AL NATURAL

El lobo espera a Ligatoros, el nuevo canal de pago para ver toros en televisión


viernes 12 agosto, 2022

Los gestores de los derechos de imagen ya tienen preparados los cuchillos para actuar sobre el desconocimiento de los bienintencionados promotores

Pluma Alguacilillo
Detalle de una pluma de un alguacilillo. © Luis Sánchez Olmedo

Es una buena idea, miren ustedes. Y necesaria, en este momento de la Fiesta, en que las peleas internas para defender la cuota de poder de cada cual están llevando a la tauromaquia a su lenta extinción. La iniciativa de Ligatoros, la nueva plataforma de pago para retransmitir festejos en directo, parece llena de empuje, de entusiasmo, de interés por revolucionar la forma de contar un rito que tiene más de cinco siglos de historia. Son gente joven que se ha movido para desarrollar su afición y obtener por mano propia lo que no son capaces de encontrar en la ajena, y eso es de gente inteligente y poco aborregada. El problema es que desconocen los entresijos que sustentan al mundo del toro porque se mueven por la lógica, y en esto la lógica sólo impera en que si cometes un error en la cara el de los rizos te echa a los lomos. Pero en los despachos el sentido común es el menos común de los sentidos.

Lo cierto es que me da pena, porque también nosotros nos hemos visto en la tesitura de intentar algo parecido. Y también por revolucionar la comunicación en un mundo donde a cualquier revolución le tiran del bocado antes de que se manifieste. Pero, una vez en la tarea, te das cuenta de que no es que no haya talento para poner en marcha buenas ideas; no es que todos los profesionales que están en esto –y los que afloran cada año- sean unos carcas; no es que no exista otra forma de hacer las cosas o que no la conozcamos; es que hay elementos que no ceden ni una brizna de polvo ante los derechos que han ido adquiriendo –porque se les ha permitido- a lo largo de los años.

Imagino que el lobo de los derechos, agazapado en su guarida de la calle Carretas, espera ya a los lechones ilusionados que van a retransmitir en directo –y con un precio muy competitivo- la corrida de toros de Almendralejo. De Victorino, claro. Porque hay que mostrar el toro. Y con una empresa joven y con ganas de hacer cosas, como Tauroemoción, cuyos responsables son, además, gente accesible. La lógica dice que es con la empresa promotora del festejo con quien hay que negociar los derechos de imagen –ojo, perfectamente legítimos- de los actuantes. Pero la verdad es tan otra que mucho me temo que la demanda está ya lista para enviar en cuanto salga al ruedo el primer gris y asome un alamar en plata o azabache.

Por eso es por lo que no se puede bajar el precio de cuantos festejos se retransmiten por televisión –o streaming, que viene a ser igual-. Porque a los costes de producción que el promotor arriesga sin saber cuántos clics de pago va a generar hay que sumar el fijo más variables que, en el mejor de los casos, hay que arrimar a la causa digna de los de plata. Y lo es, ojo. Dignísima. Que son imprescindibles en la labor delante del toro. Pero deben cobrar de una forma justa, no aprovechar su organización sindical para asegurarse ‘lo suyo’ aunque al matador o novillero con el que vayan no les quede ni para tomar un café de vuelta a su casa, después de haberles pagado el hotel, las comidas, las cenas y el sueldo. Eso no es digno, oigan.

Mucho más sabiendo que a los emolumentos de los matadores se les pegan muchos bocados procedentes del cemento que pueble los tendidos –porque son ellos los que atraen o no a la gente-, y es a ellos a quienes quieren ver los aficionados que pagan. A la cuadrilla la elige el matador, y al que está en su casa viendo la tele le da igual quien lidie, pique o banderillee siempre que lo haga bien. Y es por eso por lo que cobran el sueldo. Ellos no exponen su imagen por televisarse demasiado, ni ven cómo se les resta parné en las liquidaciones porque no acudió la gente a su reclamo. Ellos no arriesgan más que la vida –que ya es arriesgar- como lo hace cualquier torero, y por eso merecen veneración y todas las condiciones laborales que su sindicato ha conseguido a lo largo de los años. Pero los derechos de imagen están tan cogidos por los pelos en su caso que no pueden ser los palos en las ruedas de las iniciativas para enseñar la tauromaquia.

Por eso espero que tengan suerte los jóvenes de Ligatoros, que aún tienen un par de días para asegurarse de que lo tienen todo atado. Y bien atado. Que no tengan que comprender el mismo lunes que no existe más recorrido porque el sistema les jugó al trile. Espero equivocarme en la apreciación, por el bien de todos.

Por lo demás, mis tres euros están asegurados. Aunque sólo sea para ver cómo lo hacen entre toro y toro, sentado en el tendido de Madrid.

Suerte.