No me voy a poner en plan Federico Trillo porque hoy quiero ir de
fina y no procede, pero… eso. Manda. Manda narices o lo que sea.
Resulta que aquí nunca se hace nada y cuando se hace (un poco) lo
hacen todos a la vez. Para rematar febrero, congresos de tauromaquia en
Albacete y Badajoz. Los dos a un tiempo. Venga, a contraprogramar. Y sí, me
dirán que las figuras llenaron en el festival albaceteño y todo eso, pero lo
que viene siendo el congreso, ese que se hace para profundizar teóricamente en
la materia que se anuncia, no logró completar el aforo. Y ahora vienen los
antis y se lo apuntan, sobre todo porque se ha organizado con dinero público.
Manda… manda.
Verán, resulta que el congreso tenía un vinilo en el stand de Albacete
en Fitur. Y resulta que, en el segundo día de feria, las azafatas del stand ni
sabían dar información del congreso ni tenían octavillas ni material
publicitario ni nada que se le pareciese. Por no tener, no tenían a mano ni una
dirección web. Y esto a un mes del evento. Bien.
En el mismo Fitur se presentaba el congreso de turismo taurino de
Badajoz. Fenomenal idea. Viajar siempre mola. Pero claro, cuando se habla de
congresos hay que cuidar las ponencias y resulta que mencionar lo que genera el
toreo para la economía extremeña y no contar para ello con ninguno de los
expertos (uno de ellos precisamente pacense) que se han dejado la piel, las
pestañas y el tiempo (que también es dinero) estudiando el tema, manda… Manda.
Y luego, ya que estamos en la semana en que se celebra el Día
Internacional de la Mujer, déjenme que barra para mi género: dos mujeres de
once ponentes en el congreso pacense (mujeres que, por cierto, no aparecían en
el primer programa) y dos de treinta en el de Albacete (si exceptuamos a Cospe,
que hacía de anfitriona y por protocolo cerraba el evento). Echen cuentas.
De la apertura a los jóvenes mejor ni hablamos. Total, qué más me
da, si yo ya me estoy haciendo vieja.