EL EXILIO INTERIOR

Toros en Aranjuez


lunes 30 mayo, 2022

La plaza, su enclave, data de finales del siglo XVIII aunque un incendio pocos años después obligó a su reconstrucción. Ayer, en tarde de calor asfixiante,  lucía esplendorosa con sus  (incómodos, pero se asume) tendidos casi a rebosar.

Aranjuez (1)
Coso de Aranjuez.

Del exilio interior a Aranjuez, el viajero llegó a un pueblo que no conocía en busca del toreo en una plaza sin la presión ( en todos los sentidos) de, por ejemplo, Las Ventas. Algo así como un oasis en el marasmo de toros desmesurados y públicos que también.

Se anunciaba una de La Quinta, hierro santacolomeño  que poco a poco y gracias al encomiable trabajo de la familia Martínez Conradi se ha ganado su lugar al sol en las ferias , el aplauso de los aficionados y que las figuras no le hagan ascos a anunciarse con él, verbigracia la terna de este domingo.

La plaza, su enclave, data de finales del siglo XVIII aunque un incendio pocos años después obligó a su reconstrucción. Ayer, en tarde de calor asfixiante,  lucía esplendorosa con sus  (incómodos, pero se asume) tendidos casi a rebosar.

La cosa empezó torcida, con un primer toro demasiado justo de todo ante el que Morante no se dio coba. Y bien que hizo, pese a la incomprensión de muchos.

A partir de ahí todo fue a mejor.

 Talavante (casi) se reencontró consigo mismo ante un toro que embistió con aires mexicanos, al ralentí, y que mereció una vuelta al ruedo póstuma que nadie ( bueno sí, alguno que yo me sé) pidió. 

Luque hizo una demostración más de capacidad, cuajando al sexto, otro gran toro.

Y Morante…ay Morante!

Dicho queda que le abroncaron- sin mayor razón- en el su primero pero lo del cuarto fue una sinfonía de toreo y torería de principio a fin, un final que pudo ser de grave disgusto para todos cuando en su primera entrada a matar el toro lo zarandeó de mala manera, como aquellos peleles que pintara Goya. Maltrecho, dolorido, Morante recogió – como sólo él sabe recoger- una ovación clamorosa, agradecida por lo que habíamos visto.

Y lo que se vio fue un sortilegio de suertes capoteras interpretadas con un ángel y armonía sin igual. Cuando, primorosamente,  puso al toro de largo para un segundo encuentro , que no puyazo, con el picador, hubo quien se lo recriminó, qué cosas.

Morante desatado es mucho Morante y de tal guisa empezó la faena, semigenuflexo, prólogo torerísimo a una obra de orfebrería por el pitón derecho ( por el izquierdo el toro se daba menos) en el que las series se remataban con molinetes y cambios de mano puro sentimiento.

Por eso, pasadas las horas, mientras el tren me devuelve a la ciudad sin toros, escribo sobre la tarde de ayer en Aranjuez . Y me recreo en ello.