JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Con el corazón abierto, lo que ayer vivió la
plaza de toros madrileña de Vistalegre es para reflexionar por parte de todos. De
todos. Que dos toreros vuelvan siempre es un orgullo para el taurino de a pie.
Que, además, lo hagan en la segunda plaza de Madrid, en pleno invierno y con la
apuesta que supone pasear en la capital es doble satisfacción por su parte.
El ser humano tiende a olvidar los momentos difíciles cuando los
positivos inundan la actualidad, pero el dolor, el sacrificio, la
perseverancia, las recaídas y, sobre todo, el valor de afrontar la vida deben
estar presentes. Debe saber el aficionado ante lo que se encuentra cuando se
los encuentre en las Ferias. Debe saber y valorar un pasado que, ahora, será la
verdadera reaparición de Mora y Fortes: debe jugar con ello al verlos torear.
Una corrida de Juan Pedro en Parladé dispar
pero con un grandioso quinto interesante selló el domingo capitalino con la
esperanza de volver a encontrar llenos los tendidos de Carabanchel. El sueño
está cada vez más cerca, pero es tarea de todos conseguirlo. Con el corazón abierto, este ha sido un fin
de semana para reflexionar. Para estar orgullosos, sí, pero para saber que ni
Vistalegre ni Mora ni Fortes están en la plenitud que ha visto la Fiesta y que,
espero, vuelva a «reaparecer” muy pronto.