreno en salas después de pre estrenos varios, de Tardes de soledad”, la película/documental de Albert Serra.

Resulta que el antitaurinismo de guardia se la hace suya, con similares argumentos (sic) que los empleados en la exposición goyesca citada pero, y aquí está el detalle- que diría Cantinflas-  los taurinos (con perdón) no acaban de aclararse.

Me explico.

Sobre los antis poco más que añadir a su reconocida querencia por tergiversar, mentir y manipular, pero de las huestes taurinas llaman la atención ciertos posicionamientos que más allá de la subjetiva opinión de cada cual sobre la película, que dicho sea de paso la crítica especializada y en lo que a ella compete ha ponderado elogiosamente en su mayoría (incluido Boyero).

Así, ejemplos como los de un espacio taurino en la radio en los que la entrevista a Serra acabó convertida casi en juico sumarísimo al cineasta, desprecios incluidos. También, vía redes sociales, aficionados fetén que se echan las manos a la cabeza o anuncian- por si a alguien le interesa- que no verán la película. Incluso un reputado crítico taurino escribe de que Tardes de soledad no solo no es “la mejor película de toros” , como ya anunció en su día y antes de empezar el rodaje el propio Serra, sino que “ no es una película de toros”, porque en ella no se dan verónicas de alhelí,  una serie completa, una faena de inicio a fin, un tercio de banderillas entero, no se ve al público… y, peor aún, hay violencia, sangre, agonía y muerte del toro.  Añora el crítico y quienes con él se identifican el estereotipo, el folklorismo y reniegan de lo que, precisamente, da carta de naturaleza al rito sacrificial del toreo sin la cual todo lo anterior no tiene sentido y sí suma para Sumar y afines, esos que han recogido 700.000 firmas para prohibir la Tauromaquia.

A Goya, que firmaba como ”Don Francisco el de los toros «lo quisieron hacer antitaurino».  Serra no filma como “Don Albert el de los toros”, pero el toreo -Premios al margen- le debe una.