Decir que Andrés Roca Rey es el torero más taquillero del momento no es faltar en absoluto a la verdad; es más, es algo que se puede demostrar en cada cartel en el que se anuncia el peruano. Pero esto no fue siempre así: años atrás el torero nacido en Lima no tenía este tirón taquillero. Entonces, ¿a qué se debe este cambio de tendencia? Es algo que se mantendrá en el tiempo o, por el contrario, empezará a menguar con el paso de los años
Uno de los motivos ha sido la conexión que ha tenido con el público joven, un sector de la afición que se ha visto plenamente identificado con el torero. Su manejo de las redes sociales le hizo encontrar el apego de esa nueva generación que lo ha visto como un icono social. Pero el peruano no tiene únicamente tirón entre los más jóvenes, sino que también ha conseguido atrapar a esa franja de edad superior, llegando incluso a esa horquilla de aficionados más entendidos.
Ser también un espada no nacido en nuestra piel de toro crea un apego mayor; ser la bandera de un país hermano como Perú hizo que España lo viera con unos ojos diferentes. Pero esto únicamente se sustenta si el torero es capaz de triunfar en el ruedo, de ahí que todo lo anterior tenga una relación directa con lo que este espada hace cada tarde en una plaza. Un torero que tiene grandes condiciones para funcionar en el mundo del toreo, esas que le vio José Antonio Campuzano cuando no levantaba un palmo del suelo.
El boom Roca Rey es algo incontrolable, la gran masa se ha dejado llevar por ese run run de un torero que es ya conocido en todos los estamentos de la sociedad, pese a no tener -en un principio- el foco de los grandes medios generalistas, una pared que logró derribar no sin esfuerzo. Andrés es un torero pausado, de pocas palabras, un punto tímido y al que le ruboriza ser el centro de todas las miradas, transformándose radicalmente cuando trenza el paseíllo, ahí su mirada se vuelve felina y su colmillo se afila para no dejarse ganar la pelea por nadie.
Tanto los aficionados como los empresarios son conscientes que anunciarlo garantiza en muchos casos el lleno, y si no es así, tener la mejor entrada de la feria. Por eso en las negociaciones Roberto Domínguez tiene la sartén por el mango, exigiendo unos emolumentos acordes a la cantidad de gente que es capaz de llevar a la plaza. Por todo ello, también hay un número importante de compañeros que quieren trenzar el paseíllo a su lado, al ser estas las tardes de mayor tirón taquillero, algo que por otro lado siempre ha ocurrido con aquellos que arrastraban a la masa.
Muchos empresarios están optando por acartelar a Roca Rey con toreros de menor caché y así poder dar viabilidad al espectáculo
Así, muchos empresarios están optando por acartelar a Roca Rey con toreros de menor caché y así poder dar una mayor viabilidad al espectáculo, quedando carteles más rematados para ferias más largas donde el abono puede sufragar los carteles de mayor coste. El poner un torero veterano por delante, el contratar a un espada en buen momento que no tenga unos emolumentos muy elevados, o el anunciar a un joven emergente o que tome la alternativa son varias opciones que se están planteando los distintos empresarios.
Evidentemente, el encontronazo debe seguir existiendo, el ver a Andrés anunciado en las ferias de primer orden con espadas de la talla de Morante de la Puebla, El Juli, Manzanares o Talavante se antoja necesario, pero también debe abrirse el abanico -algo que ya hace- a otros espadas como Urdiales, Escribano, Luque, De Justo, Ortega, Ginés Marín, Aguado o Rufo entre otros, esos que le dan boato con su presencia a la cartelería. Por eso, la opción tomada por Carmelo García en Algeciras fue muy acertada al poner por delante a un torero como Vega y cerrar el mismo con Aguado.
Pero también debe dar el sí a la entrada otros espadas con menor caché, pero con argumentos sobrados para verse anunciados en ellos. Espadas que vienen empujando y que es necesario que Andrés arrope ahora que tiene la suficiente fuerza para hacerlo. Espadas como incipientes como Fernando Adrián, David Galván, Juan Leal, Román, Borja Jiménez, Leo Valadez, Ángel Téllez, Francisco de Manuel, Manuel Diosleguarde, Isaac Fonseca… buscando darle un sentido a dichos carteles apostando por muchos de ellos en plazas fuertes y en zonas donde puedan tener buen ambiente
Pero también hay otras plazas donde ese lleno hasta la bandera queda lejos de llegar a producirse pese a registrar las mejores entradas de los últimos años. Le pasó a Córdoba, también a Granada y ahora a Badajoz o Algeciras, una de las plazas más complicadas del panorama taurino. Y decimos complicada no por sus aficionados, todo lo contrario, sino por ser un coso de amplio aforo que siempre ha tenido ese handicap para llenarlo hasta la bandera.
Andrés atrae en masa a un gran número de público y aficionados, pero no hace milagros. Algeciras, plaza que afora un número importante de espectadores, cubrió en más de media plaza sus escaños el pasado jueves, unas cifras que se movieron en torno a las 6000-6500 personas, un número nada desdeñable si contamos que se trataba de un jueves laborable y que estamos en una de las zonas con mayor paro de Europa.
La baja de Manzanares hizo que Carmelo García optara por la contratación del sevillano Pablo Aguado para cerrar un cartel que abría el malagueño Salvador Vega, un torero muy querido en esta tierra. Pese a ser el sevillano uno de los espadas que mayor número de aficionados arrastra, no tiene la capacidad de atracción que provoca Andrés entre esa gran masa, de ahí que el centro de atracción para muchos fuera el limeño. Un torero que no defraudó, el cual volvió a descerrajar una nueva puerta grande en su ya exitosa temporada.