En 2011 la Tauromaquia pasó del Ministerio del Interior al Ministerio de Cultura, a partir de una resolución justificada así por el Consejo de Ministros : “Entendida la tauromaquia como una disciplina artística y un producto cultural, se consideró que las competencias del Estado en orden a su fomento y protección tienen desde luego su correcta ubicación en el Ministerio de Cultura”.
Doce años después, estamos como estamos y la cosa puede ir a peor tras el nombramiento de Ernest Urtasun como nuevo Ministro de Cultura.
En política es norma no escrita dar un margen de gracia de cien días a quien asume un cargo de responsabilidad para empezar a sacar conclusiones de por donde irán los tiros. En el caso del Ministro Urtasun esos cien días se cumplirán cuando, allá por marzo, la temporada taurina empiece con las primeras ferias (Valdemorillo, Olivenza, Magdalena, Fallas…) y, tal vez, ya sabremos algo de lo que atenernos.
Si nos guiamos por su biografía política y sus opiniones personales, Ernest Urtasun, diplomático de carrera y de reposado discurso, es un antitaurino declarado y cuando , como diputado en el Parlamento Europeo, ha tenido ocasión ha actuado contra la tauromaquia tanto en lo económico como en lo administrativo. De ahí el desasosiego que suscita su nombramiento .
Urtasun, que procede de Iniciativa per Catalunya-Verds, está en Sumar y en Sumar no solo está, como máxima dirigente, Yolanda Díaz (sí, la responsable del Ministerio de Trabajo que negó las ayudas económicas a los profesionales taurinos en lo peor de la pandemia),sino también, entre otros, AnimaNaturalis con Aida Gascón al frente. Es decir y sin necesidad de entrar en más detalle, que en Cultura están, con mando en plaza, los antitaurinos. Si a eso añadimos una Ley de Bienestar Animal susceptible de cambios que afecten directamente a lo taurino…pues eso.
Frente a ello ¿qué hacer?. O ¿qué no hacer?.
Desde la humilde opinión de quien esto firma urge una convocatoria- o como sea el procedimiento- en el que se escuchen voces diversas con todos los estamentos taurinos representados y en la que también deberían involucrarse nombres de la cultura , sean o no aficionados, dispuestos a aportar opiniones y puntos de vista que argumenten y enriquezcan el mensaje que hacer llegar a la sociedad y, con ella, al poder político.
En cuanto a la pregunta opuesta, creo que flaco favor hace a la causa seguir envolviéndose en banderas e insistir en un discurso que se apropia del toreo desde determinados postulados ideológicos.
Cien días – como noventa minutos de partido en el Bernabéu- son muy largos. El momento es ahora.