Llegó uno de los momentos más esperados en el toreo: la adjudicación de una de las plazas más golosas del planeta Toro, que está en el norte más norte y se llama Cuatro Caminos. El Ayuntamiento de Santander ha hecho públicas las condiciones para la adjudicación del inmueble y -como era de esperar- sólo las empresas más grandes del país tienen opción a concurrir. Las exigencias del texto elevado a público son lo suficientemente selectivas para evitar la llegada de advenedizos, y mucho menos de empresarios de dudosas intenciones, pero lo bastante abiertas para que accedan los más importantes.
Pero, dentro de la primera selección regulada por la publicación del pliego, cabría suponer que sólo una subasta dirimiría el ganador, dado que el texto establece un canon de arrendamiento de 72.500 euros más IVA cada año, si bien los interesados pueden elevar esa cantidad como estimen oportuno. En cambio, también se pone un límite a esa subida, que se fija en el 20 por ciento del canon anual preestablecido; nadie podrá incrementar su oferta por encima de ese tope, que viene a arrendar el inmueble, como explica el propio pliego, «por el período de celebración de la feria y el tiempo necesario para sus preparativos, con un plazo máximo de un mes». Fuera de ese periodo, el Ayuntamiento podrá disponer del recinto como considere, quedando fuera de la jurisdicción del adjudicatario.
Hasta ahora, la empresa Lances de Futuro ha sido la adjudicataria de la instalación, a la que llegó en un momento de transición que demandaba un timón fuerte y seguro para enderezar el rumbo, lo que la empresa capitaneada por José María Garzón ha conseguido con creces. Para muestra, las enormes colas de jóvenes que se erremolinaron en la plaza para beneficiarse de la bajada de precio de los abonos, todos ellos agasajados con un chocolate con churros por el empresario en uno de los momentos más divertidos del verano taurino. Porque lo importante no era la cola, sino por qué se había formado. Eso coloca a la empresa sevillana a la cabeza para un concurso que cuenta con 50 puntos subjetivos para la adjudicación, en los que entrarán, por ejemplo, la clase de toreo de salón de Tomás Rufo o el hecho de que la Feria de Santiago, por primera vez en la historia, haya sido retransmitida íntegramente por las cámaras de la televisión.
El de Santander es, además, un coso de julio en una ciudad con playa y un buen montón de turistas cada verano, lo que supone un margen de mejora de la atracción del cliente potencial y un campo fantástico para trabajar la afición y la afluencia a un espectáculo que goza de buena salud en la ciudad. Por todo ello, Cuatro Caminos es la ‘golosina’ de cualquier empresa, aunque sólo podrán concurrir las que hayan gestionado alguna plaza «clasificada como de primera o segunda Categorías, sin tacha en la gestión de ferias, de cinco o más corridas, durante tres años dentro de los últimos seis y con un mínimo de 50 festejos mayores en la totalidad del período al que se alude (2019/2024)».
Estas condiciones -y una facturación de tres millones de euros en los últimos tres años- permiten acceder al concurso, por supuesto, a su actual concesionaria, Lances de Futuro, pero también a la Funtausa de Toño Matilla; la Nautalia de Rafael García Garrido; Simón Casas Productions, además de su socio en Albacete Manuel Amador; Circuitos Taurinos, con Carlos Zúñiga a la cabeza; Tauroemoción, gestionada por Alberto García; BMF Toros, territorio Chopera y Antonio Barrera; y Pagés, por supuesto, aunque no sería previsible que a Ramón Valencia se le hubiese ‘perdido’ nada tan arriba en la península. Y menos teniendo en cuenta que el año que viene es La Maestranza la que podría cambiar de manos.
Una máxima no escrita de las empresas taurinas -cuando aún existían los pactos entre caballeros- era no concurrir en aquéllas plazas que otro colega hubiese dejado en la cima, para no aprovecharse de ese trabajo mientras el protagonista aún estuviera interesado en seguir trabajando, y esa la seguirán, por lo menos, dos de los interesados, consultados por este portal. Hay algún otro que también ha empeñado su palabra en el empeño, pero en estos tiempos de de huida hacia adelante sin una mirada atrás cuesta encontrar buena fe en las causas de los taurinos.
Porque en la tauromaquia, el único que no engaña es el toro. Y lo matamos…