EDITORIAL

Telemadrid en San Isidro: un paso valiente de Ayuso, avalado por las audiencias, para difundir el toreo


miércoles 5 febrero, 2025

La retransmisión en abierto y por un canal público para todo el orbe es el primer éxito de la Gerencia de Miguel Martín en el CAT

Telemadrid
Una cámara de OneToro en Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

Hace muchos, muuuuchos años, el toreo era un contenido habitual en los canales públicos de televisión. Incluso en el que pagamos todos pero sólo se utiliza para beneficio de uno y que responde al nombre de Televisión Española. Aquellos tiempos, perdidos hoy en la nebulosa del recuerdo, regresan hoy a la actualidad tras el anuncio -tan feliz como agridulce- de la retransmisión de San Isidro. Íntegra esta vez. Y habrá gente que no le dé importancia a que el canal autonómico amplíe su oferta al doble de festejos en la feria taurina más importante del mundo. Y habrá quien no comprenda el alcance de que el canal de la región que gobierna Isabel Díaz Ayuso abra sus emisiones al mundo a través de su web. Pero todos los que se cuentan en esos supuestos aún piensan que al toreo no hay anti ni campaña de desprestigio que lo derrote.

Los demás, los que sí creemos en la fuerza, la importancia y el poder que da la difusión, nos regocijamos de la noticia. Que significa, además, que un tipo de México, Perú, Colombia o Venezuela, donde no lo están pasando nada bien los aficionados ni los profesionales, tenga que adaptarse a la hora española para ver toros, pero los vea gratis. GRATIS. Que es verdad que la palabra gratis está mal entendida, porque no significa que no haya que pagar; significa que paga otro. Y ese otro, en este caso, es el Gobierno autonómico que preside una Ayuso que es quien mejor ha comprendido que las audiencias avalan cualquier decisión que tome a favor del toreo. Es, además, el primer gran éxito de la Gerencia del Centro de Asuntos Taurinos que ahora asume Miguel Martín. Pero también es verdad que nada tiene que ver la audiencia televisiva con la que vota, por lo que no deja de ser un paso valiente.

Pero, a este respecto, ya había dado su beneplácito a que el toreo se incluyera en la programación un Gobierno de Castilla La Mancha que apostó por la retransmisión de festejos, y este es del mismo signo político de un Gobierno nacional que quiere cortar las alas a la tauromaquia. También fue apuesta decidida la de la Junta de Andalucía por el toreo, comenzando por las escuelas taurinas, que suponen la cantera para los que deben llegar a anunciarse en esa feria que hoy anuncia Telemadrid que va a ofrecer de forma íntegra. Todos esos canales, que tienen administraciones públicas detrás -caso análogo es el de Extremadura- deberían ser suficientes para que RTVE considerase otorgar un espacio mucho mayor al que es, hoy por hoy, el segundo espectáculo de masas de este país. Que no se olvide nadie.

Y la lectura que podemos hacer de esta noticia debe transcurrir por el sendero de la difusión vital, necesaria y balsámica de los festejos de San Isidro en un canal público y abierto. Porque es necesario que entendamos los argumentos de los empresarios sobre los perjuicios económicos de las retransmisiones, que restan espectadores en el tendido por los que hay que compensarlos, pero lo cierto es que la afición comienza por los ojos. Por eso el sabor agridulce al que nos referimos al comienzo: ¿Qué hacemos ahora con Valencia y Sevilla?

Las dos primeras ferias de máxima audiencia del toreo quedarán sin cobertura, lo que se supone que debería ser una buena noticia para sus respectivos empresarios -el de Valencia también es el de Madrid- pero si no se le da la importancia nacional que supone el medio televisivo, el coso de la calle de Xátiva podría ir muriendo, a la larga, de inanición. Eso es más difícil que ocurra en Sevilla, pero ¿qué ocurrirá con los toreros más modestos si nadie es capaz de sabér cómo estuvieron el día que cortaron la oreja en La Maestranza? ¿Y con las figuras que abran la Puerta del Príncipe y deban someterse a la incredulidad legendaria del nuevo aficionado? Y, vamos más allá: ¿qué ocurrirá con el banderillero que deba buscar colocación con otro matador y no lo haya visto nadie -además de no cobrar sus varias corriditas televisadas en las que, a lo mejor, nadie se percató de su presencia-?

Es verdad que no se puede televisar todo ni todo lo que vemos es televisable, pero la presencia de las cámaras en abierto en las plazas -y más con un ámbito internacional- es una excelente noticia para la salud del toreo. Y también para los abuelitos que ya no pueden salir de sus casas. Por eso el despliegue que realizará Telemadrid -y que ya lleva un par de temporadas extendiendo a Madrid Directo, con un set en Las Ventas- es vital para el toreo. Así que estamos de enhorabuena.