A la hora de escribir estas líneas supongo al Tribunal Constitucional debatiendo la propuesta de la ponente Encarnación Roca sobre el recurso interpuesto hace ya un lustro por el PP. Un recurso que ha permanecido cinco años durmiendo el sueño de los justos y que ahora, tras las 22.000 cartas entregadas por la Fundación del Toro de Lidia y la salida de escena de Pedro Sánchez en la dirección del PSOE, vuelve a cobrar vida para que lo estimen sin mayor discusión. Porque no la tiene.
Pero conviene saber que el mencionado recurso alude a la falta de competencia de la Generalitat para legislar en materia de toros si no es para regular y organizar su funcionamiento. Luego, previsiblemente, la sentencia aportará algo de literatura que se refiera a las tradiciones, las costumbres y demás paja que suelen servir para la doctrina, mas no para la ejecución. Porque es ahí donde está el verdadero problema del asunto.
A todos se nos hinchará el pecho con la resolución favorable del TC, inflaremos globos, abriremos champán -que el Cava no procede- y nos interrogaremos unos a otros qué toreros estarán en la Feria de La Merced de 2017. Y, para que eso ocurra, la victoria está aún muy lejos.