AL SUR DEL CIELO

Pablo Aguado, a punto de estallar


viernes 23 junio, 2023

Algo se empieza a vislumbrar en el toreo y en la predisposición de Pablo Aguado, al que le quedan todavía puertos de importancia esta temporada para reenganchar a aquellos perdieron la fe en él

Pablo Aguado
Pablo Aguado. © Luis Sánchez Olmedo

Hablar de la figura del sevillano Pablo Aguado es hacerlo de un torero con un concepto del toro muy personal, un empaque ya desde su época de becerrista ilusionó a una gran parte de la afición sevillana. Como todo en la vida, el tiempo te da la maceración necesaria para madurar, primero, como persona y después como torero. El sevillano fue quemando etapas conforme la exigencia fue aumentando, algo que a él nunca le ha pesado.

Una vez dado el paso para ser torero fue esencial la figura de Ludovic Lelong un romántico francés que nunca ha escondido ni camuflado ese punto de locura que se necesita para amar intensamente este mundo. Junto a él estuvo más tarde un Enrique Peña que le dotó de mayor sosiego a una carrera que ya empezaba a tomar las primeras curvas. Dos hombres que se compenetraron a las mil maravillas para conseguir una evolución en la carrera de un novillero con cualidades pero aún por construir.

Luego vendría la familia Vázquez, esa de la que sigue unido y con la que consiguió los éxitos más rotundos de su carrera. Pero Aguado nunca olvidó a dos figuras indispensables tanto en su vida como en su carrera, se trataba de Aurora Algarra y José Murube, dos ganaderos que lo consideran uno más de su amplia familia. Gracias a todos ellos, Pablo es lo que ahora. La suma de unos y otros contribuyó a la evolución y asentamiento de un torero que tiene unas cualidades innatas para funcionar en este mundo.

Tras su etapa de novillero comenzaría una carrera donde la espada le arrebató dos triunfos ganados a ley en su plaza. El primero fue en la tarde su alternativa, el segundo con una corrida de Torrestrella donde -pese a venir de torear poco o nada- se le notó una evolución palpable. Pero en esta vida todo pasa por algo y unos meses después vinieron tres tardes claves en su carrera. La primera fue en Valencia con un toro de Alcurrucén donde enseñó el camino por el que quería trazar su carrera. La segunda en su plaza tras pasear cuatro orejas de su lote de Jandilla en una tarde histórica, mientras que la tercera tendría a Madrid como protagonista tras una faena mágica a un animal de Montalvo.

Aguado y su salto a los carteles de mayor fuste

Aguado 6

A partir de ahí su carrera subió como la espuma, entrando en los carteles más importantes y en las ferias de mayor boato con faenas de gran calado en Huelva, San Sebastián o Ronda. Aguado había conseguido su sueño, ahora quedaba lo más dificil, mantenerse en ese lugar de privilegio. Pese a las circunstancias y los vaivenes de la vida, Aguado ha sabido mantenerse fuerte de cabeza y conseguir bunkerizarse respecto a unas críticas que lo pusieron en la picota en más de una ocasión.

2022 fue un año extraño, su gran comienzo en Valencia y Castellón vino seguido de tardes planas y preocupante para muchos en plazas como Sevilla o Madrid. Las críticas arreciaron, pero todo cambió de mitad de temporada hacia adelante. Es cierto que esa recuperación no pudo verse en plazas como Pamplona o Bilbao donde no compareció, de ahí que fuera Sevilla en septiembre la plaza que le volviera a colocar en el foco. Hubo triunfos, sí, pero quizás en plazas de menor exigencia, aunque las faenas tuvieran esa naturalidad que desprende su toreo.

Pero si nos vamos a esta temporada, el propio Aguado nos reconocía hace unas semanas que las sensaciones habían sido mejores que los resultados, se había encontrado suelto, más liberado, pero las cosas no habían salido en los momentos claves. Muchas plazas no habían contado con él y eso dolía. Arreciaron nuevamente críticas, en cierto modo lógicas, se cuestionó su momento, si le había perdido el pulso a su toreo, pero Pablo seguía confiando en ese torero que lleva dentro y que llevaba sintiendo desde el invierno.

Las críticas vinieron desde todos los flancos, incluso este que les escribe también evidenció que no lo había visto a su mejor nivel. Tocaba hacer un ejercicio de autocrítica, mirar aquello que se había hecho bien y lo que no, porque lo peor para un espada es el inconformismo. Unas críticas que a buen seguro llegaron a sus oídos, las cuales no se tomó como ataque personal, sino como acicate para revertir una situación que se veía más grave desde fuera que desde su propio entorno.

Pero poco a poco su temporada ha cobrado otro cariz, los aficionados que lo veían algo fuera de la película empezaban a ilusionarse nuevamente con un torero que no se había bajado del barco. Córdoba sirvió para dejar claro que también sabe dar un paso adelante, una tarde que sirvió como punto de inflexión. A partir de ahí se le volvió a ver más suelto, menos encorsetado, sin acompañar tanto la embestida, aunque en muchos toros fuera necesario para aprovechar la inercia de su embestida.

En Madrid se notó ese paso adelante que había dado en Córdoba, pero sería en Torrejón y Algeciras donde dejaría sus dos mejores actuaciones de lo que llevamos de la temporada. La primera fue en un mano a mano con Ortega, donde le cortó cuatro orejas a toros de Rehuelga y El Pilar, mientras que en Algeciras el palco y la espada hicieron que abandonara la plaza a pie tras dejar los mejores muletazos de la tarde. Ahora vienen por delante compromisos como Alicante, plaza donde se acartela con una corrida de Victorino por primera vez en su carrera.