En los tiempos de la inmediatez, encontrar el momento (tal vez en la atardecida, o al anochecer) y el lugar (el sofá junto a la lámpara de pie, el sillón con la estantería al fondo) para leer un libro es casi un acto heroico y ya no te digo el ir a una librería a comprarlo.
Pero si de un libro de toros se trata es el acabose. En las librerías, ya sean de las grandes cadenas o esas tan bonitas en el barrio, con su par de mesas para tomar un café entre libros, preguntas por un libro de toros, así sin siquiera decir el título, y te miran como si pidieses un kilo de manzanas. Solo les falta gritar ¡usted se confunde, esto es una librería!.
Pese a todo ello, aún hay locos muy cuerdos que se dedican al noble menester de editor de libros, taurinos, para más inri.
Dos de esos locos, los más locos diría, son David González Romero y Fernando González Viñas, de Sevilla uno y de Córdoba el otro.
David pasó del periodismo a la edición , donde lleva ya media vida siempre apostando por el riesgo y Fernando otro tanto escribiendo, traduciendo y menesteres varios(entre ellos el Boletín de Loterías y Toros, una joya anual).
Hace menos de un par de años ambos juntaron sus respectivas locuras para alumbrar “El Paseíllo”, proyecto editorial con la tauromaquia como eje.
Resulta que pese a lo ya comentado en cuanto a la desaparición o casi de libros taurinos en exposición y ventas en las librerías, el catálogo de títulos con la tauromaquia como piedra angular es tan prolijo como repleto de grandes obras que incluso la trascienden. El “Juan Belmonte. Matador de toros” de Chaves Nogales sería un ejemplo, pero hay más.
“El Paseíllo” ya lleva editados ocho libros (el último, esta misma semana, con autoría del profesor e investigador Alberto González Troyano y un título sugerente “Montesquieu en el ruedo”) y cada uno de ellos invita a la lectura sosegada.
Una lectura que descubre que bajo el título “El Cordobés y el milagro del pop”, su autor, González Viñas explica una época, de España y del toreo”; que en “La música cantada del toreo”, Eduardo Osborne pone en paralelo la fiesta de los toros y la música, desde Manuel Alejandro a Rosalía, pasando por Gabinete Caligari o Sabina; que la autobiografía del torero yankee e ilustrador Robert Ryan “Capas de Olvido” es una obra de arte, incluido el prólogo de José Tomás; que en “La inteligencia del toreo”, Andrés Amorós retrata con buena pluma a grandes nombres de la historia del toreo, de Marcial Lalanda a Roca Rey; 365 preguntas de esas que los aficionados nos hacemos , las responde Federico Arnás en “Qué sabrás tú de toros”; los textos de Zabala de la Serna y las fotografías de José Aymá componen “Ya nadie dice la verdad” subtitulado “Diálogos íntimos del toreo”; ¿Por qué Morante (Antes y ahora” ¿se pregunta Paco Aguado en la reedición ampliada del libro editado en 2010 y Caros Crivell explica con profusión de datos la tauromaquia de “Espartaco, gran maestro del toreo”.
Nueve libros a los que , si a los hechos nos atenemos, seguirán otros más en los próximos meses, para alegría de todos.
Traigo aquí, a este Exilio interior , a la editorial “El Paseíllo” no solo para dar de noticia -a quien la desconozca- de su existencia sino también para constatar que, pese a todo, en España aún quedan benditas locuras como las de estos dos editores y sus libros taurinos, contradiciendo al poeta ( León Felipe, exiliado en México, tío de Carlos Arruza) al que canta Paco Ibáñez: “Ya no hay locos/ ya no hay locos/ en España ya no hay locos”.