EDITORIAL

Morenito de Aranda: duele perderlo


martes 7 noviembre, 2023

El torero burgalés, uno de los que más orejas ha cortado en Madrid, ha desaparecido de las plazas más importantes cuando más falta hace

Morenito De Aranda (1)
Morenito de Aranda en una de sus tardes en Madrid © Luis Sánchez Olmedo

Parece que ha desaparecido de la faz de la tierra, y su balance es de 15 festejos este año 2023. Sin embargo, su presencia en las plazas que importan ha sido tan leve que este sistema cortoplacista y orejero ha olvidado que, antes de que llegasen los toreros distintos que hoy se enmarcan en los carteles, Morenito de Aranda ya era uno de los toreros con más orejas cortadas en Madrid. Duele perder a un torero así sin motivo aparente, cuando su última actuación en Madrid, que data de 2022, fue una lección de cómo se lidian dos samueles con tanta cara como defectos.

Es verdad que se han reducido los carteles de San Isidro y es verdad -nadie puede negarlo- que su puerta grande de 2015 puede que sea una de las peor gestionadas de la historia del toreo, pero también lo es que, siendo distinto, es capaz de lidiar, se asusta batante poco y conoce las tripas del toreo porque lleva en esto desde que comía piruletas entre las piernas de los mayores. Y tiene, -además- a su favor, que es uno de los predilectos de los más célebres del 7, lo cual no es fácil. ¿Por qué no aparece, entonces, en los carteles de Madrid? Pues es una gran pregunta.

Lo es porque hoy, que se valora el muletazo corto pero profundo, la espontaneidad en la cara del toro, el oficio para brillar con lo que salga y esa capacidad de pellizcarte y levantarte del asiento con un muletazo en el que ves que se ha puesto la vida, es imprescindible recuperar para las grandes ferias este tipo de toreros. Se le recuerdan faenas al burgalés en las que ha pinchado el triunfo, pero el que tiene la fama es El Cid; se recuerdan las faenas del maestro Juan Mora aquella tarde de Otoño de 2010, pero parece haberse olvidado que aquella tarde el toreo al natural lo hizo Jesús; y está en ese momento en el que es lo suficientemente joven para durar aún, pero lo suficientemente veterano para saber que no se le puede ir. Ahora, si la oportunidad que llega es una de Samuel que hubiera sido carísima para las calles…

Duele no ver anunciado a toreros como el Moreno porque a la solvencia natural le unen la capacidad de sorprender. Por muchas veces que lo hayas visto. ¿Cuándo un aficionado se ha aburrido de ver torear? ¿Cuántos, con menos, han ido más al baile? Tal vez sea hoy, en plena revolución de la clase media, cuando más soldados con nivel se necesiten para librar la batalla del toreo, para defenderlo haciéndolo, para educar al que llega nuevo en los valores que siempre fueron Ley en Madrid. Por eso es inevitable recordarlo el día de su confirmación, con un toro de San Martín; con aquel colorao de Montealto del que conserva las orejas; aquel otro de El Ventorrillo que debió ser su segundo paseo en volandas hasta la calle de Alcalá; o aquel Valdefresno grandón al que cuajó desde su salida, que lo pilló de rodillas delante de los chiqueros.

Hoy, en tiempo de regeneración e incertidumbre por la retirada de un figurón de leyenda como El Juli, el sistema tiene que saber que debe apuntalar sus bases. Y, para eso, no puede permitirse el lujo de perder a estos toreros.