EL EXILIO INTERIOR

Curro Durán merecía estar en Sevilla


martes 13 febrero, 2024

Curro Durán, en su décima temporada como novillero  con caballos, tenía un sueño factible de cumplir: ser matador de toros tomando la alternativa en La Maestranza.

Curro Durán
Curro Durán con la oreja.

Toda presentación de carteles, más aún si de plazas y ferias postineras se trata, conllevan antes, durante y después, toda suerte de valoraciones tanto de los medios especializados como por parte de los aficionados, que hacen cómputo de presencias y ausencias y echan en falta o de sobra nombres de toreros y ganaderías. Este año no podía ser menos y ya ha sucedido con Valencia, Castellón, San Isidro y ahora Sevilla.

Y, para quien esto escribe, dos “Curros” deberían estar.

Uno, Curro Díaz, matador de toros veterano (veintisiete de temporadas de alternativa) que ha ido decantando su tauromaquia, siempre de pellizco y gusto, hasta un magisterio que le permite cuajar toros de cualquier encaste sin perder un ápice de su sello. Cierto es que Plaza 1, casi por sorpresa y tras la Gala de presentación isidril, lo anuncia para el domingo previo al inicio del ciclo, algo que aunque parecido no es lo mismo.

El otro,  el novillero Curro Durán (hijo del matador del mismo nombre) a quien no parecen haberle valido sus méritos sobre la arena para que en los despachos de la calle Adriano los hayan valorado como suficientes para, por fin, tomar la alternativa en la plaza de sus desvelos, tan cerca de su Utrera natal.

Curro Durán, en su décima temporada como novillero con caballos, tenía un sueño factible de cumplir: ser matador de toros tomando la alternativa en La Maestranza. Un sueño factible que además hubiera sido- creo- un acto de justicia si quien le corresponde hubiera ponderado como merece su paso su noche del pasado mes de junio, donde no solo cortó una oreja (que debieron ser dos)  y fue declarado mejor novillero de la temporada sevillana, sino que mostró que su currículum, forjado desde la independencia y tantas veces interrumpido por los percances, le ha servido para desarrollar un concepto del toreo de gusto clásico, asentado y puro.

Pero, ya digo, todo eso no parece haber sido suficiente mérito para encontrar un hueco entre tantas tardes, tantos toreros y, de entre ellos, tantos toreros sevillanos como él, algo – lo de sevillanos, digo- de lo que el propio Ramón Valencia se congratulaba en el acto de presentación.

Así las cosas Curro Durán deberá esperar, seguir esperando, a que llegue el día y la plaza. Ojalá pronto.

Sería de justicia, poética incluso.