Ayer fue Algemesí, como hace unos días los fue Villaseca de la Sagra, sin duda dos de los ciclos de novilladas de la temporada taurina y por los que pasan- o así se pregona- lo mejor del escalafón. Pues bien, en ambos y, a lo que parece, en otros aún por presentar, una ausencia clama al cielo, por sorprendente, inexplicable e inexplicada: Curro Durán.
El novillero de Utrera toreó el 15 de junio en La Maestranza y cortó una oreja que bien pudieron ser dos si en el segundo de su lote de Fermín Bohórquez el palco hubiera atendido la petición. La “excusa” de un metisaca previo a la estocada la desmintieron las imágenes (él mismo, comentaba, le mostró al día siguiente la fotografía al alguacilillo) de la espada resbalando sobre una banderilla. Pero trofeos al margen (triunfador del ciclo de novilladas del abono de La Maestranza) quedó la sensación, en público, profesionales y medios, de que Curro Durán no solo merece estar en el circuito de novilladas sino dar el paso a matador de toros, en una trayectoria forjada desde la independencia y siempre con su padre, el maestro Curro Durán, al lado.
A primeros de julio, en una entrevista publicada en Cultoro quince días después de su triunfo en La Maestranza, Curro Durán mostraba extrañeza por no haber recibido una sola llamada de los organizadores de las ferias de novilladas que copan en verano taurino en España, entre ellas las antes mencionadas y, en ese momento, aún por cerrar, Villaseca de la Sagra , organizada por su Ayuntamiento y Alegemesí, con el Club Taurino local al frente, aunque alimentaba la esperanza de estar en ellas.
No ha sido así y ahora sigue tocando esperar, algo que a Curro Durán no le viene de nuevo, seguir preparándose en el campo, con su gente de confianza (su padre y Curro Javier…) y seguir alimentando el sueño de una alternativa con la suficiente categoría y que no debería demorarse más. Por justicia taurina.