EL TENDIDO DE LOS SASTRES

Iceta, embustero y bailarín


jueves 7 octubre, 2021

El Gobierno de España vive reo de su propia composición y deudor de los apoyos parlamentarios. Y tanto una como otros lo son de fuerzas políticas (Unidas Podemos, ERC; JuntsxCat, Compromis. Bildu) claramente antitaurinas.

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Paco March

El Gobierno de España tiene la costumbre de desmentirse a sí mismo, en sus palabras y en sus actos, a veces sólo en horas. Acaba de ocurrir con el “Bono Cultural” de 400 euros, para jóvenes de 18 años.

Ayer por la mañana el Presidente Sánchez, desde Eslovenia, anunció  que esa ayuda a la cultura y- viceversa-  a los jóvenes,  se incluirá en los Presupuestos Generales del Estado que se tramitarán la próxima semana en el Congreso de los Diputados. Y detallaba los ámbitos: cine, teatro, libros, música, danza…y videojuegos. De los toros, ni mú.

Ya por la tarde, en la Cadena Ser, el Ministro de Cultura y Deportes Miquel Iceta respondía a una pregunta específica sobre  los toros que “por supuesto, las corridas de toros también están incluidas en ese Bono, porque son Patrimonio Cultural”.  Y, claro, muchos se levantaron en armas, empezando por sus socios de Gobierno y los medios afines (El Pais tuiteó: “podrá gastarse en corridas de toros”, como si fuera para irse de putas).

Por eso, a medianoche, también en la Ser, el propio Iceta, echaba la patita atrás: “El Bono Cultura no cubrirá necesariamente las corridas de toros, la decisión ya se tomará en su día”.

No, señor Ministro, no, la decisión ya está tomada: los jóvenes de 18 años que quieran ir a los toros no dispondrán de esos 400 euros para comprar entradas.

El Gobierno de España vive reo de su propia composición y deudor de los apoyos parlamentarios. Y tanto una como otros lo son de fuerzas políticas (Unidas Podemos, ERC; JuntsxCat, Compromis. Bildu) claramente antitaurinas, a los que se suman muchos de los ministros y diputados socialistas. Incluido el bailarín Iceta, como  bien sabemos los taurinos de Catalunya.

Por supuesto que a nadie sorprende esa “rectificación” del Gobierno, la sorpresa (positiva) hubiera sido lo contrario.

En la crisis de todos los ámbitos provocada por una pandemia aún no superada,  en el de la cultura, el sector taurino, que pertenece a él no (sólo) por Ley sino por su propia historia, raíz y desarrollo, ha sufrido y sigue sufriendo continuos agravios comparativos a los que ahora se suma el del Bono de marras.  Y si la temporada 2021 que ahora acaba ha podido desarrollarse mal que bien ( no hablo del plano artístico, que ahí es deslumbrante) póngase como factor decisivo y/o imprescindible  a las televisiones ( la de pago y algunas autonómicas) y a ciertas iniciativas en colaboración con ellas de la FTL.

Visto que nada a favor y sí mucho en contra se puede esperar del Estado, a los taurinos (profesionales, aficionados, prensa…) les/nos queda un largo invierno de reflexión.

Entre la incertidumbre y la esperanza, la temporada 2022 se antoja decisiva, no ya para la supervivencia sino para ganar el futuro. Por paradójico que parezca, el toreo, en lo artístico, vive una plenitud desbordada, la que provocan toreros, diversos en lo estilístico,  que están en la mente de todos los aficionados. Además (basta con echar una mirada a los tendidos) los jóvenes, esos a los que el Gobierno rechaza en su ayuda, van a las plazas cada vez en mayor cantidad pese al esfuerzo económico que supone.

Esos jóvenes que, antes del último videojuego de una multinacional,  prefieren comprar una entrada en la andanada de sol o- quien puede-  en un tendido para ver, gozar, sentir, la tauromaquia de Morante; las verónicas sin tiempo de Juan Ortega;  la pureza sublime de Urdiales;  el compás de Aguado;  la verdad de E. de Justo:  la plenitud de Luque; la sorpresa de Rufo;  el magisterio de Juli. Manzanares, Perera…; el aroma de Curro Díaz; los arrebatos de Finito; la ambición de Ginés Marín, Garrido, Campos…; la lucha sin tregua de Escribano,  Rafaelillo, Lamelas, Gómez del Pilar, Moral, Sánchez Vara…Y tantos otros, como- se me ocurren-  Rafa Serna o Lama de Góngora;  o los novilleros, que son el futuro pero apenas tienen presente.

Y el toro, claro. Las ganaderías de bravo, en su particular “Gólgota”, son las que dan todo sentido a una Fiesta que sin otra ayuda que la verdad desnuda de su esencia se alza sobre las mezquindades.

También sobre las mentiras, como las del Gobierno y su ministro Iceta, tan embustero y bailarín. ¡Viva Los Pekenikes!