Vivimos un momento en la tauromaquia en el que están emergiendo nuevos talentos, toreros jóvenes y no tan jóvenes que parecían orillados debido a una discreta gestión por parte de ciertos empresarios. Toreros con un enorme talento que se veían orillados sin tener la más mínima oportunidad de demostrar su valía. Para ellos únicamente existía la bala de su plaza, pero llegaba un momento que más que una oportunidad, eso se convertía en un caramelo envenenado.
Gracias a la Copa Chenel muchos de ellos han tenido la oportunidad de dar un salto en su carrera y ponerse en el escaparate. Uno de ellos es Fernando Adrián; el madrileño consiguió ser el primer torero en alzarse con la Copa Chenel, lo que le valió la oportunidad de confirmar en la primera plaza del mundo. Aquella tarde no tuvo suerte, pero su nombre quedó guardado de cara a la temporada venidera.
Un 2023 donde tenía una oportunidad con la corrida de Santiago Domecq, uno de los hierros en mejor momento. Su triunfo con el corte de una oreja a cada animal de su lote le abrió las puertas de la Corrida de la Beneficencia un festejo en el que estaría anunciado con dos figuras como Sebastián Castella y Emilio de Justo. Esa tarde descerrajaría nuevamente la Puerta Grande tras cortarle las dos orejas a un gran toro de Juan Pedro Domecq, un animal bravo y enclasado que contribuyó a que el madrileño volviera a tocar el cielo con las manos.
Pero esos golpes dados en la primera plaza del mundo parece que no han surtido el efecto deseado al no verse reflejado en la cartelería de las principales ferias del verano. Llama la atención que únicamente la UTE que forman Simón Casas y Manuel Amador se hayan acordado de un torero que cortó nada más y nada menos que cuatro orejas en la primera plaza del mundo. El único paseíllo que tiene a la vista es el citado del próximo 8 de septiembre en Albacete, plaza donde está anunciado con Sergio Serrano y José Fernando Molina para estoquear la corrida de Fuente Ymbro.
Es difícil de entender que los diferentes empresarios no hayan contado con su figura para los carteles de las distintas ferias, ¿dónde está la meritocracia? ¿Vale de algo cortar cuatro orejas en Madrid? Dos preguntas que se hacen multitud de aficionados tras ver como Fernando Adrián sigue en su casa sin ver un pitón. Aún quedan abonos por anunciarse como Huelva, El Puerto de Santa María, Pontevedra, Almería, Cuenca, Bilbao, Salamanca, Nimes, Logroño… en las que sus empresarios deberían parar máquinas y descolgar el teléfono para darle cabida a un espada que se ha ganado por derecho propio entrar en todas las ferias.
Es verdad que el triunfo de mayor dimensión de este torero se dio el pasado sábado 17 de junio, pero no es menos cierto que su primera puerta grande data del 31 de mayo, fecha en la que aún había multitud de ferias sin cerrarse. La oportunidad tiene que ser con todas las de la ley, darle carteles a la altura del triunfo cosechado y no migajas que obliguen al torero a tragar o a decir que no al ser una propuesta sonrojante. Un torero que sale con cuatro orejas de Madrid, da igual su concepto o el peso de las mismas, debe tener un número de festejos garantizado en carteles importantes, porque de lo contrario estaríamos mandando un mensaje muy negativo hacia esos espadas que buscan con ahínco ese triunfo que les catapulte a las ferias.
Fernando Adrián paga medio golpe de mala suerte y otro medio de injusticia. El primero al estar un número considerable de fechas cerradas y el segundo al ver como el teléfono suena poco o nada cuando debería tener la batería agotada con tanta llamada. Ya vemos normal que un torero triunfe y los carteles donde se le anuncie sean de relleno, pero de seguir así nos acostumbraremos a ver normal como un espada sigue parado pese a triunfar en la primera plaza del mundo. Toca hacer autocrítica y examen de conciencia para corregir esos errores rápidamente, de lo contrario estaremos yendo en contra de los valores que siempre vendió una tauromaquia que se está quedando desnuda por culpa de los intereses de unos y otros.