El alma de un torero solamente puede controlarla un torero. Porque es él quien decide qué hacer con el juego de su vida, cómo gestionar una profesión en la que apuestas todo tu bienestar, a una carta que sale por toriles y de una partida en la que decides irte en el momento y el lugar que tú mismo eliges. Y eso hizo Enrique Ponce en junio de 2021: irse del toreo porque su alma así se lo exigía. Un toreo que ahora quiere despedirse como su trayectoria merece.
Enrique Ponce volverá cuando él quiera, con lo que él quiera y donde él quiera. Tres décadas en lo más alto así lo justifican, porque el de Chiva debe tener el crédito suficiente para decir adiós en esas plazas donde sembró aquello que este año debería recoger si da finalmente el paso. Un toreo querido y respetado por los aficionados, un espada que se ha ganado el reconocimiento a ambos lados del charco, ese es un Enrique Ponce que no debe pedir permiso para ponerse nuevamente el chispeante.
Una temporada donde, de volver, uuno de sus competidores más acorrimos ya no podrá acompañarlo haciendo el paseíllo como tantas veces lo hizo a lo largo de su carrera. El Juli lo verá desde el tendido, recordando aquellas tardes donde ambos rivalizaron sin escatimar esfuerzos en los ruedos más importantes de España, Francia y América. Dos consentidos por la afición mexicana, dos toreros que de reabrirse la Monumental podrían poner punto y final a sus carreras, ya lo dijo Julián: “Ojalá pueda despedirme de México en su plaza Monumental”.
Pero Enrique no viene a quitarle el sitio a nadie, no lo hará a cualquier precio, es decir, sabe que de darse su vuelta será en cosos donde durante su carrera sintiera una conexión especial. Los rumores, muchas veces infundados, pero la mayoría de las veces antesala de la noticia, lo colocan allá por el mes de junio, recién finalizada la Feria de San Isidro, algo que choca frontalmente con varias ferias donde siempre fue cabeza de Cartel: Magdalena de Castellón, Fallas de Valencia y Feria de Abril de Sevilla, tres ferias que bajan el telón antes de dar comienzo el grueso de la temporada en Las Ventas.
Pocos saben aquello que le pasa por la cabeza a un torero que ha seguido estando en contacto con el animal bravo, un espada que no ha descuidado su forma física y que únicamente estaría deshojando la margarita para saber si da finalmente el paso. Su adiós por sorpresa en 2021 pilló con el pie cambiado a todos tras echarse a la espalda el petate de la fiesta en un 2020 donde la caída de festejos fue brutal, por ello, un adiós de esa forma no hace justicia a una carrera tan importante.
Uno se puede ir en silencio como lo hicieron tantos espadas, pero no a mitad de una temporada, y eso Enrique lo sabe. Otros se marcharon a bombo y platillo con una última temporada pisando todas las plazas de relevancia, e incluso alguno que otro, aun sabiendo a comienzos de temporada que sería su última temporada, esperó a la mitad de la misma para hacerlo oficial. Sea como fuere, Enrique Ponce debe decidir qué camino tomar, porque como ya dijimos en las primeras líneas de este texto, Enrique Ponce volverá cuando él quiera, con lo que él quiera y donde él quiera.