Si hay un apoderado -hoy por hoy- que esté defendiendo a su torero un estatus bastante superior a los demás y esté traduciendo en ‘plata’ la celebridad de su poderdante con pasmosa facilidad y misericordia limitada -mucho-, es es, sin duda, Roberto Domínguez. El salto a todos los niveles que Andrés ha experimentado con él está fuera de toda duda y muy al margen de opiniones, salvo que éstas esté interesadas. Por algo o por alguien. En las actuales circunstancias, pensar en una grieta entre Roberto y Andrés es, cuando menos, un ejercicio de temeridad.
Mucho más cuando llegan las informaciones de que el peruano va a incluir en su equipo al matador cordobés José Luis Moreno como ‘director artístico’, noticia que ya se ha publicado como buena en algún medio muy prestigioso. Y nada hay en contra de un extraordinario profesional, tal vez maltratado por un sistema al que no se adaptó, pero de momento no se puede afirmar más que ha ido a algunos tentaderos con Andrés, en una amistad que viene por su paisano Larita, mozo de espadas de Roca Rey y cordobés como Moreno. Si todos los que se han visto en la misma situación fuera a ser directores artísticos, tendría que cambiar Roca Rey la furgoneta por un autobús.
Pero el verdadero problema de dar por buena la noticia es que, con ella, se perjudica a un profesional que no tiene tacha a la hora de defender a sus toreros. Tanto, que sólo ha tenido dos, a pesar de las veces que fueron a buscarlo cuando terminó su relación con El Juli. Roberto Domínguez no sólo fue una figura reconocida en unos años (los 80 y 90 del pasado siglo) donde abundaban los toreros sobresalientes; también es un hombre con estudios y una vida fuera de los toros que le ofrece una perspectiva distinta que se nota en los matadores a los que tutela. Porque Roberto no es un taurino al uso.
De hecho, la conversación con Julián para cerrar su apoderamiento se basó en una sola cosa: a Roberto le interesaba el torero que había visto cuajar al toro Desván, de Victoriano del Río, en Vistalegre. Y sobre esa actuación basaron una conversación propia de un matador con su director artístico. De modo que Roberto puede valer para hacer las funciones,,, ¿o no? ¿O a lo que nos estamos refiriendo -lo que tiene más mala baba escondida- es a que la ruptura entre peruano y Vallisoletano esté cercana? Es más, si ésta se produjese, ¿se iría Andrés con José Luis Moreno?
En cualquier caso, la información trata de echar a la hoguera a Roberto Domínguez. Tal vez porque no se ha visto una tremenda evolución entre el torero que se montaba encima de los toros al tomar la alternativa y el que hoy los revienta por el suelo. Quizá porque Domínguez no está capacitado para transmitir a Andrés las cosas tal como las contempla en el ruedo. O a lo mejor es porque no tiene bagaje Roberto para explicar a su pupilo cómo se anda con el trapo en la mano…
Lo de transformar todo eso en parné y poner a Roca Rey en unos emolumentos lejos (sin El Juli) del que viene por detrás, es caso aparte, pero es que eso también lo hace. Es más, es de los pocos que sabe hacerlo con esa perfección sin que deje nadie de llamarlo señor. Mira que es difícil eso. ¿Alguien lo ve marchándose o a Andrés dándole puerta para traer a la ‘querida’?
Naide puede negar que la carrera de un torero es larga y es posible (no lo duda nadie) que José Luis Moreno o cualquier otro puedan formar parte en un futuro del equipo de trabajo de Andrés. Pero lo que es hoy… amigos y residentes en Sevilla, uno, y en Córdoba, el otro.