JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Bilbao
ha tocado fondo. No se da cuenta la Junta Administrativa de que puede plantear
la mejor Feria del momento –que en el papel lo puede haber sido-, pero tiene
que meter gente para que se dignifique el serial. Porque Bilbao no puede morir siendo
insignia cualitativa con deficiencia cuantitativa.
Facilidades
económicas al menor de 26 sin promoción de éstas no caminan a ningún sitio. Y
no sólo hacen cantera los abonos de 85 euros hasta los 25, sino los precios
asequibles al adulto de mediana edad que está parado, que es el aficionado
cuajado que volverá en las próximas tres décadas si se le cuida.
¿Y los
honorarios de los toreros? ¡También tiene la culpa el que amenaza con no ir si
le bajan de 100.000 por tarde! Dignidad para los honorarios de los matadores,
siempre, pero dignidad y respeto en el precio de las entradas, más todavía.
Genial que un torero cobre lo que se ha ganado en el ruedo, pero como la
filosofía de «Gallito” no regrese un siglo después de extender su teoría de las
Monumentales, Bilbao morirá antes de cumplirse el centenario del maestro de
Gelves. Y nos lamentaremos. Y celebraremos con razón el aniversario de su
extinto testimonio. Y lloraremos por una plaza que sigue siendo bandera del
Norte y a la que los bilbaínos tienen derecho a ir por 10 euros al Sol.
La
Junta Administrativa ha fracasado y deberá dar explicaciones. El aficionado,
que paga, que exige y que también tiene derecho a ir a los toros a un precio
digno está dejando de ir a los toros a Bilbao. No hay promoción. Hay entradas
caras. Se lo estamos dejando a diana a los que nos quieren liquidar…
