EL TENDIDO DE LOS SASTRES

Contrastes y misterios de una tarde de toros en Las Ventas


jueves 11 mayo, 2023



41.1

La segunda tarde isidril reunió algunos de esos misterios del toreo que por inescrutables son uno de sus mayores alicientes.

Afición y público ocasional acuden a la plaza en busca de emociones, ya vengan estas de la mano del arte como del valor, si es que disociarse pueden. Cuando todo se conjuga, cuando toro y torero armonizan, se produce el milagro del toreo y es el acabose. Cuando no, el cabreo.

De lo uno y de lo otro hubo esta tarde, mal repartido, por cierto.

Mal repartido porque de los integrantes de la terna, a Morante le fueron a tocar dos prendas: uno manso de toda mansedad (y de presencia digamos justita), el otro una prenda de intenciones aviesas.

Y Morante (al que olvidaron en la ovación de saludo inicial, que bien pudo ser compartida) abrevió con la muleta, pero no con el estoque y se llevó sendas broncas de esas que se llaman » toreras» pero que, me temo, debieron escocerle en el alma. O no, vaya usted a saber. Le quedan dos tardes, cuatro toros más, para dar la vuelta al cotarro. Y hasta los que más le han chillado hoy deseando están que tal cosa ocurra.

Por contra, sus compañeros, Emilio de Justo y Tomás Rufo, tuvieron delante el material necesario para el triunfo e incluso el segundo del extremeño se ganó con creces la vuelta al ruedo póstuma.

De Justo, que recibió el cariño de Madrid, desorejó a este tras una faena pasional y apasionante, aunque la espada afeó la obra y al usía no pareció importarle.

Y Rufo también tuvo ocasión de volver a dejar su impronta de torero con de presente y más aún de futuro.

Salió Emilio de Justo a hombros, después de que a pie lo hicieran Morante entre pitos de algunos (también almohadillas, como siempre ocurrió con los más grandes) y la esperanza de todos para las próximas fechas y Tomás Rufo con ovaciones y sonrisas.

Paco March